
El patrimonio histórico y cultural de España es el reflejo de la influencia de numerosas civilizaciones que han habitado la península desde la prehistoria hasta la actualidad. Cada uno de estos pueblos ha dejado su huella de distintas maneras, contribuyendo a un legado que permite conocer sus costumbres y tradiciones. Como resultado, en toda la geografía española es posible encontrar vestigios arqueológicos y monumentos que, hoy en día, son reconocidos internacionalmente por su valor histórico y cultural.
Estos restos, que abarcan desde estructuras prehistóricas hasta construcciones de la época moderna, constituyen un testimonio del rico pasado de España y su diversidad cultural. Así, en Toledo, concretamente en el municipio de Navalmoralejo, se localiza uno de los mayores yacimientos de la época andalusí. Se le conoce como Ciudad de Vascos y se trata de una antigua ciudad encaramada en la orilla del río Uso (afluente del Tajo).
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Este enclave, cuya época de esplendor se sitúa entre los siglos IX y XII, es un referente para entender la organización social, económica y defensiva de las urbes andalusíes durante el periodo califal y almorávide. Su excepcional grado de conservación y la complejidad de su entramado urbano han convertido a Ciudad de Vascos en un lugar clave para la arqueología medieval en España.
Más de mil años de historia

La existencia de Ciudad de Vascos fue documentada por primera vez en el siglo XIX, aunque no fue hasta las primeras excavaciones llevadas a cabo en la década de 1970 cuando se pudo determinar la magnitud e importancia del yacimiento. Según el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), este sitio estuvo habitado entre los siglos IX y XII, y su abandono coincide con la llegada de los almohades a la península y el cambio en las rutas comerciales y defensivas.
Sin embargo, tal y como señala Pepo Paz Saz en el libro 101 destinos de España aún más sorprendentes, Anaya Touring, se sabe que el asentamiento tuvo una ocupación romana y visigoda antes de la llegada de los musulmanes. Los arqueólogos estiman que la refundación andalusí de Ciudad de Vascos tuvo lugar entre los años 930 y 950 d.C., durante el reinado de Abd-al-Rahman III, como parte de la extensa red de fortificaciones de la Marca Media en las tierras del Tajo. Cerca del yacimiento se encuentra un antiguo vado del río Uso, que fue utilizado hasta hace pocas décadas, en un cruce de caminos con origen en la época romana.
Aunque en el terreno de la especulación histórica, se sugiere que los primeros habitantes de la ciudad podrían haber sido miembros de la tribu bereber Nafza, lo que explicaría el origen del topónimo Basak, que significaría “fortaleza” o “ciudad amurallada”, aunque otras hipótesis lo relacionan con la llegada de pobladores vascos a la región durante la Edad Media. Sin embargo, no existen pruebas arqueológicas concluyentes que vinculen a la ciudad con la presencia vasca.
Un reflejo de la vida andalusí

El yacimiento está ubicado a unos siete kilómetros de Navalmoralejo, en una finca privada llamada Las Cucañas. La ciudad estaba rodeada por una robusta muralla de piedra que alcanzaba en algunos tramos más de cuatro metros de altura, según estudios del Ministerio de Cultura y Deporte. Esta muralla contaba con varias torres de vigilancia y puertas de acceso estratégicamente situadas para controlar los movimientos hacia y desde la ciudad. Además, su ubicación junto al río Uso proporcionaba un recurso natural vital y un medio adicional de defensa.
Destaca también la existencia de una mezquita de planta rectangular, cuyo tamaño y disposición indican que fue uno de los principales edificios religiosos de la ciudad. Igualmente, estos restos arqueológicos permiten reconstruir cómo era la vida cotidiana en una medina andalusí. Entre los objetos recuperados se encuentran cerámicas decoradas, monedas, herramientas de hierro y restos de armamento, lo que da cuenta de la actividad comercial y militar en la ciudad.
Además, los restos de huesos y otros elementos orgánicos han permitido a los arqueólogos reconstruir la dieta de sus habitantes, basada principalmente en cereales, frutas, pescado y carne de caza. Pero esto no es todo, pues también fue un importante núcleo comercial gracias a su posición estratégica en las rutas que conectaban el norte y el sur de la península. Esta ubicación privilegiada la convirtió en un centro de intercambio de productos, especialmente durante el periodo califal, cuando la ciudad alcanzó su mayor esplendor.
Cómo visitarlo: horario y precios
Tal y como señalan desde el portal web de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha, el acceso a este espacio solo se puede realizar del 16 de mayo al 31 de enero y es de entrada libre. Sin embargo, llegar hasta él no es tarea fácil, pues “se realiza por un camino de tierra que nace en dirección este en el cruce de Navalmoralejo en la carretera CM-4100, de Puente del Arzobispo a La Estrella. El camino se interna por la finca de Fuentelapio, para continuar hasta la finca Las Cucañas. En ella encontraremos indicadores que nos dirigirán a la ciudad de Vascos”, señalan desde la web.
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