Esta es una de las islas más impresionantes del mundo: impactantes paisajes, castillos medievales y pequeños pueblos mágicos

Este rincón de Escocia sorprende al viajero gracias a todos sus encantos e imponentes parajes

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Old Man of Storr, en la isla Skye, Escocia (Adobe Stock).

Si uno piensa en los espectaculares paisajes que Escocia ofrece al viajero –prados intensamente verdes, acantilados que cortan la respiración sobre el Atlántico, antiguas leyendas que viven en cada rincón y pueblos acogedores salpicando la campiña– es fácil comprender por qué sigue siendo un destino recurrente para quienes buscan una mezcla de aventura y autenticidad. Aunque las ciudades vibrantes como Edmburgo o la inmensidad de la Calzada del Gigante capturan a los recién llegados, no tardan en descubrir que la verdadera esencia de la isla se encuentra en la combinación de naturaleza y tradición que impregna cada sendero y cada pradera.

En la Isla de Skye, el viajero se enfrenta a uno de esos paisajes donde el tiempo parece ralentizarse y la naturaleza dicta el ritmo del día. Skye, conocida como la Isla de las Nubes, encarna el imaginario escocés con sus tierras salvajes, castillos envueltos en niebla, aldeas pequeñas de casas de vivos colores y el omnipresente rumor del viento entre montañas y lagos.

Llegar hasta aquí –habitualmente cruzando el emblemático Puente de Skye– significa lanzarse de lleno a la aventura de recorrer una isla donde cada kilómetro guarda una postal memorable. Por ello se ha realizado un recorrido por los principales atractivos que atesora esta joya natural, histórica y patrimonial escocesa.

El itinerario soñado: de Kyleakin a Portree

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Portree, en la isla Skye, Escocia (Adobe Stock).

Kyleakin es la puerta de entrada para quienes pisan Skye por primera vez. Este pequeño pueblo, con apenas un puñado de casas y barcos anclados a escasos metros de la orilla, invita a realizar la primera parada nada más llegar. No solo por su ambiente tranquilo, sino porque aquí se encuentran las ruinas del Castle Moil, testigo silencioso de tiempos antiguos y punto fotográfico obligado.

El recorrido ideal continúa en sentido contrario a las agujas del reloj, una ruta habitual para saborear lo mejor de la isla sin prisas. Tras dejar atrás Kyleakin el siguiente tramo ofrece una parada refrescante en Eas a’ Bhradain, una cascada de fácil acceso situada próxima a Loch Ainort. A su vez, Sligachan emerge como un secreto. Allí, el antiguo puente de piedra se recorta nítidamente sobre el telón de las montañas de los Cuillin, uno de los paisajes más icónicos y evocadores de Escocia. Basta con detenerse unos minutos en el cruce de caminos entre Portree, Dunvegan y Broadford para comprender la fama legendaria del lugar entre fotógrafos y excursionistas.

Portree, que ostenta el título de capital de la isla, constituye el centro neurálgico del viaje. En sus calles compactas se concentran todos los servicios que el viajero pueda precisar, desde restaurantes hasta supermercados, pasando por la famosa oficina de turismo. Pero son sus casitas de colores alineadas junto al puerto las que, una y otra vez, ocupan el primer plano en las postales de Skye.

Las maravillas naturales de Skye: de Storr a The Quiraing

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Kilt Rock waterfall, isla de Skye, en Escocia (Adobe Stock).

Ascendiendo al norte desde Portree, se alza la figura desafiante del Old Man of Storr, una roca alargada cuyas dimensiones impresionan más de cerca. El sendero de ascenso, de unos 4 kilómetros en cada sentido, premia el esfuerzo con una vista panorámica “simplemente alucinante”. La ruta prosigue hacia Kilt Rock y las Mealt Falls, donde el agua se precipita vertiginosamente desde los acantilados hasta el mar en un entorno de singular belleza.

Cerca de este punto, la localidad de Staffin propone otro de esos pequeños retos para el curioso: la búsqueda de las emblemáticas cabinas rojas de teléfonos, aún dispersas en medio del paisaje y tan fotogénicas como inesperadas. Pero si hay un lugar donde la naturaleza parece haberse superado a sí misma es en The Quiraing. Ubicado en la península de Trotternish a solo media hora en coche desde Portree, presenta formaciones rocosas y colinas cubiertas de un verde luminoso que parecen sacadas de una película.

La ruta de senderismo completa abarca siete kilómetros (unas dos horas y media a buen ritmo) y exige precaución en algunas zonas por la niebla, pero recompensa con lo que “muchos consideran las mejores vistas de la isla”. Para los menos activos, basta con ascender unos metros desde el aparcamiento para contemplar un panorama que justifica por sí solo el viaje hasta Skye.

Entre castillos, playas y fauna: el oeste de la isla

Castillo Dunvegan, isla de Skye,
Castillo Dunvegan, isla de Skye, Escocia (Adobe Stock).

Avanzando hacia el oeste, la naturaleza sorprende de nuevo antes de alcanzar el mítico Dunvegan Castle. En Coral Beach, cercana a Claigan, los sedimentos de coral tiñen el agua de un azul turquesa inesperado para estas latitudes, dando a la escena un aire casi caribeño. El acceso es sencillo: un tranquilo sendero de 20 minutos permite llegar cómodamente hasta la playa y combinar su visita con el castillo.

Dunvegan Castle, sede ancestral del clan MacLeod y rodeado de bosque y lago, guarda entre sus muros la famosa leyenda de la bandera de las hadas (“Fairy Flag”), supuestamente un amuleto de poderes mágicos otorgados para proteger a la familia en tiempos de guerra. El castillo puede visitarse por dentro, perderse en sus jardines o navegar en barca por el embalse.

Desde aquí, la costa conduce hasta Neist Point, conocido no solo como el punto más occidental de la isla sino como el mejor lugar para observar ballenas, delfines y cormoranes. El faro, aislado frente al Atlántico, completa una imagen de arrebatadora soledad y belleza.

Entre auroras boreales y un día que dura cuatro meses: estas son unas de las islas más impresionantes de Noruega.

El sur de Skye y las legendarias Fairy Pools

Dirigiendo la ruta hacia el sur surge un último enclave imprescindible: las Fairy Pools o Piscinas de las Hadas. Situadas en el corazón de los montes Cuillin, estas pozas de agua cristalina conectadas por pequeñas cascadas se han convertido en uno de los lugares favoritos para familias y excursionistas.

El acceso, a través de Carbost y la zona conocida como Glumagan Na Sithichean, implica un trayecto a pie de unos 30 minutos desde el aparcamiento. Aunque suelen estar concurridas y el terreno puede ser resbaladizo tras la lluvia, visitar las Fairy Pools sigue siendo una experiencia recomendable, sobre todo para quienes dispongan de tiempo suficiente, ya que requiere desplazarse algo más lejos respecto al resto de principales atractivos.