
Apenas a una hora de Barcelona, en el Parque Natural de Garraf, el pueblo de Olivella se alza como uno de los destinos más curiosos de la provincia. La localidad puede pasar desapercibida, pero cuenta con un rincón que es único en España y que atrae a infinidad de viajeros. Se trata del monasterio Sakya Tashi Ling, un templo budista que sorprende no solo por el contraste entre la arquitectura oriental y el paisaje mediterráneo, sino por el ambiente de recogimiento y silencio que proyecta.
Conocido popularmente como el monasterio del Garraf, ocupa lo que fue el palacio Novella, una antigua masía modernista construida en el siglo XIX por una familia burguesa y abandonado durante décadas, hasta que en 1996 fue rehabilitado por una comunidad budista de la escuela Sakya. Desde entonces, Sakya Tashi Ling se ha convertido en un centro de referencia para la difusión del budismo tibetano en Europa, combinando prácticas espirituales, actividades formativas y propuestas culturales para visitantes de todas las edades.
De palacio a templo budista

El palacio Novella fue una masía agrícola construida en 1885 como residencia para Don Pedro Doménech Grao y Doña María de Vilanova y su familia. Estos viajaron a Cuba y tras su regreso decidieron construir este impresionante edificio, sin embargo, tan solo pudieron disfrutarlo poco más de cinco años, ya que en 1893 la plaga de filoxera de la vid destruyó todos los viñedos y la familia cayó en la ruina. Debido a esto, sacaron la finca a subasta y desde entonces el palacio ha tenido diferentes propietarios que han mantenido sus puertas cerradas, hasta que en 1996 se instaló una comunidad budista.
Así, nació el monasterio Sakya Tashi Ling, el cual sigue la orden Sakya o Sakyapa, una de las cuatro tradiciones del budismo tibetano. Su fundador fue Jamyang Tashi Dorje Rinpoche quien reunió el dinero para la compra del edificio y que, a día de hoy, se financia gracias a las actividades que realiza el templo. La principal son las visitas guiadas, las cuales permiten recorrer las estancias principales del monasterio y conocer de primera mano el funcionamiento y simbología de la comunidad budista.
Un recorrido por el monasterio

Uno de los espacios más emblemáticos es la Sala Dorada, que conserva buena parte de la decoración original modernista. En este salón, antaño destinado a banquetes y reuniones sociales de la élite local, se celebraban fiestas y encuentros promovidos por los antiguos propietarios del palacio. La riqueza ornamental de techos, molduras y mobiliario contrasta con el silencio que hoy predomina en el entorno.
La visita también incluye la antigua capilla de la colonia agrícola, hoy integrada en el conjunto del monasterio. Este espacio, que en su origen tuvo una función litúrgica cristiana, ha sido respetuosamente incorporado al recorrido espiritual del centro budista y se considera una pieza clave para entender la evolución del lugar.
Otro punto destacado del recorrido es la Sala de los Budas, un espacio de gran importancia simbólica dentro del monasterio. En ella se reúnen diversas representaciones iconográficas del budismo tibetano, que aluden a distintas cualidades mentales —como la compasión, la sabiduría o la ecuanimidad— cultivadas a través de la práctica meditativa. Esta sala funciona tanto como espacio ceremonial como lugar de enseñanza y contemplación. También se puede visitar una exposición permanente sobre el budismo tibetano y adquirir textos y productos artesanales en su pequeña tienda.
Un monasterio modernista

Otro de los grandes atractivos del monasterio del Garraf es su estructura. El templo presenta un estilo modernista y neogótico, obra de Manel Comas i Thos, y su exterior recuerda al de un edificio fortificado. Así, se puede contemplar un muro alto, con garitas en las esquinas y a los lados de las puertas. Al entrar el visitante se encuentra con un patio que articula los diferentes espacios del conjunto. Hacia la izquierda, se abre el conocido como patio de los limoneros, donde destaca un lavadero de inspiración gaudiniana, testimonio del modernismo catalán tardío.
A la derecha, se sitúan las antiguas bodegas, el lagar, el pozo y la capilla, elementos vinculados a la etapa en que la finca funcionaba como colonia agrícola. El edificio principal, de grandes dimensiones, presenta una estructura simétrica con dos alas laterales y un cuerpo central más austero. Esta parte central, de mayor altura, está cubierta por un tejado a dos aguas coronado por una torrecilla cuadrada que emerge por encima de la cumbrera. El conjunto combina elementos arquitectónicos propios de la época modernista con adaptaciones posteriores que han respetado el carácter original del inmueble.
Cómo visitarlo: horario y precios
Para visitar el monasterio hay que tener en cuenta el horario de las visitas guiadas. Estas son de miércoles a viernes a las 12:30 horas. Los fines de semana y festivos, las visitas están disponibles de forma continua entre las 11:00 y las 17:00 horas. El centro permanece cerrado los lunes y martes. Las visitas guiadas se realizan en castellano, aunque también pueden llevarse a cabo en catalán, inglés o francés para grupos de cinco personas o más, previa reserva.
El precio de la entrada general es de nueve euros. Existe una tarifa reducida de 6 euros destinada a niños de entre 5 y 12 años, personas jubiladas, familias numerosas o monoparentales, personas con diversidad funcional, estudiantes universitarios y personal docente.
Cómo llegar
Desde Barcelona, el viaje es de alrededor de 45 minutos por la carretera C-31. Por su parte, desde Tarragona el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 10 minutos por la vía AP-7.
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