Con la cabeza en las estrellas: el astroturismo se consolida como nueva modalidad turística en España

Las actividades para observar el cielo se multiplican en el país, mientras crecen las empresas que ofrecen experiencias que buscan ser sostenibles

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Una imagen de un cielo
Una imagen de un cielo estrellado. (EFE/Sergey Dolzheko)

Viajar a una gran ciudad, bañarse en la playa o culminar una ruta de senderismo por la montaña son algunas de las opciones más frecuentes a la hora de hacer turismo. Pero con el paso de los años, las actividades de ocio a las que destinar unos días de vacaciones han ido creciendo y evolucionando.

Una de las novedades más recientes es el astroturismo, una modalidad que se ha popularizado a lo largo de la última década y que tiene como centro de sus actividades el cielo nocturno, los astros. Durante el último año, el sector ha experimentado un incremento del 300% en la demanda de experiencias astronómicas en diversas zonas de España, según dijo Rubén Romero Retamosa, CEO de Orión Madrid Astroturismo, a la revista Capital. Este mismo sábado, el fenómeno de la ‘luna negra’ que protagonizó la noche más oscura del año atrajo a científicos y aficionados a lugares de observación por todo el país.

Sus antecedentes históricos: de lo común a lo exclusivo

Para comprender el incremento de su popularidad, primero hay que remontarse a sus orígenes. No existe una fecha exacta que marque su nacimiento, pero sí hay una razón histórica que ha hecho de estas figuras celestes un objeto de interés.

Desde antes de la existencia de la humanidad, las estrellas ya formaban parte del firmamento. Sin embargo, la llegada de la Revolución Industrial cambió nuestra relación con ellas.

Un asteroide cruza la atmósfera y deja una bola de fuego verde en el cielo de Alicante, Murcia y Almería

La contaminación lumínica empezó a inundar las grandes ciudades, lo que provocó que, de manera progresiva, se fuese reduciendo la visibilidad de estos cuerpos celestes. En la actualidad, en la mayoría de las grandes ciudades españolas, como Madrid o Barcelona, resulta casi imposible vislumbrar el cielo con claridad. Poder ver las estrellas empezó a transformarse en algo poco habitual.

Para defender el patrimonio astronómico, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conocida popularmente como UNESCO, lanzó en el año 2003 la Iniciativa Temática Astronomía y Patrimonio de la Humanidad, para “reconocer el valor científico y cultural del patrimonio astronómico mundial, promover la protección de los cielos nocturnos frente a la contaminación lumínica y fomentar el astroturismo como una herramienta para el desarrollo sostenible en zonas rurales”. Desde este momento, el turismo astronómico empezó a ganar fuerza poco a poco. Para España, otro de los años clave fue 2007, cuando en la isla de La Palma se celebró la Conferencia Internacional Starlight a Common Heritage, llevada a cabo por el Instituto de Astrofísica de Canarias.

Sin embargo, el astroturismo se ha consolidado principalmente en los últimos cinco años, en reacción al ritmo de vida cada vez más frenético de las ciudades. Esto ha provocado que, con la saturación mental y el estrés al que están expuestas muchas personas, se exploren diferentes opciones que les permitan vivir una experiencia única. Ante esta situación, el turismo de estrellas se ha erigido como una gran alternativa. El motivo de mayor peso es la conexión directa con la naturaleza, una actividad que es ideal para reducir el estrés y es capaz de mejorar el bienestar emocional.

Condiciones ideales para el astroturismo

Para disfrutar al máximo de esta actividad, primero hay que encontrar un lugar que reúna las condiciones básicas. La primera de ellas es obvia: que esté alejada de puntos lumínicos. Otro de los factores determinantes es la calidad atmosférica: el aire debe de ser limpio, tiene que haber pocas partículas de polvo y el cielo debe estar despejado. Además, también hay que tener en cuenta la infraestructura y la altitud. Uno de los mejores sitios para hacer esta actividad son miradores que se ubiquen en lugares altos.

Hay empresas que se dedican a buscar los mejores sitios para poder realizar turismo astronómico. Muchas de ellas ponen su sello de calidad y las pautas necesarias para disfrutar la experiencia al máximo.

Luna negra.
Luna negra.

¿Es un turismo sostenible?

El turismo de estrellas ha experimentado un crecimiento muy grande. Hace una década, apenas había un par de empresas a nivel nacional, y actualmente existe incluso la Asociación Nacional de Empresas de Astroturismo (ANEEA).

“El astroturismo es algo similar a lo que fue el turismo rural en su momento. Este nació de la gente que no tenía pueblo”, dice Mario López, uno de los especialistas que forman parte de elnocturnario.com, una empresa dedicada al astroturismo en Madrid y al estudio y divulgación de la cultura astronómica. Según él, esta actividad “abarca un espacio de la noche que no estaba cubierto”.

Uno de los puntos de los que más presumen las empresas es el carácter sostenible de esta tendencia, lo que puede ser un factor que favorezca su crecimiento. Pero hay una paradoja: la clave del astroturismo es preservar el entorno natural, y el crecimiento de las empresas y los visitantes puede perturbarlo. Y es que cuando realizas esta actividad, hay que tener en cuenta que te estás introduciendo en un espacio natural en el que viven cientos de especies. Cuando usas luces artificiales como pantallas o proyectores, alteras sus ciclos biológicos.

Embalse De la Torre de
Embalse De la Torre de Abraham. (EFE/Ismael Herrero/Archivo)

Por eso, es importante que el turista se informe y entienda que no todo vale para hacer astroturismo. Si esto no ocurre, es probable que pueda llegar a convertirse en un agente contaminante.

Siempre que las empresas respeten estos puntos y que no se pongan trabas entre ellas, es muy probable que pueda seguir prosperando y consolidar este tipo de turismo. Sin duda alguna, es una alternativa que se puede asentar como una de las opciones principales a la hora de preparar una escapada.