El día que Schumacher le jugó una mala pasada a Perry McCarthy en la temida curva Bridge de Silverstone: “Casi me cago encima”

El piloto británico vivió una de las experiencias más insólitas del automovilismo durante una prueba en Silverstone

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El expiloto Michael Schumacher (AP
El expiloto Michael Schumacher (AP Foto/Itsuo Inouye)

Perry McCarthy, conocido como el piloto británico menos afortunado de la Fórmula 1, vivió una de las experiencias más insólitas del automovilismo durante una prueba en Silverstone. Su nombre no aparece entre los campeones ni en los podios, pero su paso por la máxima categoría del motor dejó anécdotas que aún se recuerdan, especialmente aquella en la que Michael Schumacher, entonces una joven promesa, le ofreció un consejo que marcaría su día en la pista.

La trayectoria de McCarthy en la Fórmula 1 estuvo marcada por la adversidad. Su reputación como piloto poco exitoso se consolidó en 1992, cuando la revista Car lo presentó con el titular “El piloto británico de gran premio con menos éxito”. A pesar de la falta de victorias, McCarthy se ganó el aprecio de patrocinadores y colegas por su perseverancia y actitud positiva. El periodista Russell Bulgin relató que apoyó a McCarthy no por considerarlo un talento excepcional, sino porque era el único piloto que se tomaba la molestia de llamar y pedir ayuda.

Ese mismo año, McCarthy formó parte del equipo Andrea Moda, una escudería que pasaría a la historia por sus constantes problemas y su abrupta desaparición tras el arresto de su propietario, Andrea Sassetti, por fraude. El monoplaza S291, de color negro, inspiró a McCarthy a bromear que solo le faltaban asas de latón para parecer un ataúd, una imagen que cobró fuerza cuando una avería en la dirección casi lo llevó contra el muro en Spa. Mientras Williams y Nigel Mansell dominaban la temporada con el FW14B de suspensión reactiva, Benetton intentaba desarrollar su propio sistema, enfrentando dificultades técnicas con el fluido hidráulico. En ese contexto, McCarthy recibió una inesperada oportunidad.

La ocasión surgió cuando Alessandro Zanardi, piloto de pruebas de Benetton, cayó enfermo antes de un test en Silverstone. Gordon Message, director del equipo, recurrió a McCarthy como sustituto de última hora. Aunque su experiencia real en Fórmula 1 era limitada —el Andrea Moda apenas había completado unas vueltas en toda la temporada—, McCarthy demostró rapidez en la pista. Sin embargo, buscando mejorar, cometió el error de pedirle consejo a Michael Schumacher sobre cómo afrontar el circuito.

Michael Schumacher (John Marsh/ Reuters)
Michael Schumacher (John Marsh/ Reuters)

El consejo de Schumacher y la curva Bridge en Silverstone

Según relató McCarthy, Schumacher le describió el trazado curva por curva, sin revelar nada fuera de lo común, hasta que llegó a la famosa curva Bridge. “Y tomo la curva del Puente a fondo”, aseguró Schumacher. McCarthy, incrédulo, replicó que lo había intentado sin éxito, pero el alemán insistió. La curva Bridge, entre 1991 y 1993, era considerada una de las más desafiantes del calendario, comparable a Eau Rouge-Raidillon en Spa. Su entrada ciega y la trayectoria pegada al terraplén la convertían en un verdadero examen de valentía y destreza.

La historia de la curva Bridge está marcada por incidentes y cambios. Tras varios intentos de modificar el trazado para mejorar la seguridad, en 1991 se creó una nueva versión: una curva plana a derechas bajo el puente, con una entrada y salida en gran parte ciegas. Durante un breve periodo, antes de la introducción de una chicane en Abbey en 1994, Bridge se consolidó como un punto crítico para medir la habilidad de los pilotos. En el Gran Premio de Gran Bretaña de 1992, la curva fue escenario de accidentes y maniobras arriesgadas, como el fallo de suspensión de Andrea de Cesaris y los sustos de Satoru Nakajima y Alain Prost.

Motivado por el consejo de Schumacher, McCarthy decidió afrontar Bridge sin levantar el pie del acelerador. “Pensé: ‘Si él puede, yo también’. Pero por dentro gritaba: ‘¡No puedo hacerlo!’”, confesó. Finalmente, se atrevió y mantuvo el pie derecho en la cresta y el punto de giro, lo que provocó un sobreviraje a unos 180 km/h. “Casi me cago encima”, admitió, describiendo cómo sus manos se movieron más rápido que las de Bruce Lee en una película de kung fu para controlar el coche.

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De regreso a boxes, McCarthy intentó justificar su actuación ante Pat Symonds, ingeniero de carrera de Schumacher, sugiriendo que algo no iba bien con la presión de los neumáticos. Symonds, sin embargo, le mostró la telemetría, que evidenciaba el momento crítico a 290 km/h. Al explicar la situación, Symonds aclaró que Schumacher solo tomaba Bridge a fondo en condiciones muy específicas: con poco combustible y neumáticos de calificación, mientras que McCarthy había salido con neumáticos de carrera usados y medio depósito. Fue entonces cuando comprendió que el consejo de Schumacher no era aplicable a su situación, y que había caído en una trampa, intencionada o no.

La experiencia dejó a McCarthy con una mezcla de frustración y aprendizaje. Reconoció que, como piloto, situaciones así lo impulsaban a superarse, aunque en este caso terminó sintiéndose ingenuo. Su paso por la Fórmula 1 concluyó poco después, tras un test con Williams, pero el episodio con Schumacher se convirtió en una de las historias más recordadas de su carrera, sumándose a las muchas anécdotas que ha compartido en sus memorias.