En el fútbol español, Aitor Karanka es reconocido, principalmente, por haber sido el asistente de José Mourinho en el Real Madrid entre 2010 y 2013. Sin embargo, su trayectoria como entrenador en solitario ha ganado relevancia en Inglaterra, donde dirigió al Middlesbrough y al Nottingham Forest. Su etapa más destacada fue en el Middlesbrough, logrando el ascenso del equipo y devolviendo la ilusión a una afición que anhelaba momentos de gloria. Karanka no dudó en mencionar lo que más le chocó del fútbol inglés: el tercer tiempo.
Karanka reveló en una entrevista en el podcast Offsiders cómo fue su primer contacto con esta tradición. “Cuando llegué allí, termina el partido, pierdo, y desde el club me dicen: ‘Ven, que tienes que ir a tomarte una cerveza, un vino, una botella de agua o lo que tú quieras con el entrenador del equipo contrario’. Yo le dije: ‘No, yo no voy’, y me dijeron: ‘Tienes que venir’”, contó. Aunque aclaró que no se trata de una obligación formal, subrayó que es un tema cultural profundamente arraigado en el fútbol inglés.
El objetivo de este “tercer tiempo” es reunir a los cuerpos técnicos de los dos equipos para dialogar, compartir impresiones sobre el partido y, en general, fortalecer el compañerismo entre los profesionales. “Empiezas a hablar de cosas, y al final creas esa relación”, detalló el entrenador, confeso inicialmente reticente a involucrarse en este tipo de dinámicas, pero que luego encontró en ellas un valor añadido para su carrera.

Una de las experiencias que más destacó Karanka fue haber compartido conversaciones en privado con figuras emblemáticas como Arsène Wenger, histórico entrenador del Arsenal. “Estar en un despacho con Wenger, que me estuviese hablando de tú a tú y dando consejos, fue único. Tres meses después, llegamos a una final en Wembley, y ese vínculo que creas hace que le llame y que te deje entrenar en las instalaciones del Arsenal unos días antes de la final”, relató el técnico. Para preparar este importante encuentro, utilizaron las instalaciones del club londinense, que cuentan con dimensiones similares al estadio de Wembley. Este gesto, resultado del acercamiento entre técnicos, refuerza la utilidad práctica de esa relación más allá del nivel meramente social.
Un choque cultural
El técnico del Real Madrid también confesó que, al principio, el “tercer tiempo” puede ser un choque cultural para quienes no están acostumbrados a estas prácticas, especialmente en ligas donde las tensiones entre técnicos y equipos suelen ser más palpables. Sin embargo, con el tiempo, entendió que era una oportunidad para compartir puntos de vista, aprender del rival y, sobre todo, cultivar una red de apoyo entre profesionales del fútbol. “Es algo que cuesta culturalmente, pero luego te das cuenta de que es hasta necesario”, afirmó.
Este testimonio pone de manifiesto las diferencias culturales entre ligas como la Premier League y otras competiciones europeas, y cómo estas prácticas pueden enriquecer las experiencias de los entrenadores en aspectos tanto personales como profesionales. Por su parte, el llamado “tercer tiempo” ejemplifica un enfoque distinto al fútbol, priorizando la interacción y el respeto mutuo entre los protagonistas más allá de los 90 minutos que dura un partido.
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