La pequeña España de Australia: el pueblo con el nombre de nuestro escritor más famoso y con parques y calles con nombre de ciudades españolas

Desde Malaga Court hasta Valencia Road, la localidad invita a descubrir el porqué de un homenaje cultural plasmado en el asfalto de sus avenidas y la curiosa comunidad que lo habita

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Entorno cerca de Cervantes, en
Entorno cerca de Cervantes, en Australia (Adobe Stock).

El mundo está lleno de ciudades insólitas que despiertan la curiosidad de quienes sienten pasión por los viajes y la geografía. Hay lugares que sorprenden por sus costumbres, nombres o influencias, como Truth or Consequences en Nuevo México, bautizada así por un famoso programa de radio estadounidense, o Dull en Escocia, que tiene pactos de hermandad con Boring en Oregón. Otras urbes, como Venecia en Estados Unidos, evocan culturas lejanas en pleno corazón de América. Estas rarezas urbanas se convierten, muchas veces, en relatos de ida y vuelta, donde la historia, la migración o el azar dejan huellas inesperadas en el callejero y la vida cotidiana.

Recorrer el listado de ciudades con nombres o costumbres peculiares es como abrir un atlas donde nada es predecible. Existen islas minúsculas en el Caribe llamadas Nueva Barcelona o valles del Tirol donde los nombres recuerdan a emperadores protestantes. Incluso en medio del desierto, han florecido metrópolis cuyos barrios parecen trasladar al visitante a continentes distantes, con calles y plazas rebautizadas como homenaje o guiño cultural. En estos enclaves, los topónimos tejen una geografía fantástica, y muchas veces, los residentes asumen con naturalidad vivir entre referencias a lugares a los que, quizás, nunca han viajado.

Australia: la tierra de los contrastes… y de Cervantes

Cervantes, en Australia (Adobe Stock).
Cervantes, en Australia (Adobe Stock).

Australia, continente de contrastes, paisajes infinitos y tradiciones propias, no está exenta de estas curiosidades urbanas. Lejos de sus grandes metrópolis y en la vasta extensión de Western Australia, emerge un rincón que puede resultar desconcertante para cualquier amante de la cultura hispana: el tranquilo pueblo de Cervantes.

Situada al norte de Perth, Cervantes es una localidad pequeña y aislada que, a primera vista, no sugiere grandes vínculos con la península ibérica. Sin embargo, basta pasear por su plano urbano para quedar fascinado: prácticamente todas sus calles llevan nombres vinculados a ciudades, regiones o personajes de España. Desde Malaga Court hasta Valencia Road, pasando por Tarragona Loop y Almería Street, el visitante se topa constantemente con evocaciones hispánicas. No faltan referencias a Gerona, Huelva, Santander, Segovia, Castilla, Mallorca o Madrid, dispersas entre otras denominaciones como Barcelona Drive, Catalonia Park o Pamplona Crescent.

La sensación es la de estar ante un auténtico mapa afectivo de la geografía española tatuado en el asfalto de un rincón remoto del territorio australiano. Incluso topónimos como Iberia Street, Picasso Place, Cordoba Way o Biscay Street contribuyen a reforzar este inexplicable nexo cultural. Al recorrer Cervantes, se hace inevitable preguntarse cuál es la historia tras esta elección de nombres, y quién compone la comunidad local en este enclave tan peculiar.

Un guiño inesperado a la cultura española

El origen de este fenómeno parece residir en el propio nombre de la ciudad. Cervantes debe su denominación al galeón español San Cervantes, hundido cerca de la costa en el siglo XVII, aunque el eco literario remite inevitablemente a Miguel de Cervantes, el autor universal de “Don Quijote de la Mancha”. De este homenaje inicial surgió una tradición: bautizar calles, parques y plazas con nombres que celebran el imaginario colectivo de España.

En la Península Ibérica se esconden algunos lugares únicos y llenos de historia.

El resultado es un pueblo donde el viajero se encuentra, sin previo aviso, transitando por bulevares dedicados a comunidades autónomas, provincias y paisajes peninsulares, y donde las referencias a la literatura y la cultura españolas aparecen en los lugares más inesperados, desde Don Quijote como lectura obligatoria en las escuelas hasta parques y vías que parecen sacados de un rincón de Andalucía o Cataluña.