Lo que parecía un caso perdido terminó con un reencuentro inesperado y profundamente emotivo. Un bulldog inglés llamado Rome, que desapareció a principios de 2021 en el estado de California, fue hallado en febrero de este año en una ciudad de Texas, a más de 1.600 kilómetros de su hogar original, según informó la organización de rescate animal Austin Pets Alive (APA).
Rome era apenas un cachorro cuando salió por su cuenta del patio trasero de su casa en enero de 2021. Desde el momento de su desaparición, su familia inició una intensa búsqueda que incluyó la colocación de carteles en las calles, el contacto puerta a puerta con vecinos y la presentación de informes ante la policía local. Sin embargo, pasaron los años sin ninguna pista ni información concreta sobre su paradero.
La sorpresa llegó en febrero de 2025, cuando el perro fue hallado en condiciones poco claras, atado a la reja de la sede de Austin Pets Alive en el vecindario de Tarrytown, en la ciudad de Austin, Texas. Junto a él, también fue encontrado un perro chihuahua de menor tamaño. Ninguno portaba placas de identificación visibles. La historia de Rome tomó un giro decisivo cuando los voluntarios del refugio descubrieron que tenía doble microchip, lo que permitió rastrear a sus propietarios originales y contactarlos después de más de cuatro años de incertidumbre.

El microchip fue clave para identificar al perro perdido
Según explicó Austin Pets Alive a través de un comunicado, la clave para resolver el misterio de la identidad de Rome estuvo en la tecnología de identificación animal. El bulldog estaba registrado con dos microchips diferentes, algo poco común, lo cual facilitó su rastreo incluso después de tanto tiempo. El personal de la organización accedió a los datos contenidos en los microchips y pudo ubicar a la familia del perro en California.
El hallazgo fue descrito por APA como un momento de “sorpresa total y alegría incontenible” por parte de los dueños de Rome. De inmediato, la familia organizó el viaje para trasladarse desde California hasta Texas, cubriendo más de 1.600 kilómetros por carretera para recuperar a su mascota.
“Estamos hechos un mar de emociones”, expresó la familia en una declaración recogida por Austin Pets Alive. “Estamos tan emocionados de verlo. Las palabras no pueden describir lo que sentimos cuando se perdió, así que tener ese vacío lleno hoy es absolutamente increíble.”

Una búsqueda incansable que no dio frutos hasta cuatro años después
La familia de Rome no dejó de buscar al perro durante los primeros años después de su desaparición. Según relataron al personal de APA, imprimieron y distribuyeron carteles en su vecindario, preguntaron directamente a vecinos y transeúntes y llegaron incluso a presentar reportes policiales, sin obtener ninguna pista concreta. A pesar de sus esfuerzos, nunca recibieron información verificada sobre el paradero del cachorro.
El tiempo y la distancia hicieron pensar a los dueños que probablemente no volverían a ver a su mascota. Sin embargo, la persistencia del registro de microchip y la atención del refugio permitieron una resolución positiva del caso más de cuatro años después de la desaparición.

Recomendaciones sobre identificación animal y su eficacia comprobada
La historia de Rome resalta la importancia del uso de microchips en animales domésticos como herramienta para su recuperación en caso de extravío. Human Animal Support Services, una organización que promueve sistemas de apoyo humano-animal, sostiene que los animales con microchip tienen tres veces más probabilidades de regresar a sus hogares si se pierden.
En este caso, la implantación del microchip y la decisión de mantener los datos de contacto actualizados fueron determinantes para la identificación del perro. La doble microidentificación, aunque inusual, reforzó la posibilidad de localizar a sus dueños sin ambigüedades. El refugio APA recordó en su comunicado que muchos animales que llegan a sus instalaciones no cuentan con ningún tipo de identificación, lo que dificulta en extremo la posibilidad de reunirlos con sus familias.

Un viaje emocional de regreso a casa
Luego del contacto con APA, los dueños de Rome emprendieron un viaje de más de 1.600 kilómetros desde California hasta Austin para reunirse con su mascota. La familia explicó que la pérdida de Rome dejó un vacío profundo y prolongado, y que su regreso fue una experiencia de enorme impacto emocional.
El reencuentro marcó el final de una historia que parecía no tener resolución. Rome, que fue hallado por desconocidos y dejado en un refugio sin información visible, volvió a los brazos de su familia más de cuatro años después, gracias a una coincidencia tecnológica y a la labor de una organización comprometida con el bienestar animal.
El caso ha sido ampliamente compartido por Austin Pets Alive, que considera que el testimonio puede servir para crear conciencia sobre la importancia de la identificación de mascotas y el trabajo conjunto entre comunidades, refugios y propietarios.
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