El aeropuerto más caro del mundo: 17 euros por un croissant y 9 por una botella de agua

Varios estudios apuntan a que este aeropuerto tiene unos precios desorbitados, siendo semejantes a los restaurantes de lujo

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Imagen de recurso.
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Si quieres comer o tomarte un aperitivo, no suele ser recomendable hacerlo en un aeropuerto. No es un secreto para nadie que los establecimientos aprovechan su posición privilegiada para cobrar los productos a un precio más alto del habitual.

Sin embargo los precios de los aeropuertos no se rigen por un estándar. Cada uno puede poner los precios que vea conveniente. Sin embargo, hay ocasiones en las que es inevitable tomarse un café o comer algo para hacer tiempo.

Si los precios que ves en los aeropuertos te suele parecer elevados, hay uno que se lleva la palma. Las botellas de agua se venden por 9 euros, un croissant sube hasta los 17 y una lasaña de 90 gramos cuesta 24,50. Estos precios podrían parecer los de un resort de lujo, sin embargo, son productos de calidad estándar.

El Aeropuerto Internacional de Estambul ostenta el título no oficial del aeropuerto más caro del mundo. Esto es lo que afirman varios estudios tras revisar la lista de precios que manejan diferentes recintos.

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Este es uno de los aeropuertos más concurridos. Se estima que pasan alrededor de 220.000 personas al día. La empresa gestora de estos productos (IGA), defiende su estrategia de precios, asegurando que los precios están en línea con otros aeropuertos.

Precios desorbitados

Pese a las palabras de la empresa, la realidad es que los precios que estipula el aeropuerto son extremadamente caros, y más en comparación con la calidad de los servicios. La porción de lasaña fue la que más viral se hizo, pues un usuario la comparaba con un ladrillo.

Las zonas cercanas de la ciudad tienen unos precios mucho más bajos. Un ejemplo de ello es el medio litro de cerveza. Mientras que en el aeropuerto cuesta 17,50 euros, en Estambul suele costar alrededor de 1,50 euros.

La larga lista de precios es alarmante, viendo como un zumo de naranja natural cuesta 8 euros, tan solo un plátano cuesta 6 euros y el capuchino 9 euros. Estos precios son extremadamente altos, sin embargo, IGA cataloga esta estrategia como brillante.

Aparte de justificar estos precios desorbitados comparándose con aeropuertos como el de alta gama como el de Ámsterdam, Dubai o Frankfurt, alegan que la experiencia de la escala le aporta un valor añadido.

Sin embargo la empresa no ha querido mostrar los márgenes de beneficio que tiene la empresa. Ellos alegan que es por motivos de confidencialidad, pero se estima que es millonario.

Aunque este aeropuerto sea el más caro del mundo, hay otros que también aprovechan su posición privilegiada para poner precios desorbitados. Algunos ejemplos de esto son el de Heathrow en Londres o el de Dulles en Washington DC, en donde comer o beber puede costarte tanto como un restaurante de lujo.

En Heathrow una botella de agua de 50cl cuesta alrededor de 4 euros, mientras que un sándwich puede llegar a los 10 euros. En Dulles la historia es parecida, pero lo que está claro es que la ciudad turca tiene los precios más altos.