
España conserva una enorme riqueza de celebraciones populares que cada verano tiñen de color y tradición pueblos de norte a sur. Las verbenas rurales, mucho más que simples fiestas, representan momentos de reencuentro con familiares y amistades, además de una oportunidad para sumergirse en costumbres que han dado forma a la identidad local y regional a lo largo de los siglos. Este verano, según la selección realizada por Civitatis, existen numerosas opciones para vivir el ambiente festivo de los pueblos españoles en toda su diversidad.
Las Hogueras de San Juan en Alicante
El inicio de la temporada estival llega marcado por la mítica noche de San Juan, que en Alicante cobra un protagonismo excepcional. La ciudad y sus playas se convierten en escenario de una celebración que fusiona raíces religiosas y paganas para dar la bienvenida al solsticio de verano. Cientos de hogueras iluminan la costa mientras miles de personas disfrutan de una de las noches más cortas del año, en un entorno animado que une tradición, naturaleza y el inmejorable clima del Mediterráneo.
La Batalla del Vino en Haro, La Rioja

La localidad riojana de Haro acoge una de las fiestas más singulares y esperadas del norte de España: la Batalla del Vino. Durante la celebración, que recorre un radio de seis kilómetros, los participantes rociarán con vino tinto a todos cuantos encuentren a su paso. Esta cita, que remite a la fuerte tradición vitivinícola de la zona —el vino de Rioja es mundialmente reconocido—, se convierte en un evento colectivo con la bodega como protagonista y el disfrute como objetivo común.
San Fermín en Pamplona, Navarra
Pocas fiestas logran tanta proyección internacional como los Sanfermines. Del 6 al 14 de julio, Pamplona se convierte en epicentro de emoción y multitud con los encierros taurinos: corredores de blanco y pañuelos rojos desafían a los toros, mientras la ciudad entera vibra con desfiles, gigantes y cabezudos, música en cada esquina y un sinfín de actividades para todos los que se acercan a experimentar la adrenalina y el espíritu de fraternidad de esta cita histórica.
La Tomatina en Buñol, Valencia
A finales de agosto, el pequeño municipio valenciano de Buñol sorprende al mundo con La Tomatina, una fiesta donde el tomate es el protagonista absoluto. Lo que empezó en 1945 como una disputa entre jóvenes, se transformó en una batalla campal y roja que cada año reúne a miles de personas dispuestas a disfrutar lanzándose más de cien toneladas de tomates. El evento ha traspasado fronteras y es hoy una seña de identidad de la localidad.
Moros y Cristianos en Villajoyosa, Alicante
Con más de 250 años de tradición, la fiesta de Moros y Cristianos en Villajoyosa revive la defensa de la ciudad frente a un ataque berberisco. Durante varias jornadas, el municipio alicantino se llena de color, desfiles y recreaciones históricas que homenajean el pasado árabe y cristiano de la región, todo ello en un enclave natural privilegiado junto a playas de gran belleza.
El Festival Internacional del Mundo Celta en Ortigueira, Galicia

En pleno corazón de Galicia, el municipio de Ortigueira preserva su espiritualidad atlántica con el Festival Internacional de la Música Celta. Este evento reúne bandas folk de diferentes países y coincide con las festividades locales el segundo fin de semana de julio. Su ambiente único y el privilegio de celebrarse rodeado de naturaleza en la provincia de A Coruña se suman al atractivo de ser un festival gratuito, abierto a todos los públicos.
La Chúndara de Peñafiel, Valladolid
La localidad vallisoletana de Peñafiel es famosa por su imponente castillo y sus vinos, pero el verano se anima especialmente con la celebración de la chúndara: un animado pasacalles donde los participantes recorren la villa al ritmo del pasodoble ‘La Entrada’, mientras los vecinos arrojan agua desde sus balcones. Esta tradición acompaña las fiestas patronales de Nuestra Señora y San Roque, fusionando música, fiesta y refrescante diversión.
La Festa Normanda en Foz, Lugo
La historia medieval resurge cada verano en Foz, en la costa lucense, con la festa normanda. Este evento conmemora la resistencia del pueblo frente al asedio vikingo del siglo X, mediante pasacalles, conciertos y actividades para pequeños y mayores. Foz se transforma en una villa donde la recreación histórica y el disfrute familiar van de la mano.
La Batalla de las Flores en Laredo, Cantabria

En Laredo, la Batalla de las Flores demuestra cómo una localidad puede vestirse entera de colorido y fragancias. Carrozas artesanales adornadas con miles de flores recorren la Alameda de Miramar en un desfile que fusiona creatividad y tradición. El evento, convertido en un referente artístico y turístico, permite además disfrutar de la costa cántabra y de la hospitalidad local.
El Cipotegato en Tarazona, Zaragoza
En Tarazona (Zaragoza), la tradición del Cipotegato marca el inicio de las fiestas mayores. Un personaje disfrazado de arlequín atraviesa la ciudad perseguido por la multitud que le lanza tomates, en un rito ancestral lleno de simbolismo y entusiasmo popular. La localidad aragonesa se llena así de alegría y rojo, manteniendo viva una de las celebraciones más singulares del verano español.
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