Giménez rescata al Atlético de Madrid con un cabezazo en el último suspiro ante el Inter de Milán

El Atlético de Madrid conquistó un triunfo agónico ante el Inter de Milán con un cabezazo de Giménez en el minuto 93, en un duelo de máxima tensión que mantuvo la emoción hasta el final y refuerza las aspiraciones rojiblancas de avanzar en la competición europea

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El Atlético de Madrid sumó una victoria crucial por 2-1 ante el Inter de Milán en una noche cargada de emoción en el Metropolitano. El tanto definitivo, obra de José María Giménez en el minuto 93, transformó la ansiedad de la grada en una celebración colectiva tras un partido que mantuvo la incertidumbre hasta prácticamente el pitido final. Con este resultado, el equipo de Diego Pablo Simeone refuerza su posición en la fase de grupos y alimenta sus opciones en las competiciones europeas.

La primera parte fue una batalla intensa por el control del balón y el ritmo del partido. El Inter saltó al campo marcado por la iniciativa y creó las ocasiones más peligrosas en los primeros minutos. Juan Musso, portero rojiblanco en la cita por la lesión de Jan Oblak, respondió con seguridad ante los remates de Federico Dimarco, manteniendo el marcador sin movimientos.

La réplica del Atlético fue inmediata y eficaz: una jugada construida por Giuliano Simeone desde la derecha acabó en el área, donde tras un despeje, Álex Baena intentó controlar el balón, que rebotó entre estómago y mano. Julián Álvarez cazó el rechace y batió a Yann Sommer, abriendo el marcador en una acción que generó dudas sobre la legalidad del control inicial. El árbitro François Letexier revisó la jugada en el VAR y consideró la mano involuntaria e inmediata, validando el 1-0 para los locales. Antes del descanso, los rojiblancos basaron su resistencia en la organización defensiva y salidas rápidas, mientras Giuliano pedía penalti en dos ocasiones que el juez desestimó, y el Inter incrementaba la presión sin éxito.

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El Inter fuerza un empate pero Giménez pone el cierre

El regreso de los equipos tras la pausa devolvió a un Inter aún más agresivo, dispuesto a inclinar el campo a su favor. Nicolò Barella rozó el empate con un potente disparo que se estrelló en el larguero y poco después fue Musso quien tuvo que emplearse a fondo para tapar un mano a mano de Dimarco. Los italianos encontraron su premio en el minuto 54: Piotr Zielinski combinó en la frontal con Marcus Bonny, quien dejó el balón en ventaja para el polaco, que lo cruzó lejos del alcance del portero argentino. Con el empate en el marcador, el partido alcanzó sus picos máximos de tensión.

El Atlético sintió el golpe, pero no perdió el orden ni la ambición. Simeone movió el banquillo buscando recuperar presencia ofensiva y los locales apretaron con balones al área, centros laterales y un despliegue físico para disputar cada balón dividido. Sommer y Musso sostuvieron a sus equipos en varias acciones de peligro. Con el cronómetro en contra y el empate como casi seguro, llegó la jugada definitiva: una falta lateral permitió a Giménez imponerse en el salto, rematar de cabeza y llevar la pelota a la red en el 93, desatando una ovación que recorrió todo el estadio.

El resultado refuerza la confianza del Atlético en una fase de grupos exigente, que exige máxima concentración y capacidad de reacción ante cualquier adversidad. A lo largo del encuentro, las actuaciones de Julián Álvarez, Zielinski y Giménez fueron decisivas en el marcador. El VAR fue protagonista en el tanto inicial, y la defensa rojiblanca supo responder en los momentos más comprometidos, frente a un Inter constante en sus ataques. El Metropolitano celebró el esfuerzo y la fe colectiva de un equipo que se niega a rendirse hasta el último instante y que, con esta victoria, mantiene intactos sus sueños europeos.