El preocupante historial de accidentes de la empresa dueña del helicóptero que se estrelló en Nueva York

La empresa implicada en el reciente siniestro en el Río Hudson acumula antecedentes graves que exponen fallas en mantenimiento y decisiones que comprometen la seguridad de sus vuelos turísticos

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Historial de accidentes incluye aterrizajes
Historial de accidentes incluye aterrizajes forzosos en 2013 y 2015 por fallos mecánicos graves.(REUTERS/Eduardo Munoz)

Un vuelo turístico operado por la empresa New York Helicopter Charter terminó en tragedia el jueves 10 de abril, cuando el helicóptero Bell 206 en el que viajaban seis personas se precipitó sobre el río Hudson, provocando la muerte de todos los ocupantes. La nave había despegado desde el Wall Street Skyport y volaba en dirección norte sobre Manhattan cuando ocurrió el siniestro, cuya causa aún se encuentra bajo investigación oficial, según reportó The New York Times.

A bordo viajaba una familia de nacionalidad española compuesta por Agustín Escobar —ejecutivo de Siemens a cargo del área de infraestructura ferroviaria—, su esposa y sus tres hijos. También murió el piloto, cuya identidad no se había difundido públicamente hasta ahora. El directivo era una figura de relevancia en el sector tecnológico y su fallecimiento, junto con el de toda su familia, generó consternación entre allegados y colegas.

De acuerdo con Newsweek, el helicóptero había sido alquilado por New York Helicopter Charter a Meridian Helicopters, una firma con base en Luisiana que también era propietaria del modelo siniestrado. La conexión entre ambas compañías no es nueva.

Historial previo de accidentes de New York Helicopter Charter

La empresa New York Helicopter Charter, con más de tres décadas de actividad en vuelos turísticos sobre la ciudad de Nueva York, arrastra un historial de incidentes aéreos que había generado alertas previas. Según reconstruyó The New York Times, en junio de 2013 un helicóptero Bell 206 de la firma debió realizar un aterrizaje de emergencia sobre el río Hudson después de perder potencia mientras transportaba a una familia de turistas suecos. La aeronave había despegado de un helipuerto cercano a Wall Street un domingo por la mañana.

En ese episodio, el piloto logró mantener el aparato en posición vertical sobre el agua gracias a la activación de los flotadores inflables, lo que evitó consecuencias fatales. Los cuatro pasajeros fueron trasladados al hospital, pero ninguno presentó heridas de gravedad. A pesar de la resolución controlada del incidente, el evento puso en evidencia debilidades técnicas en la operación de la empresa.

Dos años después, en 2015, se registró otro accidente de características más graves. Según detalló Newsweek, un helicóptero del mismo modelo —también Bell 206 y también operado por New York Helicopter Charter— comenzó a girar fuera de control poco después de despegar desde una zona del norte de Nueva Jersey. El piloto logró realizar un “aterrizaje duro” cuando la nave se encontraba a unos seis metros de altura. La investigación reveló que esta nave había estado implicada en un aterrizaje violento anterior en 2010.

Ambos accidentes, a pesar de no haber dejado víctimas fatales, pusieron en cuestión los controles de mantenimiento y el historial de servicio de las aeronaves utilizadas por la compañía. Las dos unidades involucradas compartían características técnicas y pertenencias legales: eran propiedad de Meridian Helicopters, la misma firma que figuraba como dueña del vehículo que cayó al Hudson en 2025, según los registros citados por The New York Times.

Una familia española entre las
Una familia española entre las víctimas del accidente en Nueva York, junto con el piloto fallecido. (REUTERS/Eduardo Muñoz)

Origen de fallas mecánicas y reutilización de componentes defectuosos

La investigación sobre el accidente ocurrido en 2015 reveló irregularidades graves en la condición mecánica del helicóptero, lo que apuntó directamente a deficiencias en los procesos de mantenimiento y control de componentes. De acuerdo con la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (NTSB), el helicóptero Bell 206 operado por New York Helicopter Charter presentaba un “eje de transmisión no apto para volar”.

