
En el sureste de la península ibérica, entre los focos turísticos de la Comunidad Valenciana y Andalucía, se extiende un litoral que, pese a su menor extensión, guarda algunas de las playas más singulares del Mediterráneo español. Así, el litoral murciano, con sus 250 kilómetros de costa, es conocido como la Costa Cálida, nombre que no es casual: las temperaturas se mantienen templadas durante todo el año y la media del agua supera los 19 grados, lo que permite el baño incluso fuera de temporada.
A lo largo toda la línea costera, el visitante encuentra un contraste cada vez más difícil de hallar en el litoral mediterráneo: calas de aguas cristalinas sin urbanizar, arenales escondidos entre acantilados y entornos naturales protegidos donde el turismo masivo todavía no ha borrado la huella del paisaje. La presencia de espacios naturales como el Parque Regional de Calblanque, las salinas de San Pedro del Pinatar o el entorno volcánico de la playa de El Hornillo, en Águilas, refuerza esa sensación de costa alternativa, más salvaje y menos domesticada.
De hecho, en Águilas es donde se ubica la playa La Carolina, un precioso arenal que es de los más emblemáticos de la zona. Se trata de una playa semiurbana y algo aislada, aunque durante los meses de verano, son muchos los que se acercan a disfrutar de su agua cristalina y arena fina. Además, su acceso es bastante sencillo, ya que cuenta con una carretera próxima que lleva directamente a ella.
Un enclave protegido que lo tiene todo

Ubicada en el extremo sur del litoral murciano, a escasa distancia del núcleo urbano de Águilas, la playa de La Carolina se ha consolidado como uno de los enclaves costeros más apreciados por quienes buscan una experiencia de mar equilibrada entre naturaleza y comodidad. Con una longitud de 250 metros y una anchura aproximada de 20, esta cala de arena dorada y aguas transparentes se inscribe dentro del espacio natural conocido como Cuatro Calas, declarado Paisaje Natural Protegido por su valor ecológico y geológico.
El entorno no es casual. Cuatro Calas —formado por las playas de La Carolina, Los Cocedores, La Higuerica y Calarreona— conserva aún vestigios de origen volcánico, formaciones rocosas esculpidas por el viento y el mar, así como sistemas dunares y hábitats donde sobreviven especies vegetales propias del sureste ibérico. La protección legal de este espacio garantiza la conservación de un paisaje costero poco alterado, donde la intervención humana ha sido limitada a lo imprescindible.
Pese a tratarse de un entorno protegido, La Carolina cuenta con una infraestructura pensada para acoger al visitante. Durante los meses de verano, dispone de servicios de vigilancia y socorrismo, pasarelas de acceso para personas con movilidad reducida, aseos y duchas. La playa es también una opción segura para familias con niños, gracias a su pendiente suave y al oleaje moderado que caracteriza esta zona del Mediterráneo.
No falta tampoco uno de los elementos más codiciados en los meses de calor: el chiringuito. Situado junto a la arena, el pequeño establecimiento permite refrescarse con una bebida fría o almorzar frente al mar, sin necesidad de abandonar el entorno natural. Para muchos, ese equilibrio entre servicios básicos, entorno preservado y vistas abiertas al horizonte es lo que hace de La Carolina una parada imprescindible en cualquier ruta por la Costa Cálida.
Cómo llegar
Desde Murcia, el viaje es de alrededor de 1 hora y 20 minutos por la carretera A-7 y RM-11. Por su parte, desde Almería el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 40 minutos por la vía N-340a.
Últimas Noticias
Las 4 mejores piscinas naturales de Toledo: un viaje por pozas bajo castillos medievales y lagunas con propiedades médicas
Estos rincones son ideales para refrescarse durante los meses de verano gracias a sus aguas en un entorno natural

Viajar al ritmo del Orgullo 2025: los destinos que redefinen la celebración con historia, arte y diversidad
Del desfile por los canales de Ámsterdam al barrio de Chueca en Madrid, la diversidad brilla con actividades únicas y grandes celebraciones

La cascada de Cuenca situada junto a una ermita del siglo XVI y a la que se llega por una sencilla ruta de senderismo
El salto de agua se enclava en un paisaje de gran belleza rodeado de vegetación. El sendero es además un plan familiar perfecto para descubrir todos sus secretos

El Parador situado en mitad de un parque natural que es refugio del oso pardo: senderismo con unas vistas inigualables
Este hotel es ideal para descubrir los rincones de la montaña palentina y disfrutar de su gastronomía

Un recorrido por los 5 castillos de Cantabria que te harán viajar en el tiempo
Estas fortalezas muestran uno de los patrimonios más desconocidos de la región
