10 pueblos de España perfectos para una escapada en el puente de agosto: de villas marineras a destinos en mitad de la montaña

Estas localidades son ideales para disfrutar de estas fechas y pasar unos días en algunos de los lugares más bonitos de nuestro país

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En la Península Ibérica se esconden algunos lugares únicos y llenos de historia.

El puente de agosto se acerca y con él la oportunidad de organizar una escapada que recargue las pilas antes de terminar el verano. España, diversa y sorprendente, ofrece alternativas para todos los gustos: desde parajes naturales con un frescor reconfortante hasta pueblos llenos de historia, opciones rurales, marinas o de montaña.

Escaparse durante estos días festivos permite descubrir destinos menos concurridos, pero igual de apasionantes, perfectos para quien busca tranquilidad, naturaleza, cultura o aventura. A continuación, un recorrido por algunos de los lugares más recomendables para aprovechar al máximo este ansiado puente de agosto.

Ezcaray, La Rioja

En el valle del Oja, Ezcaray se presenta como el refugio riojano para quienes desean alejarse del calor excesivo y de las multitudes de la playa. Con su plaza porticada, palacios tan señoriales como Torremuzquiz o del Ángel y la Real Fábrica de Paños de Santa Bárbara como principales reclamos, este pueblo ofrece una escapada cultural y gastronómica de primer nivel. Las rutas de senderismo, el encanto de su arquitectura y la proximidad a la estación de Valdezcaray hacen de Ezcaray un destino ideal para quienes valoran la autenticidad y el buen comer, siendo el restaurante Echaurren visita obligada para los aficionados a la gastronomía.

Benalauría, Málaga

Benalauría, Málaga (Adobe Stock).
Benalauría, Málaga (Adobe Stock).

Más allá de la bulliciosa Costa del Sol, el valle del Genal en la Serranía de Ronda guarda tesoros rurales como Benalauría. Este encantador pueblo blanco sorprende por la competencia de sus vecinos por tener los patios más floridos y por sus fiestas de Moros y Cristianos. El recorrido por la plaza del Teniente Viñas, sus fuentes y la calle Alta hasta el Museo Etnográfico permite sumergirse en la historia, arquitectura y tradiciones malagueñas. Además, las vistas desde cualquier punto del pueblo y su ambiente apacible hacen de Benalauría uno de los secretos mejor guardados del sur en el puente de agosto.

Cambados, Galicia

Lugar imprescindible para los amantes del mar y del vino, Cambados conjuga playas como A Fontiña, A Mouta o Santo Tomé con su reconocida capitalidad del albariño dentro de la Denominación de Origen Rías Baixas. Recorrer sus bodegas o las rutas del Camino de Santiago en versión marítima (Ruta Traslatio) añade experiencias únicas a unas vacaciones estivales. Este enclave marinero, con un extenso litoral y una excelente oferta cultural, aúna clima atlántico, patrimonio y la posibilidad de brindar con algunos de los mejores vinos blancos de España.

Puentedey, Burgos

Puentedey, en Burrgos (Shutterstock).
Puentedey, en Burrgos (Shutterstock).

Puentedey representa la mezcla perfecta entre belleza natural y arquitectura, asentado sobre su famoso puente natural de piedra esculpido por el río Nela a lo largo de millones de años. Sus calles albergan joyas como la iglesia de San Pelayo y el palacio de Fernández de Brizuela. Además, la gastronomía cobra protagonismo con el lechazo y los quesos locales. Visitar Puentedey es recorrer uno de los pueblos más singulares de Las Merindades y una opción ideal para quienes buscan tranquilidad y autenticidad.

Grazalema, Cádiz

En el corazón de la Sierra de Grazalema, el pueblo de Grazalema reivindica su sitio entre los más bonitos de España. Casas encaladas, calles estrechas y lavaderos famosos forman parte de un entorno en el que la lluvia y la vegetación son protagonistas. Miradores, iglesias como la de La Encarnación o la de San José y su tradición en la fabricación de mantas convierten cualquier paseo en un encuentro con la cultura gaditana más auténtica. La verde estampa de Grazalema resulta sorprendente para quienes solo asocian Cádiz a playas y sol.

Tejeda, Gran Canaria

Tejeda, Gran Canaria (Adobe Stock).
Tejeda, Gran Canaria (Adobe Stock).

En el municipio de Tejeda la tranquilidad de los pueblos canarios se descubre junto a miradores, museos y rutas por el Parque Rural del Nublo o la Caldera de Tirajana. Desde la cumbre, la vista se pierde sobre toda la isla convirtiendo a Tejeda en parada obligatoria para quienes buscan otro ritmo en Gran Canaria, con opciones culturales y naturaleza a partes iguales.

Besalú, Girona

Recorrer las calles empedradas de Besalú es sumergirse en un viaje al pasado medieval de Cataluña. Su icónico puente románico sobre el río Fluvià recibe al viajero y anuncia la entrada a un casco histórico rebosante de historia y autenticidad. Entre arcos, patios y plazas, aparece una sinagoga única y vestigios del antiguo barrio judío, testigos mudos del legado multicultural de la villa. Los aromas de la gastronomía local y el murmullo del agua acompañan el paseo, mientras antiguas iglesias y casas de piedra configuran un ambiente inolvidable. Besalú brilla como uno de los grandes tesoros de la comarca de La Garrotxa.

A Guarda, Galicia

A Guarda, Galicia (Adobe Stock).
A Guarda, Galicia (Adobe Stock).

A orillas del Atlántico y en la desembocadura del Miño, A Guarda suma playas poco masificadas y rutas como la del Sendero Azul. Su puerto pesquero, la proximidad del Monte Trega y los valores arqueológicos convierten a este destino pontevedrés en una opción interesante para quienes desean turismo histórico, paisajístico y marítimo.

El Rompido, Huelva

Entre Islantilla y Punta Umbría, El Rompido conquista con su flecha de arena de más de 12 kilómetros integrada en el Paraje Natural Marismas del Río Piedras. Pasear por su paseo marítimo, desayunar en terrazas tranquilas y vivir la esencia marinera son algunos de los placeres de este destino onubense, afortunadamente alejado de la masificación.

Llançà, Girona

Llançá, en Girona (Turismo de
Llançá, en Girona (Turismo de Llançá).

Al norte de la Costa Brava, Llançà destaca por su oferta cultural, desde dólmenes hasta restos románicos y un litoral de apenas 7 kilómetros donde las playas como Sant Jordi, Grifeu o La Farella invitan al baño, la aventura y el descanso. Su puerto, el islote del Castellar y la tranquilidad del entorno lo convierten en uno de los secretos mejor guardados del Mediterráneo catalán.