
Incrustado sobre un enorme espolón rocoso, y dominando parte del curso del río Alhama, se alza uno de los pueblos más maravillosos de Granada. Esta localidad, que se ubica a poco más de 50 kilómetros de la capital granadina, se caracteriza por su arquitectura única y su impresionante entorno natural. Pero no solo eso, pues sus aguas termales, presentes desde hace cientos de años, lo convierten en un destino ideal para relajarse y disfrutar de un día de descanso.
Por ello, Alhama de Granada atrae a infinidad de viajeros gracias a todos sus encantos. El cortado donde se asienta lo convierte en un mirador natural del Tajo de Alhama y el curso del río, y en él, sus casas blancas se alinean al borde del precipicio. Pero el verdadero tesoro de la villa lo lleva en su nombre, pues “Alhama” procede del árabe al-hamma, que significa “Manantial de agua caliente”. Y es precisamente el agua uno de los grandes atractivos del municipio, que ha sido habitado desde época romana por sus fuentes medicinales y su posición estratégica entre el litoral malagueño y el interior de Granada.
Una antigua ciudad romana
El origen de Alhama de Granada se sitúa en la época romana, cuando fue llamada Artigi, pero según la web de Turismo de Andalucía, los historiadores romanos la sitúan en la época de los túrdulos. Pero no fue hasta la llegada de los musulmanes cuando adquirió una mayor importancia gracias a las propiedades curativas de sus aguas termales, elogiadas durante toda la antigüedad, y que hoy cuenta con uno de los mejores complejos termales de toda España.
Igualmente, durante el periodo nazarí fue una plaza fuerte clave del Reino de Granada hasta caer en manos cristianas en 1482, tras un asedio liderado por el duque de Arcos. En la Guerra de la Independencia, sus habitantes protagonizaron una defensa heroica frente al ejército napoleónico, causando importantes bajas y logrando frenar el acoso mediante una colecta vecinal de 10.000 reales.

Sin embargo, uno de los episodios más trágicos de la localidad tuvo lugar en 1884, cuando un terremoto destruyó gran parte de la ciudad. La rápida respuesta del rey Alfonso XII y la solidaridad nacional permitieron su reconstrucción, respetando su arquitectura tradicional. Hoy, Alhama conserva los vestigios de ese pasado turbulento en sus calles, murallas y baños termales, como testimonio de una historia forjada por la resistencia, la unidad vecinal y la capacidad de renacer tras la adversidad.
Los baños que enamoraron a los reyes
Los baños termales de Alhama constituyen uno de los principales reclamos de la localidad. Situados a unos tres kilómetros del centro histórico, junto a un meandro del río, los baños árabes —hoy integrados en un hotel-balneario— conservan su estructura original del siglo XIII. De esta época árabe califal son sus restos más importantes, pero su origen real se sitúa durante la ocupación romana, de hecho, de esta época es el llamado “baño de la reina”.
Igualmente, las termas se dividen en dos espacios: el “baño viejo” y el “balo nuevo”. Este último data de la época del terremoto de Andalucía de 1884, cuando debido al seísmo se formó un nuevo manantial. Este balneario fue de propiedad municipal hasta la desamortización, cuando en el año 1837 fue vendida a un propietario privado.
Un paseo por Alhama de Granada

Más allá de sus aguas termales, las calles de Alhama de Granada son el reflejo de la historia de la región. Su casco histórico invita a perderse y descubrir rincones únicos que conforman un rico patrimonio monumental. Así, uno de sus principales atractivos es la iglesia Mayor de Santa María de la Encarnación, la cual fue mandada construir por Isabel la Católica sobre el solar de una antigua mezquita. Presenta un estilo gótico, con algún trazado renacentista, y sorprende por su imponente arquitectura, donde destaca la gran torre de 35 metros de altura y la capilla mayor.
Junto al templo, la casa de la Inquisición, construida en el siglo XVI, es otro de sus atractivos, así como el convento de los Carmelitas Calzados. Esta construcción fue fundada por la Casa Madre de Granada a mediados del siglo XVII y desde la desamortización ha tenido varios usos: cuartel de la Guardia Civil, escuelas, Juzgado de Primera instancia y, hasta día de hoy, Ayuntamiento. “Totalmente remodelado en su interior, sólo conserva en el patio dos de las cuatro crujías que conformaban las galerías porticadas, en dos pisos, del antiguo claustro”, explican desde la web de turismo de Alhama.
Pero el patrimonio religioso no se queda aquí, pues la villa cuenta también con otros edificios como la iglesia de las Angustias, la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, el convento de San Diego y la iglesia de la Inmaculada, entre otros. También cabe destacar el Hospital Real y Eclesiástico o de la Reina, que “fue el primer hospital de sangre (para caídos en campo de batalla) construido dentro del ámbito del Reino de Granada”. Igualmente, el castillo, aunque en ruinas, ofrece unas vistas espectaculares del pueblo y sus alrededores.
Un paraíso para los amantes del senderismo

Alhama de Granada no solo destaca por su riqueza histórica y cultural, sino también por su impresionante entorno natural. El municipio se encuentra enclavado en un paraje de montaña, lo que lo convierte en un lugar ideal para los amantes del senderismo y las actividades al aire libre. La Sierra de Tejeda, Almijara y Alhama, que rodea el pueblo, ofrece una gran variedad de rutas y caminos que permiten descubrir paisajes de gran belleza, desde bosques de pinos hasta desfiladeros y cañones fluviales.
El Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama es uno de los espacios más destacados para disfrutar del contacto con la naturaleza. Las rutas de senderismo y los miradores en esta área permiten a los viajeros disfrutar de unas vistas panorámicas de la comarca, con la impresionante Cueva del Agua como una de las grandes atracciones de la zona. Esta cueva, un espacio natural de gran valor geológico, alberga una gran cantidad de formaciones rocosas y es un lugar ideal para los excursionistas más experimentados.
El paisaje de Alhama de Granada se completa con el río Alhama, cuyas aguas fluyen a través del municipio y proporcionan un toque de frescura a los cálidos días veraniegos. A lo largo del río, se pueden encontrar pequeños rincones de tranquilidad, perfectos para disfrutar de un paseo o descansar en la naturaleza.
Cómo llegar
Desde Granada, el viaje es de alrededor de 50 minutos por las carreteras A-92 y A-402. Por su parte, desde Málaga el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 15 minutos por la vía A-7.
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