El bonito pueblo de Bélgica que es una de las joyas escondidas de Europa: un paisaje montañoso rodeado de rutas de senderismo

Esta localidad es una de las más desconocidas del país y sorprende con su amplia oferta de senderos y sus pintorescas calles

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Vresse-sur-Semois, en Bélgica
Vresse-sur-Semois, en Bélgica

En pleno auge veraniego, la plataforma de alquileres vacacionales Hometogo ha publicado un estudio revelador que pone en valor las joyas ocultas del Viejo Continente, esos lugares que aún resisten a la masificación y sorprenden por su encanto. La noticia, que invita al orgullo belga, es que Vresse-sur-Semois se ha ganado un puesto entre los cincuenta rincones imprescindibles de Europa, situándose en el número 22 y obteniendo una puntuación final de 52,84.

Para confeccionar el listado, Hometogo evaluó a los destinos en función de criterios tan variados como el precio del alojamiento, la belleza natural, las opciones de senderismo, la calidad climática y la riqueza gastronómica. Así, el buscador de vacaciones logra orientar a los viajeros en busca de alternativas frescas y auténticas, lejos de los circuitos clásicos. Que una pequeña localidad como Vresse-sur-Semois figure en esta selección resulta doblemente meritorio frente a la feroz competencia europea. No solo es una sorpresa, sino también un guiño a quienes buscan lugares donde la belleza natural y la autenticidad permanecen intactas.

Naturaleza intacta y paisajes de postal

Situada en la provincia de Namur, muy próxima a la frontera francesa, Vresse-sur-Semois atesora innumerables parajes pintorescos, bosques salvajes y valles recónditos. Aunque el clima y las horas de sol no sea una de sus principales cualidades, la región de Semois brilla con luz propia gracias a su entorno verde y húmedo, ideal para quienes prefieren la frescura del norte y la paleta de verdes que regala el verano belga.

Vresse-sur-Semois, en Bélgica
Vresse-sur-Semois, en Bélgica

Así, uno de los mayores atractivos que incluye la localidad belga es su oferta de senderismo. Entre los principales reclamos se sitúa la reserva natural de Bohan-Membre, un remanso natural donde la flora y fauna autóctonas conviven con arroyos cristalinos, laderas abruptas y bosques frondosos de fresnos, arces y robles. Las rutas atraviesan valles y colinas, invitando tanto a caminantes experimentados como a familias a sumergirse en un entorno auténtico y bien conservado.

Uno de los itinerarios favoritos es el llamado Paseo de las Leyendas, una ruta salpicada de paneles informativos. Estos guían al viajero por el patrimonio arquitectónico y desvelan antiguas historias de la región, haciendo del paseo una actividad tan didáctica como placentera. Si el calor aprieta, nada mejor que descender al río Semois y lanzarse a una sesión de kayak entre meandros y pequeños rápidos para conocer la zona desde un punto de vista diferente y refrescante.

Tradición, arte y monumentos emblemáticos

El corazón de Vresse-sur-Semois late en torno a su pequeño, pero pintoresco centro urbano. Aquí destaca el Puente de San Lamberto, diminuto, pero robusto edificio de piedra que cruza el arroyo Petit-Fays. Sus tres arcos irregulares y el idílico entorno verde lo han convertido en la postal más reconocible de la localidad y en parada obligatoria para los amantes de la fotografía y el patrimonio. Este monumento se integra en perfecta sintonía con el ambiente relajado y acogedor del pueblo.

La ciudad española que es la más antigua de Europa: un viaje por sus 3.000 años de historia.

Por su parte, para quienes sienten curiosidad por la vida cultural, la visita debe completarse en la Fundación Chaidron-Guisset, un espacio que alberga exposiciones permanentes y temporales y funge como centro regional de interpretación artística. El centro dedica especial atención a la Escuela de Vresse, una corriente pictórica local representada por decenas de artistas que han encontrado en estos paisajes su fuente de inspiración.