Un arquitecto analiza la reforma del Camp Nou: “Se quedará obsoleto en pocos años”

El viernes 7 de noviembre, el FC Barcelona abrirá las puertas del nuevo Camp Nou con un entrenamiento que reunirá a unos 23.000 aficionados

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El estadio Camp Nou (Europa
El estadio Camp Nou (Europa Press)

El viernes 7 de noviembre representa un día importante para el FC Barcelona y su afición, ya que el club abrirá las puertas del nuevo Camp Nou con un entrenamiento que reunirá a unos 23.000 seguidores. Esta jornada marca el comienzo de una fase renovada para el equipo y para la propia ciudad, que ha sido testigo de la transformación de uno de sus espacios deportivos más emblemáticos. Pese al entusiasmo que despierta la inauguración, hay voces críticas en el ámbito de la arquitectura y el urbanismo que ponen en tela de juicio la idoneidad del nuevo estadio.

Entre quienes analizan con escepticismo el proyecto se encuentra el arquitecto Ignacio Morente. Este profesional no duda en calificar la intervención como una oportunidad desaprovechada y sostiene que “es un estadio que quedará obsoleto en pocos años”. Esta advertencia se fundamenta en el estudio que Morente ha realizado sobre el diseño final y los planteamientos técnicos del nuevo Camp Nou, que, según su criterio, no responden a las demandas actuales de la ciudad ni del club.

Uno de los ejes centrales en las críticas de Morente se relaciona con el concepto de identidad, un elemento esencial para cualquier obra que pretenda trascender como icono. El estadio fue confiado al estudio catalán Fermín Vázquez y al despacho japonés Nikken Sekkei para reinterpretar la estructura original de Francesc Mitjans, el arquitecto que proyectó el primer Camp Nou en 1957. De acuerdo con Morente, los cambios implementados por el nuevo equipo de diseño no reflejan la historia ni el carácter del club. “Para empezar, es un edificio blanco, sin relación con los colores del club”, afirma, y añade que el proyecto apenas incluye representaciones simbólicas o guiños culturales que conecten con Barcelona o con sus aficionados. Morente subraya que la fachada solo ofrece el nombre de la institución, mientras que los matices en rojo y azul resultan insuficientes para dotar de personalidad a la nueva infraestructura.

Las obras en el Camp
Las obras en el Camp Nou (Europa Press)

Otra de las líneas críticas proviene de la visión urbana del estadio: el nuevo Camp Nou, según Morente, reproduce viejos errores de integración en vez de solucionarlos. “No se abre a las principales arterias de la ciudad”, señala, explicando que continúa funcionando como un enclave cerrado y aislado. Esta disposición no solo dificulta la fluidez peatonal, sino que tampoco resuelve la congestión y los embotellamientos que ocurren habitualmente durante los partidos y grandes eventos. La intervención tampoco ha tenido en cuenta el impacto sobre los vecinos ni sobre el tráfico del barrio.

El aforo del Camp Nou

Respecto a la ampliación de aforo, que aumentará la capacidad de 80.000 a 100.000 espectadores, Morente prevé futuros problemas derivados del crecimiento del público. Aunque el interior del recinto ha sido adaptado para soportar ese incremento, el área perimetral y su entorno inmediato mantienen las mismas dimensiones y condiciones previas, algo que puede derivar en una saturación del vecindario. En palabras del arquitecto, “la intervención se centra demasiado en el edificio en sí, sin tener en cuenta cómo se relaciona con su entorno”.

Así será el nuevo estadio del FC Barcelona

En cuanto al diseño estructural, el nuevo Camp Nou incorpora tres plataformas diferenciadas que distribuyen los accesos a las diversas gradas, y crea una imagen de fachada abierta que pretende aportar modernidad y ligereza al conjunto. Sin embargo, Morente es tajante al afirmar que “no aporta una verdadera innovación”. Según su análisis, el estadio nuevo carece de propuestas tecnológicas relevantes y no prioriza la sostenibilidad ni la eficiencia energética, dos ejes fundamentales en la arquitectura contemporánea internacional.

Con la reapertura del Camp Nou, persisten preguntas sobre su proyección, su relación con la ciudad y su aportación real a la cultura arquitectónica de Barcelona. Morente sintetiza el sentimiento de duda en parte de la comunidad: la transformación ofrece una imagen nueva, pero carece de los fundamentos necesarios para convertirse en un referente duradero en la historia del deporte y de la arquitectura.