La NTSB determinó que dicho eje había sido pintado por un propietario anterior, lo cual impedía identificar visualmente si se trataba del mismo componente que había sufrido el impacto anterior. Esta alteración dificultó la trazabilidad del historial de la pieza, elemento clave para garantizar la seguridad estructural de una aeronave.

El informe oficial concluyó que la causa probable del accidente fue la “ocultación deliberada y la reutilización” del componente defectuoso por parte de “personal no identificado”. Esta afirmación de la agencia federal estadounidense sugiere una conducta intencional para encubrir el estado real de la pieza, lo que representaría no solo un incumplimiento técnico, sino también una potencial responsabilidad penal o civil.

Investigaciones apuntan a reutilización de
Investigaciones apuntan a reutilización de piezas defectuosas en helicópteros turísticos. (REUTERS/Eduardo Munoz)

Demandas legales por mantenimiento defectuoso

Como resultado del incidente ocurrido en 2013, cuando un helicóptero de New York Helicopter Charter debió descender de emergencia sobre el Hudson, la empresa presentó una demanda contra su proveedor de mantenimiento, señalando responsabilidad directa en las fallas técnicas detectadas. En 2016, la compañía inició acciones judiciales contra Aircraft Maintenance Specialists, firma a la que había contratado para revisar y reparar la aeronave antes del accidente, según documentó The New York Times.

La demanda, radicada en la Corte Suprema del Estado de Nueva York, acusaba a la empresa de mantenimiento de negligencia en sus tareas técnicas y de no haber identificado ni corregido los problemas mecánicos que derivaron en el fallo de motor durante el vuelo turístico. En la presentación judicial, New York Helicopter Charter argumentó que esas omisiones habían comprometido la seguridad operativa del vehículo, obligando al piloto a ejecutar una maniobra de emergencia sobre el agua.

A pesar de la gravedad del planteo, el caso fue cerrado en 2018, aunque el resultado del litigio no fue especificado en los registros consultados por el diario neoyorquino. No se conocen sanciones o compensaciones derivadas de esa causa, ni tampoco si hubo admisión de responsabilidad por parte de Aircraft Maintenance Specialists.

Este antecedente legal refleja la tensión existente entre operadores aéreos y sus contratistas técnicos, y evidencia la complejidad jurídica que puede derivarse de incidentes en los que la trazabilidad de las reparaciones y la integridad de los componentes resulta cuestionable.

Declaraciones públicas y repercusiones institucionales

Las reacciones ante el accidente del helicóptero en el Hudson no se limitaron al ámbito técnico o judicial. Altos funcionarios y figuras públicas emitieron mensajes que reflejan tanto la gravedad del hecho como la necesidad de esclarecer lo ocurrido.

El alcalde de Nueva York, Eric Adams, confirmó oficialmente las seis muertes —tres adultos y tres menores— y destacó la rápida intervención de los equipos de emergencia. “Los buzos del Departamento de Bomberos y de la unidad marina del Departamento de Policía de Nueva York actuaron de inmediato, al igual que el personal médico en el lugar”, escribió en su cuenta de X.

Desde el plano nacional, el presidente Donald Trump también se pronunció sobre el hecho a través de su plataforma Truth Social. Allí calificó el evento como un “terrible accidente de helicóptero en el Hudson River” y expresó que “parece que seis personas, el piloto, dos adultos y tres niños, ya no están con nosotros”. Añadió que “las imágenes del accidente son horrendas” y pidió bendiciones para las familias afectadas. También aseguró que el secretario de Transporte, Sean Duffy, estaba involucrado en los esfuerzos para esclarecer las causas, con un anuncio oficial pendiente.

Por su parte, Michael Roth, director ejecutivo de New York Helicopter Charter, reconoció que la aeronave había sido alquilada a Meridian Helicopters y que no contaba con información sobre lo ocurrido en el vuelo. “No tengo absolutamente ninguna información”, declaró al New York Times en una comunicación telefónica.