El Real Madrid desarma al Athletic y muestra su mejor cara para conseguir los ansiados tres puntos en San Mamés

Un doblete de Mbappé y un gol de Camavinga certificaron la victoria de los blancos

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Los jugadores del Real Madrid
Los jugadores del Real Madrid (REUTERS/Pankra Nieto)

El Real Madrid brilló en San Mamés. Fue gracias a sus dos estrellas, Vinicius y Mbappé, que se echaron el equipo a la espalda y se pusieron al frente de los ataques blancos. A ellos se unió un guardaespaldas: Courtois, que defendió la portería con grandes estiradas para parar todos los cañones vascos que acechaban la zaga madridista. El francés fue el encargado de adelantar a los blancos para elevar la euforia de los de Xabi Alonso que se lanzaron al ataque. Antes del descanso, Camavinga hizo el segundo y en la segunda mitad, de nuevo Kylian, hizo el tercero para sellar el encuentro y asegurar los tres puntos y la victoria blanca.

Los de Xabi Alonso acudieron a la cita liguera en San Mamés con necesidad de sumar los tres puntos ante el Athletic. Solo les valía eso para mantener en la lucha por el título de la competición doméstica y evitar que la distancia con el FC Barcelona se ampliara. Con ese sentir saltaron los jugadores madridistas al terreno de juego. Sobre el terreno de juego evidenciaron su objetivo. Se hicieron los dueños y señores del balón. La alianza entre Vinicius y Mbappé volvió a mostrarse una vez más para protagonizar los ataques del Real Madrid. La dupla que conquistó Grecia y quería repetir la jugada en San Mamés.

No necesitaron ni diez minutos para adelantarse en el marcador. Fue gracias a un balón largo de Trent buscando Mbappé. El francés recibió el envío y comenzó la magia. Con el control se marchó de un defensa y mientras avanzaba dribló a otro para batir a Unai Simón con un golazo por la escuadra. Con ventaja en el marcador, los blancos se volcaron en ataque. Vinicius y Mbappé se buscaron y se encontraron como nadie. Las ocasiones se sucedieron, mientras los leones no sabían ni por dónde les llevaban. Los locales parecían dormidos frente a un rival hambriento de goles y de victoria.

Kylian Mbappé y Vinicius (EFE/Javier
Kylian Mbappé y Vinicius (EFE/Javier Zorrilla)

Cuando la primera mitad se acercaba al final, los de Valverde despertaron, pero se dieron de bruces contra un Courtois que paró todo lo que le mandaban. El belga se puso la capa para salvar a los suyos del empate. Y justo cuando parecía que los 22 se marchaban al descanso con los blancos por delante por la mínima, llegó el segundo. Trent pone un centro al área que remata Mbappé buscando a algún compañero. Allí apareció Camavinga para mandar el balón al fondo de la red y ampliar la distancia en el marcador. Con esa ventaja se marcharon al descanso.

El doblete de Mbappé y la victoria blanca

Los segundos 45 minutos arrancaron con cambios en filas del Athletic. Se marcharon Galarreta y Lekue; para ceder su sitio a Areso y Unai Gómez. Valverde necesitaba cambios, necesitaba cambiar el planteamiento que habían realizado en la primera mitad y buscar una nueva estructura con la que hacer frente a los blancos. Lo intentaron una y otra vez, pero nada fue posible. El Real Madrid siguió intentándolo también, pero ya la diferencia entre los dos equipos se había recortado.

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En el minuto 53, los peores presagios llegaban para los de Xabi Alonso. Trent se marchó al suelo y fue sustituido por lesión. El lateral derecho volvía a quedarse cojo. Unos minutos después, Mbappé sellaba su doblete y registraba el tercero del Real Madrid. Carreras inició la jugada cediendo el balón para el francés, que miró portería y puso el balón al fondo de la red, rozando el palo, donde Unai Simón no llegaba. Con el partido visto para sentencia, llegó un mazazo para las filas blancas. Camavinga necesitaba que entraran las asistencias tras una entrada de Berenguer que le dejó dolorido del tobillo. El francés también necesitó el cambio.

El duelo continuó con oportunidades para los dos equipos, aunque la victoria ya tenía nombre: Real Madrid. El árbitro señaló el final del encuentro y los blancos y Xabi Alonso no pudieron evitar la alegría. Necesitaban esos tres puntos. Necesitaban esa victoria. Y necesitaban brillar sobre el terreno de juego como habían hecho con San Mamés como escenario y las estrellas del cielo de Bilbao como testigo.