
Corría el año 1475. Iván el Grande, considerado el primer zar ruso, constructor del Kremlin, y conocido por las grandes conquistas de su campaña de expansión (que asentaron las bases de lo que es la Rusia actual), amenazaba con invadir el reino de Suecia. Erik Axelsson Tott, un noble sueco, ordenó la construcción de una fortaleza que, situada sobre una red de lagos y canales, sirviera como protección contra cualquier ataque.
Así nació el castillo de Olavinlinna, ubicado en una de las 33.000 mil islas del lago Saimaa, en la actual Finlandia (el país nórdico dejó de ser parte del reino de Suecia en 1809 con el tratado de Hamina). El agua fluye tan rápido por los canales que rodean el castillo que no se congelan en invierno, lo que elimina la posibilidad de acceder a pie aun cuando el frío torna el agua en hielo.
Una fortaleza hecha prisión
Aunque la parte principal de esta fortaleza terminó de construirse a finales del mismo siglo XV, en la década de 1520 se reforzó por orden del gobernante sueco Gustaf Vasa, y alrededor de una década después, en 1534, se convirtió en un centro administrativo, época en la que albergaba a 200 personas.
A pesar de que resistió numerosos ataques rusos durante los siglos XVI y XVII, en 1714 llegó Pedro el Grande, el primer emperador de Rusia, a Savonlinna (la ciudad en la que se encuentra el castillo) al frente de un ejército. Según Cuadernos de Finlandia, después de seis semanas y 5.000 disparos de cañón, los suecos acabaron por rendirse. Rusia se apoderó del castillo de forma permanente en 1743, y allí permanecieron hasta mediados del siglo XIX, cuando se empezó a utilizar como prisión.

Finalmente, acabó por convertirse en centro de todo tipo de eventos, como combates de boxeo o, anualmente y desde 1967, el Festival de Ópera de Savonlinna, con una duración de un mes y hasta 70.000 espectadores, un diez por ciento de los cuales son extranjeros.
Hoy por hoy, y aunque ha sido reformado y restaurado en varias ocasiones, conserva casi toda su estructura original. Aunque de las tres torres originales se demolieron dos, se construyeron otras dos, por lo que el número sigue siendo el mismo. Es famoso por su hermosa arquitectura medieval, por sus paredes de piedra, y por esas imponentes torres que vigilan desde lo alto el lago de Saimaa. Y aunque ya no lo vayan a atacar las tropas de algún zar, esas vistas estratégicas siguen siendo uno de los mayores atractivos del castillo.
Olavinlinna está situada en el este de Finlandia, a unos 360 kilómetros de Helsinki, y está abierta de martes a domingo, excepto festivos. De martes a viernes, el horario de visitas es desde las 10 de la mañana a las 4 de la tarde, y los sábados y domingos se podrá acceder entre las 11 de la mañana y las 4 de la tarde. Esta fortaleza en el corazón del Lago Saimaa ofrece a sus visitantes la oportunidad de conocer, con o sin guía, el castillo medieval más septentrional del mundo, aunque en el pasado existían algunos más al norte que, por un motivo u otro, no se mantienen en pie a día de hoy.
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