
Guadalajara es tierra de contrastes, donde la historia y la naturaleza conviven en perfecta armonía, componiendo un paisaje diverso que seduce tanto a los amantes de la cultura como a quienes buscan el sosiego de la vida rural. Desde la capital, con su trazado medieval y su esplendor renacentista, hasta las aldeas dispersas en la sierra, la provincia ofrece al viajero una variedad de escenarios únicos: fortalezas legendarias como el castillo de Sigüenza, el patrimonio natural del Parque Natural del Alto Tajo, o la particularidad de la arquitectura negra de los pueblos de la zona.
En este contexto, dominando el horizonte de la Serranía Norte de Guadalajara, Atienza se alza en un promontorio, custodiada por un castillo que ha sido guardián de rutas ancestrales como la del Cid, la del Románico Rural y la del Quijote. Con poco más de 400 habitantes, este enclave se ha destacado históricamente por su privilegiada posición estratégica, que le permitió prosperar como cruce de caminos y núcleo de poder durante la Edad Media.
Pero no solo eso, pues el casco antiguo de Atienza, situado a los pies del castillo, invita a recorrer calles empedradas donde cada rincón encierra una historia milenaria. Su conjunto monumental se conserva con una autenticidad difícil de encontrar hoy en día en pequeños municipios, lo que lo convierte en una apuesta ideal para una escapada cultural y de naturaleza por Castilla-La Mancha.
La historia viva de Atienza

La trayectoria histórica de Atienza se remonta a épocas celtíberas y romanas, etapas en las que ya jugó un papel estratégico en la región. Sin embargo, su verdadero periodo de auge se produce bajo dominio musulmán, cuando se erige el castillo que dominaría el entorno durante siglos. La toma cristiana marca el inicio de nuevas fortificaciones, reforzadas especialmente a partir del siglo XI por los reyes castellanos.
Un episodio destacado en la localidad es la liberación de Alfonso VIII por la cofradía de caballeros de Atienza, momento que da origen a la célebre fiesta de la Caballada. Igualmente, durante la Edad Media, la localidad vive su gran esplendor. Atienza llegaría a contar con más de diez iglesias, potentes murallas y una importante proyección comercial gracias a su ubicación en rutas ganaderas. El paso de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, también ha quedado recogido en la leyenda y la literatura, consolidando el peso simbólico de la villa.
Aunque con el paso de los siglos perdió su influencia política y comercial, Atienza supo conservar su herencia monumental y festiva. Desde su declaración como Conjunto Histórico-Artístico en 1962, la villa ha experimentado un renacimiento turístico que la ha devuelto al mapa de los grandes destinos patrimoniales españoles.
El castillo y su sistema defensivo

El gran emblema de Atienza es su castillo roquero, una de las fortificaciones más singulares de Castilla-La Mancha. Ubicada sobre un cerro, esta fortaleza fue pieza clave para controlar los caminos entre la meseta norte y el valle del Henares. Sus orígenes están ligados a una compleja red andalusí de torres y atalayas, aunque serían los reyes cristianos quienes lo refuerzan y amplían, especialmente en los siglos XI a XIII, adaptándolo a los nuevos desafíos militares de la época.
De la muralla urbana que protegía la villa, con más de dos kilómetros de perímetro, aún se conservan accesos históricos como el Arco de Arrebatacapas, la puerta de la Guerra, la puerta de la Nevera y el Arco de San Juan, vestigios que permiten comprender la vida defensiva de la localidad. La torre del homenaje, símbolo indiscutible del castillo, domina a día de hoy un paraje que aún impresiona, pese al paso del tiempo. El acceso al castillo es gratuito y libre, y desde lo alto se obtienen panorámicas inigualables del paisaje de la serranía guadalajareña.
Recorriendo el Hollywood de Guadalajara
A los pies del castillo, las calles empedradas conforman un recorrido que transporta al viajero a otra época. La ruta arranca en la Plaza del Trigo, considerada una de las más bellas de Guadalajara con sus soportales y arquitectura tradicional; y continúa por la Plaza de España, donde se erige la Casa del Cordón, sede de la oficina de turismo local y del Museo Etnográfico. El paseo deja al descubierto la riqueza del patrimonio eclesiástico de la villa: en la Edad Media llegó a albergar hasta catorce iglesias, muchas de las cuales han sido reconvertidas en auténticos espacios culturales.

Entre los templos destacados sobresale la iglesia de San Bartolomé, joya del románico del siglo XII con su pórtico de siete arcos. Su interior, dotado de un retablo barroco y elementos escultóricos originales, es ejemplo de continuidad histórica. Asimismo, la iglesia de San Gil –que hoy custodia el Museo de Arte Sacro– y la iglesia de la Santísima Trinidad, actual Museo de la Caballada, suman argumentos para un viaje artístico, sin olvidar Santa María del Rey, ubicada en la base del cerro.
Pero Atienza no solo cautiva por su legado monumental y tradiciones centenarias, sino que también ha sido elegido en numerosas ocasiones como escenario natural para rodajes cinematográficos y televisivos. Sus calles empedradas, el perfil inconfundible del castillo y la riqueza de su patrimonio arquitectónico han llamado la atención de directores y productores, tanto nacionales como internacionales, que han encontrado en este pueblo el decorado perfecto para dar vida a grandes historias.
De hecho, la villa es conocida como el Hollywood de Guadalajara, siendo la producción más reconocida Las Troyanas (The Trojan Women, 1971). Se trata de uno de los grandes trabajos del director Michael Cacoyannis, quien adaptó la obra clásica de Eurípides. El filme reunió un elenco de estrellas encabezado por Katharine Hepburn, acompañada de Irene Papas y Vanessa Redgrave, quienes dan vida a las mujeres de Troya tras el asedio y la destrucción de la ciudad, en un relato cargado de drama y emoción.
Tradiciones centenarias: la Caballada

El verdadero latido cultural de Atienza se muestra en la celebración anual de la fiesta de la Caballada, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Con más de 850 años de historia, esta cita tiene como fin conmemorar el rescate del joven Alfonso VIII por la cofradía de arrieros local, episodio que garantizó la independencia de la corona castellana. Cada Domingo de Pentecostés (8 de junio en 2025), los vecinos lucen capa y sombrero español para recrear la gesta, partiendo en romería a la ermita de la Virgen de la Estrella en una jornada que combina devoción y memoria histórica.
Esta tradición secular, única en su género, ha llegado hasta nuestros días como símbolo de la identidad y el carácter de Atienza. Junto a su impresionante castillo, su legado artístico y sus rutas históricas, hace de la villa un lugar imprescindible en el mapa del turismo cultural de Castilla-La Mancha para quienes buscan descubrir destinos que aún conservan el encanto de las grandes gestas.
Cómo llegar
Desde Guadalajara, el viaje es de alrededor de 1 hora y 10 minutos por las vías CM-101 y CM-1001. Por su parte, desde Soria el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora por las carreteras A-15 y CL-101.
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