El PSG se da un festín para humillar al Real Madrid y sellar su billete a la final Mundial de Clubes

El PSG convirtió en una fiesta la semifinal ante el Real Madrid. Los de Luis Enrique no necesitaron más que 10 minutos para dejar el encuentro encaminado gracias a dos errores de Asencio y Rüdiger que transformaron Fabián y Dembélé. A partir de ese momento, el duelo fue un acoso y derribo contra la portería de Courtois. Una insistencia de la que nació el tercer gol del club francés de las botas de Fabián para dejar vista para sentencia la semifinal antes del descanso. En la segunda mitad, el PSG, sabedor de que los deberes estaban hechos, puso el freno al juego. Los blancos quisieron tirar de mística y no dejaron de intentarlo, tentando la portería de Donnarumma. Cuando parecía que el gol blanco estaba cerca, Gonçalo Ramos aprovechó una contra para poner la guinda al partido. Unos minutos más tarde, el árbitro pitaba el final del encuentro y certifica el pase del PSG a la final del torneo.

La semifinal aterrizaba en el MetLife Stadium marcada por las polémicas entre Mbappé y el PSG, que no han dejado de sucederse desde que el verano pasado el delantero pusiera fin a su trayectoria en el Parque de los Príncipes y pusiera rumbo a Chamartín. En lo deportivo, los de Luis Enrique sonríen, tras proclamarse campeones de la Champions por primera vez en su historia y aterrizar en el Mundial de Clubes bajo un aura de éxito que solo el Seattle pudo arruinar con una sólida victoria por 0-2. Los de Xabi Alonso acudían a la cita tras una temporada gris y un nuevo plantel que les permitió dejar atrás la etapa Ancelotti y encarar el torneo con una nueva cara que parecía convencer.

Nada más comenzar a rodar el balón por el verde, no tardaron en tener una ocasión cada uno de los equipos. Fue el PSG quien consiguió hacerse con el balón y secuestrar la posesión. En el minuto 6, Asencio, que disfrutaba de la titularidad tras la expulsión de Huijsen, cometía el primer error, que el club francés no dudó en aprovechar. Dembélé fue el encargado de robar el balón y Fabián de mandarlo al fondo de la red. El defensa blanco, que ya venía acumulando muchas dudas por su actuación a lo largo de la competición, servía en bandeja el primer tanto al PSG.

El segundo llegó tan solo tres minutos después por un nuevo error de la defensa del Real Madrid, esta vez de Rüdiger. El defensa trató de despejar un balón, pero acabó golpeando el suelo. Un fallo que aprovechó Dembélé, que recogió el balón, enfiló la portería de Courtois y lo mandó al fondo de la red para ampliar la ventaja del PSG. El camino a la final comenzaba a vislumbrarse para el club francés, que había conseguido ponerse por delantero con 2-0 en tan solo 10 minutos de partido. Todavía restaba mucho tiempo por delante, pero la balanza indicaba que estaba más cerca el tercero de los de Luis Enrique, que la remontaba blanca. Y así fue.

Con la batuta en la mano, fue el PSG quien marcó el ritmo desde prácticamente el inicio del partido. La música sonaba según los acordes de los jugadores de Luis Enrique. De esas notas salió el tercer gol para dejar el partido prácticamente visto para sentencia en el minuto 24. Achraf conectó una pared con Dembélé para poner la directa a la portería blanca. Una vez en el área, como si el tiempo se hubiera detenido, levantó la cabeza y vio llegar a Fabián. Le cedió el balón y el español batió de nuevo al guardameta madridista. El acoso y derribo del club francés no cesó hasta que el árbitro indicó el final de la primera parte, mientras los blancos se mostraban incapaces de hacer frente a tal superioridad.

La potencia arrolladora que lucieron en la primera mitad los jugadores del PSG pasó a convertirse en solidez y cierto punto de relajación. Con los cambios, el Real Madrid pareció despertar. Asencio, Bellingham y Vinicius se marcharon para dejar hueco a Brahim, Modric y Militao, quienes metieron una marcha más al motor blanco y rondaron las instancias de Donnarumma, que incluso tuvo entrar en acción para evitar algún gol, algo que prácticamente no había tenía que hacer en los primeros 45 minutos. El balón no entraba y los de Xabi Alonso se desesperaban viendo cómo el tiempo corría en contra y el billete a la final se les escapaba.

El técnico donostiarra aprovechó una coyuntura en la que ya no tenía nada que perder para sacar a Carvajal y Militao, que regresaban tras una larga lesión. Con el partido entrado ya en los últimos minutos, el PSG consiguió armar algún contrataque que puso contra las cuerdas a la defensa blanca. Y en el minuto 87, Gonçalo Ramos se sumó a la fiesta del club francés para poner la guinda. Unos minutos más tarde, el colegiado indicaba el final del partido y certificaba el pase de los de Luis Enrique a la final del Mundial de Clubes, donde ya les espera el Chelsea. Allí podrán seguir ampliando su historia en una temporada para el recuerdo.