
Harvey Weinstein enfrentó de nuevo a una de sus acusadoras más emblemáticas esta semana en Nueva York, al reanudarse el juicio por agresión sexual anulado en 2020. La testigo Miriam Haley, exasistente de producción de televisión, volvió al estrado el martes y miércoles para relatar cómo el productor presuntamente la forzó a practicarle sexo oral en julio de 2006. El proceso judicial reiniciado busca restablecer la validez penal de acusaciones que marcaron el auge del movimiento #MeToo, según reportó Associated Press (AP).
La audiencia se realiza tras la decisión del Tribunal de Apelaciones del estado de Nueva York, que anuló la condena original de Harvey Weinstein, entonces de 73 años, por considerar que el juicio de 2020 fue afectado por fallos judiciales “atroces” y testimonios perjudiciales que no debieron admitirse. Weinstein se ha declarado inocente y niega haber agredido sexualmente a nadie. Haley es la primera de las mujeres en testificar en esta nueva etapa del caso, y lo hizo a pesar de haber expresado su renuencia a repetir la experiencia, afirmando: “Definitivamente no quiero pasar por eso otra vez”.
Durante su declaración inicial, Haley describió cómo conoció a Weinstein mientras trabajaba como asistente de otro productor y cómo más adelante obtuvo un empleo temporal en el programa “Project Runway” en junio de 2006, gracias a contactos con la compañía de Weinstein. A lo largo de sus interacciones previas a la presunta agresión, Haley señaló que algunas fueron profesionales y corteses, mientras que otras incluyeron conductas inapropiadas del productor, como comentarios sobre su cuerpo y pedidos insistentes para que lo acompañara a eventos en París.
El nuevo juicio

Este nuevo proceso judicial comenzó el martes con la selección del jurado y las primeras declaraciones. El caso se apoya no solo en el testimonio de Miriam Haley, también conocida como Mimi Haleyi, sino también en las acusaciones de Jessica Mann, una exaspirante a actriz que alega haber sido violada por Weinstein en 2013, y por primera vez en el testimonio de la exmodelo Kaja Sokola, quien sostiene que el productor la forzó sexo oral en 2006. Esta última denuncia no fue considerada en el juicio de 2020.
Haley relató que viajó a Cannes en 2006 con la intención de encontrar trabajo, y que en uno de sus encuentros con Weinstein, este le comentó sobre sus piernas, le pidió un masaje y luego la presionó para que ella le diera uno. La fiscal Nicole Blumberg le preguntó directamente si tenía algún interés sexual o romántico en el productor, a lo que Haley respondió: “No, y yo estaba ahí para tratar de conseguir trabajo”. Más adelante, recordó haber abandonado ese encuentro llorando y sintiéndose humillada.
La insistencia de Weinstein

Tras el breve empleo en “Project Runway”, Haley volvió a encontrarse con Weinstein en el lobby de un hotel en Manhattan. En esa reunión, que calificó como profesional y respetuosa, él le habló de nuevas oportunidades laborales. Luego se sucedieron otros encuentros igualmente formales, hasta que Weinstein comenzó a insistir para que lo acompañara a desfiles de moda en París. Haley dijo que evitó aceptar sin confrontarlo directamente, pero llegó a decirle: “He oído cosas sobre tu reputación con las mujeres”, aunque reconoció ante el jurado que no sabía mucho sobre él en ese momento y que solo intentaba esquivar la invitación.
La situación escaló cuando Weinstein se presentó en su apartamento sin invitación. Haley recordó que él entró sin permiso y trató de convencerla de viajar con él. Finalmente, se fue, pero la experiencia la dejó inquieta. Según su relato, no hubo ningún tipo de insinuación por su parte en ninguna de esas reuniones. “Absolutamente no”, respondió cuando se le preguntó si había coqueteado o insinuado algo sexual.
Posturas enfrentadas

La defensa de Weinstein argumenta que todas las interacciones fueron consensuadas, y que las mujeres buscaban favores profesionales. Por el momento, los abogados del productor no han interrogado a Haley, aunque se espera que lo hagan con el objetivo de poner en duda la consistencia de su testimonio, tal como lo intentaron en el juicio anterior. En ese entonces, la defensa fue particularmente activa al intentar restringir el tipo de preguntas que los fiscales podían realizar, sin mucho éxito.
El testimonio de Haley, hasta ahora, sigue la misma línea que en el juicio de 2020. Aunque no ha llegado todavía al punto de describir en detalle la presunta agresión sexual de julio de 2006, el relato ha sido consistente, y ha ido construyendo un contexto que los fiscales consideran esencial para acreditar los cargos. La fiscalía busca establecer un patrón de comportamiento por parte de Weinstein que contradiga la narrativa consensual de la defensa.
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