Cachorros abandonados, una noche helada y el rescate que unió a tres policías con sus nuevas mascotas

Lo que comenzó como una intervención de emergencia en pleno invierno terminó convirtiéndose en una historia de vínculo, cuidado y hogar definitivo para quienes participaron en el operativo

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Los policías mantuvieron el contacto
Los policías mantuvieron el contacto con los animales rescatados hasta que pudieron adoptarlos. (Crédito: Associated Humane Societies de Newark)

Lo que comenzó como una llamada de emergencia por crueldad animal se transformó en una historia de vínculos inesperados y adopciones definitivas. En diciembre de 2024, tres oficiales del Departamento de Policía de Clark encontraron una camada de cachorros abandonados en un cubo de plástico, durante una noche con temperaturas gélidas. Meses después, cada uno de esos agentes adoptó a uno de los animales a los que ayudaron a salvar, según un comunicado de prensa emitido por la Best Friends Animal Society (BFAS).

La llamada fue realizada por un ciudadano que encontró a los cachorros en el interior de un cubo de cinco galones, aparentemente desechados sin ningún tipo de protección. Al llegar al lugar, los agentes hallaron a ocho perros de apenas unas semanas de vida. Los animales se encontraban apretujados unos contra otros para mantenerse calientes en medio de las bajas temperaturas invernales.

De inmediato, los agentes trasladaron a los cachorros al centro veterinario de emergencia operado por la Associated Humane Societies de Newark (AHS-Newark), donde fueron atendidos por un equipo médico que confirmó el delicado estado de salud de los animales. De acuerdo con BFAS, los cachorros estaban “fríos, hambrientos, severamente deshidratados y plagados de pulgas”.

Del abandono al rescate: el proceso de recuperación médica y emocional de los cachorros

La prioridad inmediata fue estabilizar a los animales, que llegaron con signos avanzados de hipotermia y sin acceso previo a alimento o agua. Los veterinarios iniciaron un protocolo de emergencia que incluyó hidratación intravenosa, control de parásitos y alimentación asistida. Los ocho cachorros fueron posteriormente asignados a hogares de acogida que pudieran encargarse de sus necesidades las 24 horas del día.

Durante esta etapa, los cuidadores implementaron rutinas de alimentación cada pocas horas, control veterinario constante y seguimiento especializado hasta que los animales alcanzaron un peso adecuado y pudieron comer por sí solos. AHS-Newark se encargó de centralizar los esfuerzos logísticos y médicos.

Al mismo tiempo, el centro inició una campaña pública para intentar localizar al posible dueño o responsable del abandono. Publicaron la historia en redes sociales, ofrecieron entrevistas a medios locales y recaudaron fondos para cubrir los gastos veterinarios de los animales. La respuesta de la comunidad permitió reunir 40.000 dólares, una cifra que fue clave para mantener los tratamientos y asegurar una recuperación completa.

Los animales fueron hallados en
Los animales fueron hallados en condiciones críticas y recibieron atención médica inmediata. (Crédito: Associated Humane Societies de Newark)

Investigación sin resultados y seguimiento emocional de los rescatistas

La directora de operaciones de AHS-Newark, Danielle Mania, explicó que, a pesar de haber recibido algunas pistas tras la difusión del caso, ninguna logró llevar a los responsables. “Recibimos algunas pistas, pero ninguna tuvo éxito”, señaló Mania en el comunicado distribuido por BFAS.

Mientras tanto, los tres agentes que participaron en el operativo de rescate no perdieron el contacto con la historia. Desde el día en que entregaron a los cachorros al centro veterinario, los oficiales continuaron preguntando por su evolución. Algunos incluso realizaron visitas a los hogares temporales. La conexión que se había establecido entre los animales y los rescatistas durante aquella noche de invierno permaneció activa durante toda la recuperación.

Cuando tres de los perros estuvieron finalmente disponibles para adopción, los oficiales no dudaron en tomar la decisión de llevarlos a casa. Los cachorros fueron rebautizados como Ozzy, Capri y Zeus, y desde entonces viven con sus nuevos dueños, quienes se mantienen en contacto para organizar encuentros entre ellos.

Una red de cuidado entre agentes y organizaciones de bienestar animal

Según relató BFAS, la experiencia derivó en un canal informal de comunicación entre los adoptantes. “La policía de Clark tiene un grupo adorable para mantenerse en contacto con todos los adoptantes, y organizan citas de juego con frecuencia”, afirmó Mania en el comunicado. Este intercambio frecuente permitió crear una red de cuidado y seguimiento entre los nuevos dueños, algo poco habitual en casos de adopción individual.

La organización subrayó que esta situación representa un ejemplo de cooperación entre diferentes actores: ciudadanos, agentes de policía, veterinarios y asociaciones protectoras. Desde la primera llamada hasta la adopción definitiva, todos los eslabones contribuyeron a garantizar la seguridad y el bienestar de los cachorros.

BFAS definió el caso como un “momento de círculo completo”, aludiendo a cómo los propios rescatistas terminaron convirtiéndose en los nuevos cuidadores de los animales. En su comunicado, la organización también destacó la importancia de que las mascotas estén identificadas con microchip. Este procedimiento, según explicaron, permite una reunificación más rápida y efectiva en caso de pérdida o abandono.

La recuperación fue posible gracias
La recuperación fue posible gracias a una red de cuidados y hogares de acogida temporales. (Crédito: Associated Humane Societies de Newark)

Recordatorio sobre la identificación animal y la responsabilidad civil

La historia también plantea una reflexión sobre la necesidad de prevenir el abandono animal y de contar con mecanismos efectivos de identificación. Tanto BFAS como AHS-Newark insistieron en la responsabilidad legal y ética de los dueños de mascotas, y recomendaron el uso obligatorio del microchip como herramienta básica de control.

Hasta la fecha, los responsables del abandono no han sido identificados. Las autoridades no han cerrado la investigación, aunque admiten que las posibilidades de avanzar en el caso se reducen con el paso del tiempo.

Mientras tanto, Ozzy, Capri y Zeus continúan creciendo bajo el cuidado de los oficiales que los encontraron. La historia, marcada por una noche de invierno, se transformó en un vínculo duradero entre rescatadores y rescatados, con un desenlace que la propia BFAS definió como “una muestra de cómo salvar vidas también puede transformar otras”.