Le robaron las medallas olímpicas del maletero de su coche y las encuentra en una web de subastas

Comité Olímpico Internacional incluso le entregó entonces unas réplicas para sustituir las perdidas

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La judoca Gella Vandecaveye
La judoca Gella Vandecaveye

La belga Gella Vandecaveye, icónica judoca que llegó a lo más alto del deporte mundial, ha vivido un inesperado giro de los acontecimientos que la ha devuelto a su historia de éxitos. La doble medallista olímpica, quien obtuvo la plata en Atlanta 1996 en la categoría de -61 kg y el bronce en Sídney 2000 en la de -63 kg, sufrió el robo de sus preciadas medallas en Bruselas hace un año y medio. Pero ahora, finalmente, puede celebrar su recuperación tras un confuso incidente que involucró un intento de venta en una plataforma digital.

Vandecaveye, nacida en Kortrijk hace 51 años, es una de las figuras más destacadas del judo europeo. Con dos preseas olímpicas y cinco medallas en campeonatos mundiales, se posicionó como un referente del deporte en Bélgica durante las décadas de los 90 y 2000. Sus logros en Atlanta y Sídney no solo significaron un triunfo personal, sino un motivo de orgullo para todo su país. Las medallas olímpicas se convirtieron en un símbolo de su arduo esfuerzo, sacrificio y dedicación al judo durante años de competición al más alto nivel.

Sin embargo, en un desafortunado episodio en Bruselas, alguien abrió de manera forzada el maletero de su coche y robó las medallas que Gella atesoraba. Fue un golpe personal y emocional difícil de asimilar. Aunque el Comité Olímpico Internacional le entregó réplicas para sustituir las perdidas, ellas no podían reemplazar el valor sentimental de las originales, las mismas que tocó con sus manos al subir al podio olímpico.

Un año y medio después, las medallas han aparecido

Dieciocho meses después del incidente, la trama dio un giro sorprendente cuando, según reportó el medio belga HLN, las medallas fueron descubiertas a la venta en un sitio web de subastas online. De manera poco discreta y sin conocimiento del verdadero valor de los objetos, un menor de edad publicó las preseas con un precio inicial bajo. Este acto llamó la atención de manera instantánea, ya que el diseño único de las medallas permitió a las personas identificar rápidamente que pertenecían a la exjudoca belga. El joven, al parecer, desconocía tanto el valor como el origen de las medallas. Según declaró su madre a los medios, los objetos habrían llegado a sus manos a través de una maleta de su abuelo, quien solía participar en subastas.

Una medalla olímpica de París
Una medalla olímpica de París (AP Foto/Aurelien Morissard)

Mientras el joven pretendía revenderlas intentando obtener alguna ganancia, lo cierto es que el caso atrajo una atención inesperada. El aumento desmedido en las ofertas y las noticias sobre las medallas robadas de Vandecaveye llevaron a que los objetos fueran identificados oficialmente como los que desaparecieron 18 meses atrás. “En aquel entonces, toda nuestra familia quedó en shock. No sabíamos que las medallas eran robadas y ahora nos sentimos como criminales”, enfatizó la madre del menor, subrayando que su hijo actuó sin malicia ni intención de ocultar nada.

De vuelta a su legítima dueña

Finalmente, el intento de venta no pasó desapercibido y las autoridades intervinieron oportunamente. Según se ha confirmado, las preseas serán devueltas a Vandecaveye en los próximos días, algo que, sin duda, cierra un capítulo complicado en la vida de la exjudoca.

Francisco Garrigós, deportista olímpico español que compite en judo.

Gella expresó su alegría por la noticia, recordando que las réplicas entregadas por el Comité Olímpico Internacional nunca llegaron a igualar el significado de las medallas originales. “Las originales tienen un valor completamente diferente”, reconoció Vandecaveye, subrayando el peso emocional de estos objetos que tantos años de esfuerzo y sacrificio representan.

En lugar de guardar celosamente las medallas recuperadas, Gella adelantó que volverá a utilizarlas como herramientas para inspirar a las nuevas generaciones. “No tengo intención de mantenerlas congeladas. Quiero llevarlas conmigo y contar mi historia para animar a otros. Guardarlas en un baúl no serviría de nada”, afirmó la exatleta, manteniendo el espíritu que la llevó a ser un ícono en el judo.