
Apenas a pocos kilómetros de Badajoz y Sevilla, en las estribaciones de Sierra Morena y en mitad del Parque Natural de la Sierra de Aracena y los Picos de Aroche, un pequeño pueblo se alza como un rincón perdido de la provincia de Huelva. Esta localidad, desconocida para la gran mayoría, cuenta con un rico patrimonio histórico y cultural que es digno de admirar. Además, entre sus calles, la tranquilidad y la paz se puede respirar, siendo así, un destino perfecto para una escapada y desconectar del ajetreo de las grandes ciudades.
Este es el caso de Santa Olalla de la Cala, un pueblo de poco más de 2.000 habitantes que sorprende a todo aquel que se acerca hasta él. A pesar de su reducido tamaño, la villa atesora un gran conjunto monumental que reflejan la historia y la cultura de esta localidad onubense. Pero no solo eso, pues sus alrededores destacan por su riqueza natural y paisajística, siendo un enclave perfecto para el senderismo y el turismo activo.
El castillo y su historia

El origen de Santa Olalla de la Cala es desconocido, aunque su enclave en mitad de la Ruta de la Plata puede situar su antigüedad durante la Edad de Bronce. Durante esta época, el comercio de los metales extraídos de los importantes enclaves mineros de Almadén de la Plata, Minas de Riotinto, o “La Papúa” o “El Tratejón” en Zufre, pudo asentar las bases de lo que fue esta ruta comercial. No obstante, los primeros documentos sitúan a la localidad en el año 1248, con la conquista de Sevilla por parte del rey Fernando III el Santo. Durante los años siguientes, los enfrentamientos con el ejército portugués contribuyó a la fortificación de la zona, por lo que se levantaron numerosos castillos.
Entre ellos destaca la fortaleza de Santa Olalla, un imponente baluarte defensivo que es uno de los principales reclamos turísticos de la localidad. Construida en el siglo XIII, se alza a casi 550 metros de altitud, en lo que se conoce como el “Cerro del castillo” y fue mandado construir por Sancho IV por medio de un acuerdo del Consejo de la ciudad de Sevilla para construir fortalezas en Cumbres y Santa Olalla.
Su arquitectura sorprende al viajero gracias a la mezcla de los estilos gótico y mudéjar, y por su estructura en forma rectangular, con murallas encapuchadas y franqueadas por diez torres, cuatro de ellas semicirculares y seis rectangulares. Uno de sus elementos más destacados es su torre del homenaje, y la puerta secundaria, la cual se ubica en una zona de difícil acceso donde poder contemplar la Fuente de Arriba y el popularmente llamado, Puente Romano. A su vez, el castillo fue declarado Bien de Interés Cultural en 1949.
Los alrededores del castillo

Pero la fortaleza no se encuentra sola, pues en sus alrededores se pueden contemplar otros monumentos de gran valor patrimonial. Este es el caso de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que situada a los pies del castillo, fue construida ente los siglos XIV y XVIII. El templo presenta una combinación de estilos gótico, mudéjar y barroco que lo hacen único, a lo que hay que sumar su origen, pues fue levantada sobre los restos de una antigua sinagoga del siglo IX o X. De todos sus atractivos destacan la puerta de la Epístola gótica-mudéjar y la Puerta del Perdón de estilo gótica, además, gran parte de su estructura fue reconstruida como consecuencia del terremoto de Lisboa de 1744.
Pero más allá de la iglesia, en el camino al castillo, el viajero se encuentra con un crucero de estilo renacentista perteneciente a la antigua Ruta de la Plata, así como la Fuente de Arriba con su área recreativa y el puente denominado popularmente “Romano”, al otro. En cuanto al pueblo, un paseo por sus calles permite disfrutar de la tranquilidad y la paz propia de la sierra onubense.
Así, el viajero se puede perder por sus rincones y descubrir todos sus secretos, como es el mosaico romano situado en la fachada de las casas de la calle que conduce al convento e iglesia de San Pedro. A su vez, la localidad se caracteriza también por los monumentos a la Marina Española, que conmemoran la importancia de la localidad en la lucha contra los franceses durante la Guerra de Independencia. Tampoco hay que pasar por alto su museo etnográfico y el taurino.
Un destino ideal para el senderismo

Aparte de su amplio patrimonio histórico y cultural, Santa Olalla de la Cala es un rincón ideal para los amantes de la naturaleza. Su privilegiada ubicación forma parte de uno de los espacios protegidos más destacados de Andalucía: el Parque Natural de la Sierra de Aracena y los Picos de Aroche, el cual frece un mosaico de paisajes que combinan bosques mediterráneos, valles, ríos y formaciones rocosas. El parque alberga una gran diversidad ecológica, con extensos alcornocales, castañares y quejigares que sustentan una variada fauna, entre la que destacan especies emblemáticas como el lince ibérico, el águila imperial o el buitre negro.
Esta riqueza natural convierte a Santa Olalla del Cala en un punto de partida ideal para realizar numerosas rutas de senderismo y actividades al aire libre, que permiten disfrutar plenamente del entorno mientras se observa la flora y fauna autóctonas. Los visitantes pueden recorrer caminos tradicionales, explorar antiguos senderos rurales o simplemente pasear entre los pintorescos paisajes que regala esta zona, donde el contacto con la naturaleza es constante y revitalizante. Además, durante el otoño, los bosques se transforman en un espectáculo de colores que atrae a amantes de la fotografía y el turismo de naturaleza.
Cómo llegar
Desde Huelva, el viaje es de alrededor de 1 hora y 30 minutos por las carreteras A-49 y A-66. Por su parte, desde Sevilla el trayecto tiene una duración estimada de 55 minutos por la vía A-66.
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