
Marcellus Williams, de Missouri, lleva años tras las rejas acusado de un crimen que él asegura que no cometió. El hombre fue condenado a la pena de muerte, que está programada para concluir con su ejecución el 24 de septiembre de 2024, algo que su defensa intenta evitar a toda costa, en una lucha contrarreloj.
En las últimas horas, su equipo legal presentó un testimonio ante el juez del Circuito del Condado de St. Louis, argumentando que la condena del caso de 1998 debe ser revocada, reiterando la inocencia de su cliente. Sin embargo, el Tribunal Supremo local bloqueó un acuerdo que el magistrado Bruce Hinton había aprobado poco antes, en el que concedía a Williams la oportunidad de declararse inocente y señalaba que las pruebas eran insuficientes para dictar la pena capital, en base a las falencias de las evidencias en su contra.
De haber sido así, habría sido condenado a cadena perpetua sin libertad condicional. Ahora, sin embargo, la fecha de su ejecución quedó ratificada, a la espera de un pronunciamiento de Hinton sobre la declaración de inocencia del acusado.
La defensa apeló argumentando que un tribunal de circuito carece de la autoridad para anular una sentencia de muerte. “Marcellus Williams es un hombre inocente y nada en el acuerdo de hoy cambia ese hecho”, dijo su abogada, Tricia Bushnell.
Williams está acusado de haber asesinado a Felicia Gayle, una mujer de 42 años, vecina de University City, un suburbio del condado, el 11 de agosto de 1998. La autopsia reveló que había recibido 43 puñaladas provenientes de un cuchillo de cocina.
En la escena del crimen, los investigadores encontraron pelos, pisadas y huellas dactilares que no pertenecían ni a ella ni a su marido, y constataron la ausencia de una computadora portátil y el bolso de Gayle, con varios de sus objetos personales.

Sin embargo, el caso enfrento algunas dificultades y, ante la ausencia de mayores indicios, la familia de la difunta ofreció una recompensa por USD 10.000 a cambio de datos. Poco después, en junio de 1999, una primera persona aseguró tener información y se presentó ante las autoridades para brindar su testimonio.
Se trató de Henry Cole, quien dijo haber compartido tiempo con Williams en la cárcel en la que había estado recluido el año anterior, y aseguró que el reo le había confesado el crimen y proporcionado detalles del mismo.
Sus palabras fueron claves en el caso, a pesar de que la defensa de Williams alegó que podría haberse visto interesado por la recompensa, que padecía de enfermedades mentales y que su declaración fue inconsistente, contradiciéndose con las pruebas, en ocasiones.
Las autoridades intentaron corroborar su versión recurriendo a la ex novia de Williams, Laura Asaro, quien Cole aseguró que Williams vio aquel 11 de agosto. Inicialmente, Asaro dijo no tener información sobre el crimen pero, tras varios encuentros con la policía en los que la podrían haber convencido de hablar, acabó cooperando y reconoció haber visto a su ex pareja el día del asesinato.

Según sostuvo, Williams tenía sangre en su camisa, arañazos en el cuello y una computadora en su auto, y le confesó el crimen. Sin embargo, nuevamente la defensa argumentó que su versión presentó incoherencias y distó de lo dicho por Cole y de lo recopilado en las pruebas.
Un día más tarde, los investigadores trabajaron sobre el vehículo del acusado, en el que habrían encontrado una regla del medio St. Louis Post-Dispatch, donde Gayle trabajaba, aunque esta no figuró entre sus pertenencias desaparecidas. En tanto, su notebook fue localizada en la casa de Glenn Roberts, un sujeto que dijo haberla recibido de Williams, quien antes la había recibido de Asaro.
Los miembros del jurado no escucharon esta afirmación que, según la defensa, ilustra que “la persona con la conexión más directa con el crimen” es “Laura Asaro y no Marcellus Williams”.
Años más tarde se avanzó sobre una pieza clave: las huellas dactilares. Durante el juicio estas no estuvieron disponibles pero, en 2015, el Tribunal Supremo del estado ordenó que se analizaran. Tres expertos en ADN concluyeron que los resultados obtenidos de las muestras no coinciden con los datos de Williams, quedando excluido de su culpabilidad en el crimen.

“Cuando apuñalas, el ADN se transfiere debido a la restricción y la fuerza. Si apuñalas a alguien, tienes muchas posibilidades de transferir tu ADN debido a esa fuerza”, dijo uno de ellos a CNN.
No obstante, a pesar de estas muestras y de la inconsistencia en los testimonios del caso, la Justicia decidió avanzar sobre su ejecución que, ahora, la defensa busca detener, una vez más.
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