Cuando Wimbledon fue atacado por los nazis: una bomba destruyó la mitad de las gradas de la pista central

El 11 de octubre de 1940, cinco bombas de más de 200 kilos cayeron sobre las instalaciones del torneo inglés

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La pista de Wimbledon (EFE/
La pista de Wimbledon (EFE/ Isabel Infantes)

Wimbledon, el torneo de tenis más prestigioso del mundo, es un lugar lleno de historia y tradiciones que van desde el estricto código de vestimenta blanca de los jugadores hasta los detalles arquitectónicos cubiertos por enredaderas verdes y moradas. Sin embargo, entre las páginas más oscuras de su historia, figura un episodio que marcó el torneo para siempre: el ataque aéreo de la aviación nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

En 1940, en plena expansión de la Alemania nazi por Europa, Adolf Hitler veía Reino Unido como un gran objetivo tras la rendición de Francia en junio de ese año. Una invasión marítima parecía una tarea imposible debido a la fortaleza de la Royal Navy, pero el frente aéreo era otra historia. La Luftwaffe, la poderosa fuerza aérea alemana, intensificó su ofensiva con bombardeos masivos, conocido como el Blitz (abreviatura de Blitzkrieg o guerra relámpago). Londres y otras ciudades británicas fueron atacadas agresivamente en un intento por desestabilizar la resistencia y destruir objetivos clave.

En este contexto, el área de Wimbledon, incluido el All England Tennis Club, se convirtió en blanco de uno de esos bombardeos. El 11 de octubre de 1940, cinco bombas de más de 200 kilos cayeron sobre sus instalaciones. Los campos, en los que normalmente se disputaban los partidos del histórico torneo, se habían transformado en zonas de entrenamiento para la Guardia Nacional británica debido a la guerra. Una de las bombas impactó directamente en la pista central, destrozando la cubierta y destruyendo más de 1.200 asientos; otra bomba derribó una caseta de herramientas y las restantes cayeron cerca del complejo principal. Por fortuna, no hubo víctimas mortales, pero los daños materiales fueron significativos y marcaron un punto crítico en la historia del club.

Wimbledon bombardeada durante la Segunda
Wimbledon bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial (imagen de Wimbledon)

El impacto del Blitz no solo afectó al campeonato de Wimbledon, sino también a toda la comunidad que lo rodeaba. Los ataques nazis en el barrio dejaron a 150 personas muertas, más de 1.700 heridas, y alrededor de 2.000 sin hogar. Además, unas 12.000 viviendas quedaron parcial o totalmente destruidas. Como resultado de este desenlace trágico, el torneo de Wimbledon no pudo disputarse en 1940, algo que solo había ocurrido antes durante la Primera Guerra Mundial.

Durante el conflicto, el club de tenis y sus alrededores fueron repensados para ayudar al esfuerzo de guerra. Se convirtieron en un hospital y un centro estratégico militar, mientras que las áreas verdes se usaron para alimentar a las vacas que suministraban productos lácteos para los soldados. Las pistas, íconos deportivos, se destinaron a tareas de defensa civil.

El regreso de la competición a Wimbledon

A medida que la guerra llegaba a su fin en 1945, las instalaciones comenzaron a recuperar su propósito original. Ese mismo año, soldados aliados de distintas nacionalidades organizaron partidos amistosos en las pistas como una forma simbólica de aliviar el sufrimiento y anticipar la vuelta a la normalidad. Entre los eventos más memorables estuvo una exhibición similar a la Copa Davis entre el Imperio Británico y Estados Unidos, celebrada el 30 de junio de 1945 en la pista 1, donde 6.000 espectadores volvieron a llenar el lugar con entusiasmo y esperanza.

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En 1946, tras el trabajo de reconstrucción liderado por el coronel Duncan Macaulay, Wimbledon logró albergar nuevamente su torneo oficial. Aunque las instalaciones aún no estaban completamente restauradas, el compromiso británico por recuperar una tradición tan arraigada permitió que el campeonato volviera a celebrarse. La pista central, que había sufrido los mayores daños, quedó reparada al año siguiente, en 1947.

El retorno del torneo en 1946 estuvo marcado por historias de resiliencia. El ganador masculino de esa edición fue Yvon Petra, un francés que había pasado años recluido en un campo de concentración nazi. Su victoria fue un testimonio de determinación y superación tras las adversidades de la guerra. Además, Wimbledon permitió la participación de Hans Redl, un tenista que había perdido un brazo durante el conflicto y a quien se le otorgó una regla especial para sacar que le permitía tocar la pelota dos veces.