Así es Curazao, el país más pequeño en clasificarse para el Mundial de 2026: 155.000 habitantes y 15 años de vida

La selección consiguió el billete para la Copa del Mundo tras sellar un empate ante Jamaica

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Los jugadores de Curazao su clasificación para el Mundial de 2026 (REUTERS/Gilbert Bellamy)

El fútbol de la Concacaf vivió una jornada sin precedentes este 18 de noviembre, cuando Curazao logró un empate sin goles ante Jamaica y certificó su histórica clasificación para el Mundial de 2026. Este suceso adquirió todavía mayor relevancia por los movimientos que se produjeron al mismo tiempo en la tabla de clasificación: selecciones de gran tradición como Costa Rica y Honduras quedaron al margen de la cita mundialista, al tiempo que Haití, ausente desde su participación en Alemania 1974, consiguió asegurar su regreso. Panamá también logró su ansiada clasificación. Sin embargo, lo distintivo de la plaza de Curazao son las características del país.

El proceso de clasificación para este Mundial presentó una particularidad: Estados Unidos, México y Canadá ya tenían su lugar asegurado como anfitriones. Esta circunstancia abrió la competición a nuevas sorpresas y permitió que equipos menos habituales en la cita mundialista tuvieran una ventana de oportunidad. Curazao, que nunca antes había estado tan cerca de conseguir este objetivo, logró capitalizar la situación y se convirtió en la gran revelación del torneo preliminar.

El caso de Curazao reviste aspectos destacables por sus dimensiones y por la corta vida política como país autónomo. Con una población que se aproxima a los 155.000 habitantes, Curazao se erige como el país menos poblado que participará en un Mundial, superando a varios de los debutantes históricos del certamen como Uzbekistán, Jordania y Cabo Verde. La isla caribeña, situada a escasos kilómetros de Venezuela y perteneciente al Reino de los Países Bajos, posee también una de las superficies más reducidas entre los clasificados: apenas 444 kilómetros cuadrados.

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Los jugadores de Curazao (Maria Lysaker / REUTERS)

Curazao y sus 15 años de vida

Fundado como país independiente en 2010, Curazao lleva solo 15 años reconociéndose oficialmente como nación separada, aunque mantiene un vínculo institucional con los Países Bajos. Sus ciudadanos cuentan con pasaporte holandés y, por tanto, con los derechos de cualquier miembro de la Unión Europea, aunque la isla no está integrada de manera plena en el bloque comunitario. Esta doble condición, caribeña y europea, ha logrado influir en la dinámica de su fútbol y en la composición de su selección.

En el banquillo de Curazao destaca una figura de proyección internacional, Dick Advocaat. El entrenador neerlandés, con 78 años, cuenta con un extenso recorrido en el fútbol de clubes europeos, habiendo dirigido instituciones como PSV Eindhoven, Borussia Dortmund y Rangers de Escocia, además de haber tenido bajo su mando a la selección de los Países Bajos durante el Mundial de 1994. En aquella ocasión, Holanda alcanzó los cuartos de final, siendo eliminada a manos del Brasil de Romario y Bebeto, futuros campeones tras batir a Italia en la tanda de penales. Bajo la orientación de Advocaat, Curazao ha integrado a futbolistas que se desarrollan principalmente en la Eredivisie, la primera división neerlandesa.

La experiencia internacional del cuerpo técnico y la posibilidad de nutrirse con talentos formados en el fútbol europeo han sido factores clave en el salto de calidad mostrado por el equipo, que ahora afronta el reto de medirse ante las grandes potencias futbolísticas en una fase final que promete ser histórica. El éxito de Curazao sirve además como estímulo para otras pequeñas federaciones caribeñas que buscan abrirse paso en el fútbol global. Su ejemplo refleja las oportunidades que pueden surgir, incluso en contextos adversos, cuando se combinan recursos, planificación deportiva y una dosis de inspiración colectiva. Con su flamante clasificación, Curazao se dispone a competir en un escenario mundial único, con la esperanza de representar a su nación y a la región del Caribe con orgullo y dignidad.