Así ha sido la reapertura del Camp Nou: grúas de fondo, algunos defectos y muchas críticas entre los aficionados

Los asistentes no solo se reencontraron con el estadio, sino que también detectaron irregularidades que empañaron la jornada

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El estadio Camp Nou (REUTERS/Albert
El estadio Camp Nou (REUTERS/Albert Gea)

Tras un largo periodo de clausura superior a dos años y medio, el FC Barcelona volvió a abrir las puertas del Spotify Camp Nou el viernes 7 de noviembre. La ocasión, concebida como un entrenamiento a puertas abiertas, tenía el objetivo de unir al equipo y la afición tras una extensa espera por las obras. El evento, sin embargo, terminó exponiendo algunos defectos no resueltos en la remodelación y dio origen a una cascada de críticas en redes sociales. Los asistentes no solo se reencontraron con el estadio, sino que también detectaron irregularidades que empañaron la jornada.

Unos 23.000 aficionados se congregaron para presenciar el entrenamiento del conjunto azulgrana dirigido por Hansi Flick. Este entrenamiento abierto funcionó, a la vez, como ensayo general para los protocolos de seguridad, la organización de accesos y los sistemas logísticos requeridos en una jornada de partido. Según el club, el desarrollo general fue correcto y la gestión del flujo de público permitió una experiencia ordenada para los presentes. Sin embargo, la emoción del momento no logró ocultar las consecuencias negativas de un incidente que se viralizó rápidamente.

La jornada se vio marcada por el daño sufrido en varios asientos de la zona VIP, cuya fragilidad quedó en evidencia cuando algunos aficionados se subieron sobre ellos para observar con mayor claridad. Las imágenes de los destrozos circularon a través de X y otras plataformas, acompañadas por comentarios que cuestionaban la calidad del mobiliario instalado tras la reforma. “Una chapuza”, fue uno de los términos más repetidos por los usuarios, que aprovecharon para señalar deficiencias que atribuyeron a una gestión y ejecución inadecuada por parte de los responsables del proyecto.

Los jugadores en el Camp
Los jugadores en el Camp Nou (REUTERS/Albert Gea)

Las críticas no se limitaron al incidente específico, sino que se extendieron rápidamente a la valoración del conjunto de la obra. Para muchos, la fragilidad de los asientos VIP ilustró fallos estructurales que llevan tiempo acumulándose. En septiembre, la inspección del Ayuntamiento constató más de dos centenares de defectos técnicos en zonas esenciales como la Tribuna y el Gol Sur. Entre los problemas detectados figuraban barandillas en mal estado, una señalización de emergencia insuficiente y recorridos de evacuación que no cumplían con la normativa. Las autoridades del club insisten en que la mayoría de los problemas fueron solucionados antes del entrenamiento, pero la desconfianza entre los seguidores persiste.

La relevancia del incidente crece al considerar que los asientos VIP representan una parte central del nuevo modelo de negocio impulsado por el Barcelona en el contexto de la reforma del estadio. El club promociona estos espacios como pieza clave para generar ingresos adicionales que permitan mantener la competitividad del equipo. Se han destinado 475 plazas de máxima categoría para abonados premium, confiando en su comercialización para ampliar el margen salarial y cumplir con la normativa financiera.

La reapertura del Camp Nou

El proceso de reapertura del Spotify Camp Nou se está desarrollando de modo escalonado. El estadio solo está habilitado actualmente a un tercio de su capacidad, tal como lo exigen las restricciones del Ayuntamiento. Se prevé que pronto pueda albergar su primer partido oficial, con el Athletic Club o el Alavés como posibles rivales en fecha aún por confirmar. No obstante, la situación sigue siendo incierta, ya que el calendario depende de que no surjan nuevas complicaciones técnicas.

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Lejos de tratarse de un simple caso de mal uso de las instalaciones, el episodio de los asientos rotos ha terminado simbolizando la inquietud generalizada por la calidad y durabilidad de la renovación. Los seguidores, que esperaron casi mil días para reencontrarse con su estadio, enfrentan ahora una combinación de ilusión y recelo mientras esperan que el club cumpla las promesas de ofrecer una infraestructura moderna, fiable y acorde con la historia y las aspiraciones del Barcelona.