
Al norte de Almería, en lo alto de la comarca de Sierra María, el pueblo de Vélez-Blanco se alza como uno de los más pintorescos de la provincia. Esta bella villa de casas blancas, calles empedradas y clima templado invita a perderse a través de sus monumentos históricos y arquitectura única. Tanto es así, que cuenta con un patrimonio envidiable que lo corona su impresionante castillo, uno de los más bonitos de Andalucía.
Esta fortaleza con siglos de historia es uno de sus principales reclamos y no es para menos, pues es uno de los mayores ejemplos de arquitectura militar de la región y un símbolo de poder de la nobleza en la villa. Además, su estado de conservación es exquisito, lo que permite recorrerla de una forma única. Aunque si por algo destaca es por su patio renacentista, el cual durante la visita no se puede contemplar, ya que se encuentra en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
Siete torres, dos edificios y un mirador
El origen del castillo de Vélez-Blanco se remonta al siglo XVI, cuando Don Pedro Fajardo y Chacón, primer marqués de los Vélez, mandó construir la fortaleza sobre una antigua alcazaba árabe. El noble levantó entre 1505 y 1515 su propio palacio fortificado con una gran apariencia militar y preparada con artillería para cualquier posible ataque. Algo que nunca sucedió, pero que demostraba el poder de la familia en la localidad. Así, el fortín presenta a día de hoy un recinto irregular distribuido en dos cuerpos que se adaptan a la geografía del cerro donde se asienta.

Estas dos construcciones se conectan a través de un puente levadizo y la primera de ellas se ubica sobre la antigua alcazaba. Por su parte, el otro edificio es donde se sitúa la torre del homenaje, un imponente torreón que alcanza los 25 metros de altura. En su conjunto, el castillo de Vélez-Blanco cuenta con unas dimensiones que rondan los 2.500 metros cuadrados, siendo tan solo unos 750 visitables y hasta siete torres. A su vez, a pesar de su apariencia militar, sus interiores destacan por su cuidada decoración y distribución que recuerdan más a un palacio.
La visita a la fortaleza se realiza por la construcción asentada sobre la antigua alcazaba, la cual destaca por su fachada adintelada y el escudo nobiliario de los Fajardo. Esto deja ver como el castillo cuenta con una mezcla de estilos gótico y renacentista. Seguidamente, y atravesando el puente, se llega a la segunda construcción, de un carácter más palaciego, que la convierte en la zona más atractiva. En ella el viajero puede disfrutar de un estilo puramente renacentista a través de sus salones y estancias, así como el conocido como mirador del castillo. Este espacio está repleto de arcos con ornamentos góticos y permite contemplar una de las mejores vistas de toda Almería: el pueblo, la vega y el monte de la Muela y la frontera de Murcia de fondo.
De Almería a Nueva York

El conjunto arquitectónico del Castillo de Vélez Blanco se articula en torno a un Patio de Honor, una configuración de tres lados creada por la disposición simétrica de estructuras laterales junto al bloque principal. Este espacio central ostentaba una decoración excepcional compuesta por esculturas renacentistas en mármol y gárgolas de estilo gótico, elementos que otorgaban un carácter distintivo al edificio.
Con el paso de los años, el palacio experimentó una paulatina desatención por parte de sus propietarios. Este abandono culminó en 1904, cuando la Casa Medina Sidonia, propietaria entonces del castillo, decidió vender sus elementos arquitectónicos más valiosos a un anticuario francés. Poco tiempo después, estos valiosos bienes fueron adquiridos por George y Florence Blumenthal, conocidos coleccionistas que trasladaron las piezas a su residencia de Manhattan.
Como resultado de este proceso, el patio del castillo de Vélez Blanco se encuentra actualmente expuesto en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. La institución neoyorquina ha reconstruido meticulosamente este espacio utilizando los componentes originales del castillo. De este modo, los visitantes del museo pueden experimentar de cerca la riqueza artística y patrimonial del histórico enclave de Vélez Blanco.
Cómo visitarlo: horario y precios
El horario de apertura varía en función de la época del año. Desde el 1 de abril hasta el 30 de septiembre, las visitas están autorizadas de miércoles a domingo en dos franjas: de 10:00 a 14:00 horas y, en horario vespertino, de 17:00 a 20:00 horas. Durante el resto del año, concretamente del 1 de octubre al 31 de marzo, los visitantes pueden acceder también de miércoles a domingo, en este caso de 10:00 a 14:00 horas y de 16:00 a 18:00 horas.
En cuanto a los días de cierre, las instalaciones no abren al público el 1 y 6 de enero, el 1 de mayo, ni los días 24, 25 y 31 de diciembre. No obstante, en determinados festivos, como el 5 de enero (únicamente por la mañana), el 28 de febrero (solo horario matinal), Jueves y Viernes Santo, 12 de octubre, 1 de noviembre, así como el 6 y el 8 de diciembre, el enclave permanece abierto. Por su parte, la entrada es libre y gratuita hasta completar el aforo de 30 personas y el último pase tiene lugar 30 minutos antes del cierre.
Cómo llegar
Desde Almería, el viaje es de alrededor de 1 hora y 45 minutos por la carretera A-7. Por su parte, desde Murcia el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 20 minutos por la misma vía.
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