Este es el pueblo más bonito de España al que viajar en septiembre, según el ‘National Geographic’: una villa medieval con un impresionante palacio

Esta localidad está reconocida como uno de los pueblos más bonitos de España y entre sus calles se ubica la primera maravilla medieval de nuestro país

Guardar
Olite, en Navarra (Adobe Stock).
Olite, en Navarra (Adobe Stock).

Con sus calles empedradas, maravillosas iglesias, casas blasonadas y un paisaje donde la vid es la principal protagonista, este pueblo es uno de los lugares más mágicos de Navarra. La localidad, declarada Conjunto Histórico Artístico hace 100 años, lleva al visitante a un viaje a través de la Edad Media gracias a su impresionante patrimonio y a la historia que se respira en cada uno de sus rincones.

Y es que Olite es tierra de reyes y nobles, los cuales dejaron su huella en uno de los monumentos más impresionantes y valiosos de España. La villa vive cobijada bajo las torres de su palacio en un casco histórico que le ha convertido en uno de los pueblos más bonitos de España. Pero no solo eso, pues el National Geographic le ha nombrado como el pueblo perfecto para visitar durante este mes de septiembre.

La primera maravilla medieval de España

Para entender la historia de Olite hay que fijarse en su palacio, aunque sus orígenes se remontan mucho antes. Pues los restos arqueológicos encontrados sitúan a la localidad en la época del Imperio Romano, en torno al siglo I d.C. Aun así, el palacio tiene su origen en el siglo XIII, cuando se inició la construcción de la primera fortaleza conocida como el Palacio Viejo. Sus muros acogen a día de hoy un Parador de Turismo que está en plena renovación, pero antaño fue un importante enclave, ya que en él descansaba la corte.

Olite, en Navarra (Adobe Stock).
Olite, en Navarra (Adobe Stock).

Sin embargo, con la llegada del rey Carlos III de Navarra, conocido como el Noble, todo cambió. Este decidió trasladar la corte del Reyno de Pamplona a Olite, dotándole de una importancia estratégica e histórica que se puede contemplar hoy en día. Así, junto con su esposa Leonor de Trastámara, mandó construir en el año 1402 el Palacio Nuevo, anexo al anterior edificio y que fue culminado con extraordinaria rapidez, en tan solo 22 años. La intención del monarca era “transformar Olite en un París o en una Viena de la época”, tal y como señala el National Geographic.

De este modo, la grandiosidad del palacio se evidencia en sus siete torres, la muralla que lo rodea, sus extensos jardines y una decoración de incomparable riqueza y detalle, destacando su arquitectura gótica con una influencia francesa patente en su fachada, que se fusiona armoniosamente con elementos de arte mudéjar en su interior. Así, el palacio se distribuye en tres zonas: el castillo viejo del siglo XIII, las evocadoras ruinas de la Capilla de San Jorge; y el Palacio Nuevo. En esta última destaca la Gran Torre, el cuerpo central del palacio, donde se encuentran los aposentos reales en el primer piso y la Sala de Exposiciones en el segundo, accesibles mediante una escalera de caracol que conduce a la impresionante Torre del Homenaje.

Conocida también como la Torre de la Vit, por la palabra francesa “vit” que significa caracol, esta torre se eleva a 40 metros de altura y contiene 133 escalones, siendo la más alta del palacio. Entre los espacios notables se halla la Cámara de los Yesos o Sala Mudéjar, que preserva la decoración original de yeserías, y la Torre de las Tres Coronas, desde la cual se pueden observar los restos de la Capilla de San Jorge. Otro elemento significativo es el Patio de la Morera, nombrado así por albergar un histórico árbol de morera blanca, plantado, según la tradición, por el rey Carlos III, y declarado Monumento Natural de Navarra por su valor histórico y natural.

Un paseo por Olite

Olite, en Navarra (Adobe Stock).
Olite, en Navarra (Adobe Stock).

Más allá de su Palacio, Olite regala un conjunto patrimonial que no deja indiferente a nadie. Un paseo por sus calles es la mejor manera de descubrirlo, pues a través de ellas el viajero queda impregnado de su esencia medieval gracias a sus rincones únicos e impresionantes construcciones. Una de las más emblemáticas es la iglesia de Santa María la Real, que unida al castillo es uno de los mayores ejemplos del gótico en Navarra. Levantada en el siglo XIII, es una capilla palatina que servía de espacio de celebración para el rey y la corte.

Uno de sus aspectos más curiosos es que en su acceso principal se ubica un claustro, lo que evidencia su carácter privado. Pero no sol eso, pues el pórtico de la iglesia destaca como uno de sus elementos más representativos gracias a la gran cantidad de detalles que porta. Asimismo, junto a la iglesia, la plaza de los Teobaldos alberga la conocida como la Torre del Chapitel, una defensa presente aquí desde la época romana, pero que hoy luce una apariencia más propia del medievo del siglo XIII.

Otro de los lugares de renombre es la Plaza Mayor o Plaza de Carlos III el Noble, en cuyo costado oriental se ubica una de las paredes del palacio. Pero no solo eso, pues aquí también se sitúa el Ayuntamiento, con una mezcla de estilo gótico y barroco, y en el centro la Fuente de los Leones, que fue el principal principal surtidor de agua fresca de la localidad. Desde esta plaza, parten las principales calles de Olite, como son la Rúa de San Francisco, que lleva a la Puerta de Tafalla; la Rúa Romana, que permite contemplar los restos de la antigua muralla; y la Rúa Mayor, donde se ubica otros los principales monumentos de la villa.

Se trata de la iglesia de San Pedro, un templo que se caracteriza por sus dos torres. Estas son totalmente diferentes en forma y estructura, siendo la principal más tosca y con un fuerte carácter medieval, mientras que la segunda sigue los trazos de la arquitectura del castillo.

Otro gran protagonista: el vino

El vino de Olite, en
El vino de Olite, en Navarra (Adobe Stock).

A pesar de que Olite nunca ostentó la condición de capital del Reyno de Navarra, la localidad fue residencia habitual de los monarcas y ostenta hoy otro título reconocido: el de capital del vino navarro. La cercanía de la sede del Consejo Regulador a las almenas del castillo resalta este vínculo histórico. La importancia del vino en la región fue determinante para que los reyes eligieran Olite como residencia, y en la actualidad la tradición vitivinícola constituye un atractivo tan destacado como el propio patrimonio monumental de la villa, generando una combinación que evoca el pasado medieval.

En la localidad existen siete bodegas integradas en la Ruta del Vino de Navarra, cada una de ellas orientada a ofrecer experiencias vinculadas al mundo del vino. Ejemplo de ello es Bodegas Ochoa, un negocio de carácter familiar que propone a los visitantes recorridos que incluyen tanto el viñedo como las instalaciones de la bodega, haciendo énfasis en la relevancia de la herencia y el legado familiar como garantía de calidad.

La fortaleza es una de las mejores conservadas de España y alberga una arquitectura gótica con gran influencia francesa

Cómo llegar a Olite

Desde Pamplona, el viaje tiene una duración estimada de 35 minutos por la carretera AP-15, mientras que desde Logroño es de alrededor de 1 hora por la A-12.