Jan Oblak, el guardameta del Atlético de Madrid, ha confirmado su lugar en la historia del fútbol español al convertirse en el portero con más Trofeos Zamora en LaLiga. Con seis títulos, supera a figuras míticas como Víctor Valdés y Antoni Ramallets. Este logro, alcanzado tras otra temporada memorable, consolida su legado como uno de los mejores porteros de todos los tiempos. El sexto Trofeo Zamora llegó al cierre de la temporada 2024/2025. Oblak, que registró un promedio de 0.833 goles por partido en 36 encuentros disputados, fue clave en la campaña del Atlético. Encajó 30 goles, destacando por su nivel regular y su capacidad para dar seguridad a la defensa.
Thibaut Courtois, del Real Madrid, quedó segundo en la clasificación con un promedio de 0.967 tras encajar 29 goles en 30 encuentros. Aunque Oblak no participó en el partido final contra el Girona, su actuación durante el resto del campeonato fue suficiente para asegurar el premio. Este sexto trofeo rompe el empate que mantenía con Ramallets y Valdés, quienes lograron cinco Zamoras en sus carreras. Con este reconocimiento, Oblak se coloca como el portero más laureado de LaLiga, un hito que reafirma su impacto en el panorama futbolístico español durante la última década.
Nacido en Škofja Loka, Eslovenia, Oblak empezó su carrera recorriendo largas distancias para entrenar. “El centro de entrenamiento del Olimpija Ljubljana, mi club de toda la vida, estaba a 25 kilómetros de mi casa. Si mis padres trabajaban, iba en bicicleta. Cada día hacía 50 kilómetros porque quería entrenar”, confesó en una entrevista. Con tan solo 10 años llevaba a cabo dicho esfuerzo, una cuestión que moldeó su carácter y su determinación de superarse siempre.

Su debut profesional llegó a los 16 años en el Olimpija Ljubljana, en un contexto complicado. La quiebra del club dejó al equipo casi sin jugadores, pero Oblak decidió quedarse y asumir un papel protagónico. Su decisión, motivada por los valores inculcados en su infancia, lo llevó a consolidarse a pesar de las dificultades en su país natal. En 2010, Oblak dejó Eslovenia para fichar por el Benfica, un paso ambicioso, pero lleno de retos. Los primeros años no fueron fáciles: las cesiones a equipos como Beira-Mar, Leiria y Rio Ave lo enfrentaron a condiciones adversas, desde dificultades económicas hasta duchas de agua fría tras los partidos.
Incluso llegó a jugar como lateral derecho durante una pretemporada. “Fue un periodo difícil, pero aprendí mucho. Me hacía más fuerte”, recordó. Con el tiempo, Oblak encontró estabilidad en Rio Ave, donde sus actuaciones lo llevaron de regreso al Benfica. Allí se consolidó como titular, contribuyendo a la conquista de títulos nacionales y alcanzando la final de la Europa League en 2014. Estas actuaciones llamaron la atención de grandes clubes europeos.
Jan Oblak y el Atlético de Madrid
Ese mismo verano, el club rojiblanco hizo oficial el fichaje del guardameta. Su aterrizaje en la capital española no fue sencillo. Al principio enfrentó competencia interna y una lesión, aunque pronto se ganó la titularidad. Desde entonces, se ha convertido en una figura indiscutible del equipo dirigido por Diego Simeone. Bajo su liderazgo en la portería, el Atlético ha conquistado varios títulos, incluidos una Liga, una Supercopa de España y una Europa League. Su estilo, basado en una colocación perfecta y un control mental impecable, se ha convertido en un componente esencial del éxito rojiblanco.
Más allá de los trofeos y récords, Oblak representa un ejemplo excepcional de perseverancia. Pese a las dificultades iniciales en su carrera, nunca dejó de trabajar para alcanzar sus logros. Además, se siente orgulloso de su tierra natal, Eslovenia. Oblak, quien sueña con llevar a su selección nacional a un torneo importante, sigue demostrando que el trabajo constante es la clave del éxito. “Cuando era niño soñaba con representar a mi país. Estoy seguro de que lo lograremos algún día”, asegura.
Con seis Trofeos Zamora en diez años en el Atlético, Jan Oblak no solo ha marcado una era en LaLiga, sino que también ha demostrado que el talento, cuando se acompaña de esfuerzo y dedicación, puede derribar cualquier obstáculo. Es, indudablemente, un portero de récord y modelo para nuevas generaciones de futbolistas.