El paraíso de los Pirineos donde se rodó ‘Olympo’, la nueva serie que arrasa en Netflix: un bonito pueblo con uno de los mejores balnearios de España

La producción se desarrolla principalmente en este enclave pirenaico lleno de encanto

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Panticosa, en Huesca (Shutterstock).
Panticosa, en Huesca (Shutterstock).

El pasado 20 de junio, Netflix sumó a su catálogo un nuevo fenómeno titulado Olympo, una serie que ha escalado rápidamente hasta el primer puesto de lo más visto en España. Protagonizada por Clara Galle, Nuno Gallego, Nira Osahia y Agustín Della Corte, la producción transporta al espectador al universo competitivo del deporte de élite, donde la presión, la rivalidad y el misterio convergen en un centro deportivo de alto rendimiento. Desde su estreno, se ha convertido no solo en un contenido viral, sino también en una conversación social sobre la ética y las sombras que rodean el éxito deportivo.

La serie se desarrolla en el ficticio Centro de Alto Rendimiento Pirineos, un lugar destinado a formar a los mejores atletas del país. El espectador se adentra en la vida de un grupo de deportistas jóvenes que comparten rutinas, sueños y, a menudo, envidias y recelos. La trama central gira en torno a Amaia, capitana de la selección nacional de natación artística, cuya obsesión por la perfección comienza a tambalearse cuando su mejor amiga, Núria, la supera inesperadamente. La sospecha de dopaje empieza a contaminar el ambiente, introduciendo un elemento de tensión y desconfianza entre los personajes, lo que aporta un giro de thriller a este drama juvenil.

El guion, firmado por Jan Matheu, Laia Foguet e Ibai Abad, opta por exponer las luces y sombras de los centros de alto rendimiento en España. Además, logra reflejar el espíritu de superación y la presión psicológica a la que están sometidos los deportistas, sin perder de vista las emociones adolescentes y la complejidad de crecer bajo el foco mediático y la exigencia del alto nivel.

Un escenario de película

Balneario de Panticosa, en Huesca
Balneario de Panticosa, en Huesca (Wikimedia Commons).

Aunque en la ficción el centro deportivo responde al nombre de CAR Pirineos, la localización principal de la serie ha sido el Balneario de Panticosa, en pleno corazón del Valle de Tena (Huesca). Este enclave real, situado a 1.630 metros de altitud, combina historia, naturaleza y arquitectura, aportando a la serie una atmósfera tan auténtica como espectacular. La mayoría de las secuencias exteriores muestran la imponente imagen del balneario, mientras que las escenas de interior se grabaron en diferentes platos de Netflix, recreando fielmente la arquitectura moderna y funcional de un centro deportivo de elite.

El Balneario de Panticosa ha sido conocido históricamente como uno de los destinos termales más importantes de España. Rodeado de montañas y cascadas, fue construido junto al Ibón de Baños, un lago natural de aguas cristalinas que recoge el caudal del río Caldarés. Sus aguas termales ricas en minerales han atraído durante siglos a personalidades ilustres como Alfonso XIII, Ortega y Gasset o Santiago Ramón y Cajal. De este modo, fundado en la época romana, el balneario creció hasta convertirse, en el siglo XIX, en uno de los complejos termales más cotizados del país.

Hoy, el visitante puede admirar la riqueza arquitectónica de edificios emblemáticos como el Gran Hotel, el Casino, las legendarias Termas de Tiberio y la Capilla del Carmen, monumentos rodeados de praderas y aguas termales que invitan al descanso y la desconexión. El reconocimiento de estos baños como Conjunto de Interés Turístico Nacional en 1966 consolidó su status como referencia de turismo de salud. Restaurantes emblemáticos como El Lago, La Brasserie y La Fontana complementan la oferta, permitiendo disfrutar de la gastronomía local en un entorno privilegiado.

El pueblo de Panticosa

Panticosa, en Huesca (Adobe Stock).
Panticosa, en Huesca (Adobe Stock).

La emisión de ‘Olympo’ también ha puesto en valor el municipio de Panticosa, a tan solo 8 kilómetros del balneario y con apenas 800 habitantes. Caracterizado por sus casas de piedra y pizarra y sus retorcidas calles empedradas, el pueblo conserva la esencia de la arquitectura de alta montaña. La iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, datada en el siglo XVI y de estilo gótico, destaca como principal reclamo histórico y cultural.

Panticosa es, además, un destino polivalente: en invierno, su estación de esquí forma parte del dominio más extenso de España junto con Formigal, sumando casi 180 kilómetros de pistas repartidas en seis valles. En verano, el entorno se transforma en paraíso para senderistas y amantes de la naturaleza, ofreciendo rutas hacia el Garmo Negro, los Ibones de Ordicuso y el macizo del Argualas.

La bonita ruta por los Pirineos que conduce a la ‘pirámide oscense’: descubre un pueblo abandonado y unas impresionantes vistas.

Para quienes buscan emociones fuertes, Panticosa es igualmente referente en deportes como la escalada, el barranquismo y el senderismo de alta montaña. Uno de sus grandes atractivos es la pasarela sobre el río Caldarés, un recorrido colgante de 800 metros que ofrece paisajes espectaculares y sensaciones únicas en cualquier estación del año. Flanqueada por cumbres que superan los 3.000 metros, la zona garantiza experiencias intensas tanto para deportistas como para visitantes ocasionales.