
A lo largo de todo el territorio español, se pueden encontrar hasta más de 10.000 castillos y fortalezas. Estas son el reflejo de la cultura e historia que dejaron las antiguas civilizaciones, y que gracias a su buen estado de conservación se pueden disfrutar a día de hoy. De este modo, permiten viajar en el tiempo y conocer los acontecimientos y episodios históricos que se vivieron entre sus muros.
Así, apenas a 50 kilómetros de Ávila, en el bonito pueblo de Arévalo, se ubica una de las fortalezas más especiales de la provincia. Esta localidad es una de las joyas arquitectónicas de la región gracias a su impresionante legado histórico, que se traduce en monumentos como el castillo de los Zúñiga y en un patrimonio mudéjar que es de los mejor conservados e impresionantes de España. Pero no solo eso, pues su casco antiguo fue declarado conjunto-histórico artístico en el año 1970, siendo el primero de Ávila en ganar esta distinción.
Una fortaleza militar
En un extremo de Arévalo, sobre los ríos Adaja y Arevalillo, se alza el castillo de los Zúñiga. La fortaleza se ubica en un altozano, en la confluencia de ambos ríos, donde anteriormente se encontraba un castro ibérico y una fortaleza musulmana. Así, a mediados del siglo XV fue mandado construir por Álvaro de Zúñiga, dando lugar a uno de los referentes patrimoniales más significativos de esta localidad. Su silueta pentagonal y sus muros de ladrillo recuerdan el esplendor de la arquitectura militar mudéjar, estilo que sintetiza tradiciones constructivas cristianas e islámicas y que halló en Castilla y León una de sus expresiones más notables. De hecho, está considerado uno de los primeros castillos mudéjares de Castilla.

En un principio, se concibió con fines defensivos, de hecho, pocos años más tarde fue reformado por orden de los Reyes Católicos. Las modificaciones no alteraron su estructura original, lo que ha permitido conservar buena parte de su trazado defensivo, convirtiéndola en una fortaleza artillera. Además, a lo largo de su historia, el castillo ha cumplido diversas funciones. Además de residencia nobiliaria, también se utilizó como prisión, alojando a prisioneros tan ilustres como Blanca de Borbón, tras su boda con Pedro I el Cruel, y el príncipe de Orange, Guillermo de Nassau.
También fue utilizado como silo de grano, un uso que perduró durante buena parte de la Edad Moderna. Tanto es así, que a día de hoy alberga el Museo de los Cereales, gestionado por el Ministerio de Agricultura, un espacio que rinde homenaje a la vocación agrícola de la comarca. A esto hay que sumar la imponente torre del homenaje, restaurada y abierta al público, y desde donde se pueden contemplar una de las mejores vistas de toda la villa y el entorno. Esto demuestra también la importancia estratégica que tenía durante la Edad Media.
A su vez, el castillo se puede visitar los fines de semana y festivos en horario de 10:00 h a 14:00 h y de 16:00 h a 18:00 h, tal y como señalan desde la web de Turismo de Ávila.
El pueblo preferido de Isabel la Católica

Uno de los aspectos más interesantes de Arévalo es que fue la villa preferida por Isabel la Católica. En ella, la monarca encontró un refugio para su infancia y juventud, de hecho es apodada cariñosamente como la “Señora de Arévalo”. A día de hoy, el recuerdo de la reina perdura en varios rincones de la zona, pero ningún lugar es tan emblemático como el Arco del Alcocer. Aquí se erige la estatua conocida como “la Isabelilla”. Este arco, el único vestigio que queda de la muralla que rodeaba Arévalo, sirve como acceso monumental al casco histórico, recordando el legado eterno de la reina.
Durante la visita, el viajero puede contemplar un casco histórico que es conocido como la capital del mudéjar abulense, ya que conserva uno de los conjuntos arquitectónicos más representativos de Castilla y León. De trazado irregular y de origen medieval, se puede disfrutar de un conjunto de siete iglesias construidas entre los siglos XII y XV, donde destaca el uso del ladrillo, los arcos de herradura y otros elementos propios del arte mudéjar. Entre los templos más relevantes se encuentran San Martín, con sus torres desiguales; Santa María la Mayor, con su ábside y torre mudéjar; y San Miguel, que guarda un retablo atribuido a Alonso Berruguete.
La uniformidad de materiales y estilos ha llevado a considerar Arévalo como un referente del mudéjar castellano, junto a Toro y Cuéllar. La Plaza de la Villa, con soportales de madera y edificios como el Ayuntamiento o la iglesia de Santa María, conserva la estructura tradicional de las villas meseteñas. El puente Medina, sobre el río Arevalillo, completa este conjunto histórico protegido.
Cómo llegar
Desde Ávila, el viaje es de alrededor de 40 minutos por la vía N-403. Por su parte, desde Valladolid el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora por las carreteras A-62 y A-6.
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