
Mecido por el suave ir y venir del plácido oleaje del Egeo, un barco cargado de turistas se desliza lentamente siguiendo las formas caprichosas del litoral griego. Si no fuera por el murmullo políglota y los clics ocasionales de alguna cámara de fotos, se podrían cerrar los ojos y, bajo el generoso sol mediterráneo, escuchar como el mar rompe contra las rocas, una y otra vez, como ha hecho desde siempre.
Ahí, en medio del mar, se alza la isla de Creta, acompañada de las pequeñas islas que salpican la región. El hogar del Minotauro, cuenta la leyenda, hasta que fue derrotado por Teseo, donde además recientemente se ha encontrado una estructura única de 4.000 años de antigüedad. Llegando, cada vez más cerca, desde el sur, se atisba un pequeño pueblo, todo vestido de blanco: Loutro, la joya escondida de Creta con una historia milenaria.
Griegos, romanos, piratas y otomanos: la larga historia de Loutros
Originalmente, el pueblo era un puerto de Anopolis, otra población más arriba que Loutro, y llevaba el nombre de Phoenix, un topónimo que se conserva en el pueblo vecino. Esta ciudad floreció durante la época helenística y romana, pero más tarde se convirtió en una guarida de corsarios sarracenos y traficantes de esclavos. Esto cambió cuando los venecianos llegaron a Creta, expulsaron a los piratas y protegieron Loutro con una fortaleza: Frangokastello, cuyas ruinas todavía se pueden visitar. A continuación llegaron los otomanos, que construyeron otro fuerte en la zona más alta del pueblo, aprovechando la situación natural de la población portuaria, que también se puede ver, aún imponente sobre la colina desde la que vigila el mar. Y es que Grecia es un país precioso con algunos de los paisajes más impresionantes de Europa.

Un día tranquilo de playa o paseos por una isla mitológica
Esto son solo algunas de las visitas imprescindibles que cualquiera con la suerte de viajar a Loutro está casi en la obligación de realizar. Y es que en este pequeño poblado en el que hay un solo coche que transporta suministros a los hoteles hay mucho que hacer: el paseo por su interior es precioso, con su arquitectura tradicional de fachadas blancas y puertas azules al más auténtico estilo griego y el agua cristalina que acaricia sus playas y refleja la luz del sol. Una vez se haya recorrido, los aficionados al trekking pueden gozar de más paseo: el camino E4 atraviesa el pueblo y recorre el increíble paisaje del sur de Creta, a lo largo de las montañas que bordean la costa sur de la isla. También puede llegarse al pueblo vecino, Phoenix, a pie en aproximadamente unos 15-25 minutos; y a Anopolis, aunque este paseo dura entre 50 minutos y una hora y media por una pendiente pronunciada pero que ofrece unas impresionantes vistas.

Por poder, también es posible caminar a través de la garganta de Aradena, en un tiempo de 60 minutos hasta 3 horas, dependiendo del ritmo que se lleve, pero, eso sí, es importante llevar siempre un buen calzado, agua y un sombrero o gorra para protegernos del sol. Para llegar a Loutro, puede tomarse un barco de los que frecuentemente llegan al puerto del pueblo o, alternativamente, caminar desde el pueblo vecino de Chora Sfakia, pero no hay otra manera: Loutro solo es accesible en barco o a pie. Chora Sfakia, otra preciosa población cretense, también ofrece un servicio de autobús que llega hasta la fortaleza veneciana de Frangokastello, con una playa preciosa y buenos lugares para comer y beber y terminar el día por todo lo alto.
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