Castillo musulmán, hospital y convento: así es la fortaleza milenaria que está en el pueblo más grande de Toledo

Se construyó en el siglo XI y sus restos se puede visitar gratis y libremente

Guardar
Castillo de Guadalerzas, en Toledo.
Castillo de Guadalerzas, en Toledo. (Adobe Stock)

A lo largo de todo el territorio español, se pueden encontrar hasta más de 10.000 castillos y fortalezas. Estas son el reflejo de la cultura e historia que dejaron las antiguas civilizaciones, y que gracias a su buen estado de conservación se pueden disfrutar a día de hoy. Además, algunas de ellas se alzan como imponentes construcciones defensivas que protegían las fronteras y defendían los diferentes pueblos. Gracias a ellos se pueden contemplar imponentes baluartes que cuentan con una arquitectura única.

En este sentido, son muchos los que destacan por su arquitectura e historia, mientras que otros son menos conocidos, pero guardan una gran relevancia para la región donde se ubican. Este es el caso del castillo de Guadalerzas, una fortaleza perteneciente al municipio toledano de Los Yébenes que ha sido testigo de numerosos episodios históricos. Además, desde su construcción ha sido utilizado para diversas funciones. Pasó de ser una fortaleza musulmana a convertirse en un hospital medieval, y más tarde en residencia y convento bajo el Colegio de Doncellas Nobles de Toledo.

Un origen milenario

La fortaleza original, construida por los musulmanes en 1078 durante la época almorávide, se erigió como un punto estratégico para defender el paso del congosto entre los valles del Algodor y el Bracea. Su diseño incluía una muralla perimetral, torres en las esquinas y un patio de armas en el centro. Los vestigios de esta estructura original aún se conservan en el Cerro de la Horca, donde en el siglo XIX, durante unas excavaciones, se encontraron inscripciones coránicas y restos arqueológicos que dan cuenta de su historia.

Castillo de Guadalerzas, en Toledo.
Castillo de Guadalerzas, en Toledo. (Adobe Stock)

En el siglo XII, tras la conquista cristiana, el castillo fue convertido en un hospital para las tropas y viajeros que transitaban entre Córdoba y Toledo. Dependía de la Orden de Calatrava, y su principal misión era ofrecer refugio y atención a los heridos de guerra, cautivos y necesitados. El hospital contaba con un altar orientado hacia los lechos de los enfermos, un elemento que simbolizaba la conexión entre lo terrenal y lo divino, fundamental para el consuelo espiritual de la época.

Durante el siglo XIII, los privilegios del hospital se vieron reforzados, y el castillo pasó a ser un centro de importancia tanto para la salud como para la protección en la frontera. En el siglo XV, el castillo fue remodelado, transformando su torre original en un pabellón con arquerías de ladrillo y reforzando sus murallas y defensas.

De fortaleza a convento

Pero fue en 1572 cuando el castillo experimentó una de sus transformaciones más significativas. Felipe II lo vendió al cardenal Silíceo, quien lo destinó al Colegio de Doncellas Nobles de Toledo. A partir de entonces, las dependencias del castillo fueron acondicionadas como viviendas y convento, marcando el fin de su función militar y hospitalaria. A lo largo del siglo XIX, el castillo sufrió una restauración bajo la dirección de don Matías Nieto Serrano, quien añadió almenas y chimeneas, adaptándolo para su uso como vivienda. Sin embargo, con el paso del tiempo, la fortaleza ha caído en el abandono, y su deterioro se ha acelerado, dejando atrás un legado de historia y belleza natural.

El castillo de Madrid que está en plena ciudad y en mitad de un parque: se puede visitar y es gratuito.

Hoy en día, el castillo de Guadalerzas es un lugar que, aunque descomponiéndose, sigue siendo testigo de la riqueza histórica de la región. La fortaleza es objeto de la atención de una asociación cultural, que busca revitalizar el lugar y preservar su historia. Este proyecto tiene como objetivo restaurar el castillo y su entorno, rescatando un pasado que fue crucial para la protección y el auxilio de los necesitados en su época. La asociación, inspirada por el río Bracea que precede al castillo, trabaja en la conservación del sitio, reconociendo su potencial para renacer como un espacio de gran valor cultural e histórico.

Cómo llegar

Desde Toledo, el viaje es de alrededor de 35 minutos por la carretera CM-42. Por su parte, desde Ciudad Real el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora por la vía N-401.