Pablo Batalla, autor de ‘La bandera en la cumbre’: “El alpinismo siempre se ha utilizado como una herramienta política”

El autor detalla cómo los alpinistas fueron movidos por diferentes ideologías para llevar a cabo la conquista de grandes picos

Guardar
Alpinismo político
Alpinismo político

El alpinismo ha sido y es un reflejo de la ideología de la época. Una muestra de empoderamiento. De lucha de derechos. Es sinónimo de libertad y de liberalismo, pero también de fascismo o capitalismo. “El alpinismo siempre se ha utilizado como una herramienta política”, afirma Pablo Batalla, autor del libro La Bandera en la Cumbre, en una entrevista con Infobae España. A lo largo de sus páginas, el autor muestra las diversas corrientes políticas que movieron a los alpinistas a protagonizar la conquista de grandes picos como el Everest.

La afición de Pablo por la montaña comenzó cuando era pequeño. Acompañando a su padre, descubrió la esencia de esa parte de la naturaleza. Fue él quien le enseñó “todas las posibilidades que ofrecía la montaña para hacer deporte” y le contagió su pasión por esos terrenos escarpados, con grandes paisajes y rincones escondidos. En su libro La bandera en la cumbre, transmite esa emoción a la par que busca llenar ese hueco que siente hay en los libros de alpinismo. “Yo quería contar la historia detrás del alpinista y de su ascensión a las cumbres y picos. Y, por otra parte, contar la historia política de las ideologías relacionadas con el alpinismo y cómo han ido cambiando según qué factores”, explica Pablo.

A lo largo de su libro se habla de 18 ideologías distintas que van desde el nacionalismo y el liberalismo, al feminismo, el colectivo LGTBI, el fascismo o el comunismo. “Desde el inicio, cuando es nacionalismo, imperialismo, como las expediciones británicas en la India o el Himalaya, que también son liberalismo”, expone. Con el liberalismo comienza el libro y pasa por el alpinista nacionalista, conservador, socialdemócrata hasta el montañismo islámico, neoliberal, animalista o ecologista. “El alpinismo siempre se ha utilizado como una herramienta política”, afirma. Una variedad que se vincula a la bandera que clava en la cumbre y que es un símbolo de ellas con los colores arcoíris, los colores de un país o del feminismo.

Imagen de Pablo Batalla, autor
Imagen de Pablo Batalla, autor del libro ‘La bandera en la cumbre' (Crédito: Javier Valladares)

Esa ‘multideología’ plasmada en el libro da una imagen diferente de la montaña y del concepto que en términos generales se tiene de ella. “Hay que entender que las montañas son un lugar de todos”, destaca. Pablo asegura, además, que hay que poner en valor a los sherpas, que son quienes realizan el trabajo físico, así como a los pastores, que fueron los primeros en subir la montaña y abrir el camino. Figuras a las que durante mucho tiempo se ha denostado e invisibilizado. “Eso hay que corregirlo”. La historia del sherpismo ha ido cambiando a lo largo de los años, explica el autor: “Antes los nepalíes o pakistaníes eran los sherpas y ahora tienen empresas de aventuras que organizan expediciones”.

El feminismo y el alpinismo

“El alpinismo ha servido para empoderar a la mujer y demostrar que no son mujeres débiles, sino que son mujeres muy fuertes”. A través de la montaña, detalla Pablo, las mujeres han podido conocer su fuerza y ser conscientes de su cuerpo. “Una vez descubren eso, ya nada puede detenerlas”. Por otro lado, Pablo destaca que, en diversas ocasiones, a las mujeres les suponía un problema encontrar financiación para llevar a cabo la expedición. Tampoco olvidaban su papel como mujer y acudían a la travesía con un vestido en la mochila para hacerse la foto en la cima. Un claro ejemplo de ello, es el de una alpinista japonesa, que en el campamento base dibujaba cartas de cumpleaños para sus hijos. Ella se convirtió en la heroína de un país muy conservador, donde la figura femenina estaba “invisibilizada”.

Una situación similar ocurrió con el colectivo LGTBI. La montaña se convirtió en una zona de confort para muchas personas del colectivo. “Primero salen del armario, se encuentran con formas de sexualidad que no les gustan y buscan otras formas y es ahí donde descubren la montaña”, indica Pablo. El autor, además, afirma que incluso existen grupo de senderismo y alpinismo dedicados a la acogida y encuentro de personas LGTBI.

Las carreras de montaña

Es atroz. A mí no me gusta nada, pero entiendo que son las últimas aristas que explorar del alpinismo de la modernidad”, apunta. Y añade: “Lo único que quedaba por explorar era la velocidad, en bajar una montaña lo más rápido posible. Son las aristas que quedaban que a mí no me gustan. Es una arista de números, de cronómetro”. De cara a futuro, considera que el deporte de montaña avanza hacia “un alpinismo más básico”. Pablo considera que va a haber un resurgir de todo lo que suponía antes la montaña, desde la parte psicológica a la emocional o deportiva.

A lo largo de las páginas de La Bandera en la cumbre, Pablo descubre un mundo diferente dentro del alpinismo. Enseña cómo cambia una expedición según los motivos que muevan a cada uno de los protagonistas. Y evidencia que la montaña y el alpinismo siempre han estado vinculados a la política e incluso han sido herramientas de esta.