
En el sur de Francia, son muchos los pueblos que emergen como destinos de gran valor patrimonial y artístico. Esta región, caracterizada por su pasado medieval, atesora una importante herencia histórica gracias a su cercanía con España, pues muchos de ellos destacan por su entramado de callejuelas estrechas donde se pueden contemplar imponentes monumentos destinados a la defensa del territorio. Además, gracias a ello también son lugares perfectos para una escapada, ya que en su mayoría se encuentran apenas a una hora de nuestro país.
En este sentido, pasear por las calles de Sauveterre-de-Béarn transporta al viajero a épocas pasadas gracias a su rico patrimonio y arquitectura tradicional. Situado en la región de Nueva Aquitania, este pueblo es un destino ideal para los amantes de la historia y la tranquilidad. Su ubicación estratégica en la ruta entre Pau y Bayona, sobre un acantilado rocoso dominando el río Gave d’Oloron, lo convirtió en un punto defensivo clave en la Edad Media, cuyos vestigios aún hoy se pueden admirar.
Una gran importancia en la Edad Media
Sauveterre-de-Béarn tiene sus orígenes en la época medieval, cuando fue fundada como un bastión defensivo en el siglo XI. Su nombre, que significa “tierra protegida”, refleja su papel como refugio para pobladores y comerciantes en tiempos de conflicto. Durante los siglos XII y XIII, la villa prosperó gracias a su ubicación estratégica en la ruta comercial que conectaba el interior del Reino de Navarra con el Atlántico. Su fortaleza y murallas la convirtieron en un punto clave para la defensa del vizcondado de Bearne.

En la Guerra de los Cien Años (1337-1453), Sauveterre-de-Béarn jugó un papel crucial como enclave disputado entre los reinos de Francia e Inglaterra. En este periodo, tuvo lugar la famosa leyenda de la reina Sancie de Navarra, quien fue acusada de traición y obligada a someterse a la “prueba del agua”, arrojándose desde el puente de la Leyenda al río Oloron. Aunque logró sobrevivir, el episodio quedó grabado en la memoria colectiva del pueblo. Tras el conflicto, la localidad experimentó un declive, pero su patrimonio medieval se conservó en gran parte. Hoy en día, sus construcciones históricas, como la iglesia de San Andrés y su puente medieval, siguen siendo testigos de su pasado de esplendor y resistencia.
Un paseo por sus calles
Pasear por sus calles permite contemplar un legado medieval que se traduce en callejuelas empedradas y un impresionante conjunto monumental que narran siglos de historia. Uno de sus monumentos más emblemáticos es la iglesia románico-gótica de Saint-André, una construcción fortificada en su base y construida entre los siglos XII y XIII que sorprende gracias a su campanario-torre del homenaje.
Otro punto de interés es el puente de la Leyenda, una estructura medieval que se alza sobre el río Gave d’Oloron y que es donde reside la mencionada historia de la reina Sancie. Fue la antigua puerta de la ciudad medieval y hoy se conserva un arco que sostenía una puerta fortificada del siglo XII, el resto fue arrasado por una inundación. A estos dos monumentos hay que sumar las murallas que rodeaban la ciudad en la Edad Media, las cuales aún conservan algunos tramos, así como la imponente Torre Monréal, que con sus 30 metros de altura, servía como torre de vigilancia.

A día de hoy, su interior se ha convertido en un espacio museístico moderno y lúdico dedicado al patrimonio de la ciudad, la historia del Bearne, de Navarra y de Francia. Alberga una maqueta excepcional de Sauveterre medieval que reconstruye Sauveté. Además, la Plaza Mayor, con sus soportales y antiguos comercios, sigue siendo el corazón de la localidad. Aquí es posible detenerse en alguna de sus terrazas para disfrutar de la calma del entorno y observar el ir y venir de los lugareños y visitantes.
Un entorno natural maravilloso
Además de su riqueza histórica, Sauveterre-de-Béarn ofrece un entorno natural privilegiado. El río Oloron, con sus aguas cristalinas, es un paraíso para los aficionados a la pesca y los deportes acuáticos. De hecho, la localidad es famosa por la pesca del salmón atlántico, lo que atrae a pescadores de diferentes partes de Francia y Europa. Igualmente, para quienes prefieren el senderismo, la región cuenta con rutas que permiten disfrutar de los paisajes verdes y las vistas panorámicas de los Pirineos en la distancia. También es posible recorrer los caminos que llevan a otros pueblos medievales cercanos, como Navarrenx.
Entre los senderos más recomendados se encuentran aquellos que bordean el río, ofreciendo la posibilidad de avistar aves y fauna local en un entorno tranquilo y poco transitado. Los más aventureros pueden disfrutar de actividades como el piragüismo y el rafting en las aguas del Oloron, que ofrece diferentes niveles de dificultad según la época del año. En primavera y verano, el caudal del río es ideal para quienes buscan una experiencia más relajada, mientras que en otoño e invierno las aguas pueden volverse más desafiantes para los deportistas experimentados.

Cómo llegar
Desde Bayona, el viaje es de alrededor de 55 minutos por las carreteras A64 y D936. Por su parte, desde Irún, el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 20 minutos por las vías A63, A64 y D936 (hay peajes).
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