El pueblo de Francia que celebra el Lunes de Pascua con una tortilla gigante: más de 5.000 huevos en un entorno famoso por su vino

La localidad se encuentra cerca de Burdeos y lleva 40 años celebrando esta tradición

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Tortilla gigante de Haux, en
Tortilla gigante de Haux, en Francia.

El Lunes de Pascua, celebrado el día siguiente al Domingo de Resurrección, marca el cierre del ciclo litúrgico de la Semana Santa y se conmemora en diversas regiones del mundo con significados religiosos, sociales y culturales. Aunque no es una fecha festiva oficial en todos los países, en lugares como Cataluña, Baleares, parte de Alemania, Austria o Hungría se mantiene y es celebrado con tradiciones locales que combinan ritos religiosos, reuniones familiares y costumbres populares.

En España, la costumbre más conocida es la de la mona de Pascua, pero en otras regiones del mundo se festeja de una forma muy diferente. Una de las más curiosas tiene lugar en un pequeño pueblo de Francia, donde todos sus vecinos se congregan en la plaza mayor para disfrutar de una comida única. Se trata del pueblo de Haux, una pequeña villa situada en el departamento de Gironda que se extiende sobre suaves colinas cubiertas de viñedos que forman parte de la denominación de origen Entre-deux-Mers.

Esta zona, delimitada por los ríos Garona y Dordoña, es reconocida por la producción de vinos blancos secos y dulces. Pero más allá de su riqueza vinícola, en la villa cada Lunes de Pascua tiene lugar una tradición única: la preparación de una tortilla gigante en la plaza del pueblo.

La tortilla gigante de Haux

Esta tradición, instaurada desde hace más de 40 años, reúne a residentes y visitantes en torno a una receta colectiva cocinada en una sartén de más de cuatro metros de diámetro. En ella se baten y cocinan entre 5.000 y 6.000 huevos, acompañados de ajo, cebolla, panceta y hierbas aromáticas.

Región de Gironda, en Francia.
Región de Gironda, en Francia.

El evento es organizado por el Comité des Fêtes con el apoyo de decenas de voluntarios, y su preparación se convierte en un espectáculo en sí mismo. Desde primeras horas de la mañana, se instala la enorme sartén sobre una estructura metálica especialmente diseñada, y los cocineros, ataviados con gorros y delantales blancos, comienzan a preparar los ingredientes frente al público. Una vez cocinada, la tortilla se reparte de forma gratuita entre los asistentes.

Además del componente gastronómico, la jornada incluye música en directo, actividades infantiles, juegos tradicionales y degustaciones de productos locales. Lejos de ser una mera atracción turística, la celebración refuerza la identidad del pueblo y transmite el valor de la hospitalidad y la vida en comunidad.

Un paisaje de gran belleza

Más allá de su tradicional tortilla gigante, Haux destaca por su pintoresco patrimonio, donde se pueden encontrar monumentos como es la iglesia de Saint-Martin. El templo, situado en el centro del pueblo, es un ejemplo destacado del románico en la región. Su fachada occidental, construida en el siglo XII, presenta un portal ricamente decorado con más de 150 figuras esculpidas. Entre ellas, destacan representaciones de los 24 ancianos del Apocalipsis y escenas de labores agrícolas. La estructura ha sido modificada a lo largo de los siglos, incorporando elementos de diferentes épocas, pero conserva su esencia medieval.

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Por su parte, otro atractivo de la localidad es el Château de Haute-Sage. Situado a las afueras, es una propiedad privada que combina arquitectura histórica y producción vitivinícola. El edificio, que data de los siglos XVII y XVIII, está inscrito como monumento histórico desde 1984. El castillo alberga un viñedo que produce vinos bajo las denominaciones Cadillac y Premières-Côtes-de-Bordeaux. Aunque no está abierto al público de forma regular, su presencia destaca en el paisaje local.

Pero no es el único edificio dedicado a la producción de vino, pues el Château Lamothe de Haux, por ejemplo, organiza catas que permiten degustar una variedad de vinos, desde blancos hasta dulces. En cuanto al alojamiento, existen casas rurales como La Grave y B&B La Closerie 33, que brindan estancias en entornos tranquilos, rodeados de viñedos y bosques.