
En la extensa línea que separa España de Portugal, abundan localidades que invitan a perderse por su legado y sus paisajes. Las provincias españolas fronterizas, como Ourense, Salamanca, Cáceres o Huelva, han convivido durante siglos con la influencia de villas lusas llenas de historia. Cruzar La Raya, como se conoce popularmente a la frontera, es adentrarse en un mundo donde el tiempo discurre a otro ritmo, donde cada piedra evoca siglos de convivencia, guerras y alianzas.
En este sentido, en el norte de Portugal, al abrigo de la Sierra de Trás-os-Montes, surgen pueblos que conservan su autenticidad y seducen a los viajeros por igual con su naturaleza exuberante y su pasado milenario. Uno de estos lugares, protagonista tanto del turismo termal como del cultural, es Chaves, una joya del distrito de Vila Real.
Chaves: historia romana en la ribera del Támega
La localidad de Chaves combina un pasado milenario, paisajes fluviales y una gran tradición termal. Situada a escasa distancia de Galicia, en la región de Trás-os-Montes, debe su renombre a la riqueza de sus aguas mineromedicinales, que ya en época romana la convirtieron en la famosa “Aquae Flaviae”. A lo largo de los siglos, la ciudad ha mantenido su vocación de destino de salud, acogiendo a quienes buscan el poder curativo de su manantial.
Entre los vestigios del Imperio Romano que aún marcan el pulso cotidiano de Chaves, destaca el majestuoso Puente de Trajano, construido en el siglo I d.C. sobre el río Támega. Esta estructura, con sus sólidos arcos de piedra —hoy son visibles doce de los dieciocho originales—, no solo es uno de los puentes romanos mejor conservados de la península ibérica, sino que fue parte fundamental de la vía romana XVII, conectando Braga y Astorga. Pasear por él permite al visitante descubrir la grandeza de una civilización que supo aprovechar las aguas medicinales de la zona, cuyas termas aún emergen en recientes excavaciones y restauraciones.

La importancia histórica de Chaves se amplía en el Museo de la Región Flaviense, ubicado en el antiguo Palacio de los Duques de Braganza. En sus salas, piezas arqueológicas y documentos transportan al visitante a los orígenes de la ciudad, y al peso estratégico de su frontera durante la Edad Media. El castillo de Chaves y su imponente torre del homenaje son recordatorio del papel defensivo que jugó la ciudad, resistiendo tanto intentos de anexión por la corona de Castilla, como la invasión napoleónica, cuyos ejércitos sufrieron aquí su primer revés en territorio portugués.
Aguas termales y turismo de bienestar
La tradición termal de Chaves se remonta más de dos milenios y sigue atrayendo a miles de viajeros. Las aguas, con temperaturas entre setenta y tres y setenta y seis grados centígrados, son las más cálidas de Portugal y se han empleado históricamente en el tratamiento de dolencias digestivas y reumáticas. El renovado balneario Termas de Chaves dispone de un abanico de tratamientos, que van desde baños y duchas minerales hasta masajes y programas integrales de bienestar.
Esta vocación curativa ha impulsado una oferta turística centrada en la salud, multiplicando los hoteles con spa y servicios especializados para quienes buscan desconexión y tranquilidad. A apenas veinte kilómetros, el Parque Termal de Vidiago completa la propuesta con su complejo hotelero, dotado de spa, campo de golf y todos los servicios para una escapada placentera entre aguas medicinales y entorno natural.
Callejuelas, historia y gastronomía

Más allá de sus manantiales, Chaves presume de un centro histórico encantador. El núcleo antiguo regala un laberinto de callejones empedrados, casas tradicionales y balcones floridos donde la vida discurre pausadamente. La Plaza de Camões, punto neurálgico de la localidad, invita a sentarse en una terraza y probar la variada gastronomía local. Entre las especialidades destacan el famoso presunto de Chaves —un delicado jamón curado reconocido por su sabor—, la jugosa carne de vacuno a la “posta à Mirandesa”, y los populares pastéis de Chaves, empanadas rellenas de carne que forman parte esencial de la identidad culinaria de la villa.
Con una historia que fusiona el legado romano, el esplendor medieval y la vitalidad termal, Chaves aparece como una escapada única para descubrir el encanto del norte de Portugal. Atravesar La Raya y explorar sus calles y aguas supone adentrarse en un mosaico de culturas, paisajes y sabores que apenas separa unas decenas de kilómetros de la frontera española, pero que se sienten como un viaje al corazón de la tradición lusa.
Cómo llegar
Desde Verín (España), el viaje es de alrededor de 30 minutos por la carretera A-75. Por su parte, desde Braga el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 15 minutos por la vía A-7 (hay peajes).
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