
El mundo del motor español tuvo su época dorada con la generación de Dani Pedrosa, Jorge Lorenzo o Álvaro Bautista. Por entonces había otro joven piloto que despuntaba: Toni Elías. El catalán comenzó a destacar desde las categorías inferiores, donde ya le veían como una joven promesa, que daría grandes alegrías a los aficionados españoles. Y lo cierto es que lo consiguió. Llegó incluso a arrebatar un Mundial a Rossi, nada menos. Sin embargo, poco a poco comenzó a desaparecer de la primera línea mediática, a pesar de haberse proclamado campeón del mundo.
Pilotos españoles ha habido muchos, pero Toni Elías fue la primera gran promesa española de la MotoGP del siglo XXI. Su nombre resonaba a lo largo y ancho de los circuitos de las categorías inferiores. Durante su segunda temporada en 125 cc se quedó a las puertas de ganar el mundial, pero se le escapó durante las dos últimas carreras. Suficiente para dar el salto a 250 cc con tan solo 18 años. Un movimiento que llegó acompañado de un cambio de escudería de Honda a Aprilia. Allí formó equipo junto a Fonsi Nieto, convirtiéndose en una de las parejas más temidas de toda la parrilla de salida.
Durante la temporada de 2002, ninguno de los dos españoles fue capaz de ganar el título, aunque Elías sí consiguió subir al podio en varias ocasiones y proclamarse campeón en una de ellas. Para cuando llegó la campaña de 2003, ya era el favorito, pero la carrera de Philip Island truncó sus sueños de llevarse el título. Lejos de desanimarse, decidió intentarlo una última vez. ¿El problema? Pedrosa había aterrizado como un ciclón y acabó arrebatándole el título una vez más. Y, sin embargo, dio el salto a MotoGP.
Sin ningún título a sus espaldas en las categorías inferiores, se coló en la máxima categoría para comer en la mesa de los mayores, en una mesa donde también estaban sentados Valentino Rossi o Nicky Hayden. Lo cierto es que a pesar de tener un palmarés vacío, la esencia de gran promesa del motor español seguía acompañándole. Su debut no fue lo esperado, el gran salto a la categoría de MotoGP lo hizo subido a una Yamaha de la mano de Tech3, un estilo de pilotar totalmente distinto al que estaba acostumbrado. Tras un año gris, decidió cambiar a Honda con Gresini Racing.

A partir de ese momento, comenzó a disfrutar de un momento de gloria, a demostrar el potencial que tenía y evidenciar por qué todos le veían como una promesa del motor español. Ese año, había dos nombres sobre la mesa como posibles ganadores del Mundial 2006: Valentino Rossi y Nicky Hayden. A falta de una carrera para dar por terminada la competición, el Gran Premio de Portugal se presentó como una final adelantada. El escenario se puso rápidamente de cara para el italiano, dado que el americano quedó fuera de juego tras un accidente con Pedrosa. Lo que nadie esperaba es que un nuevo piloto pujara en aquella carrera por subir al podio.
Hasta ese momento, Toni Elías había registrado buenas carreras, pero no había sido capaz de subir en ninguna ocasión al podio. El catalán se pegó a Rossi y no le dejó respirar un solo segundo de toda la competición. Y justo en la línea de meta le adelantó, con una distancia de tan solo dos milésimas, lo justo para quitarle cinco puntos y con ellos el mundial. A pesar de aquella gran hazaña, Elías no logró grandes resultado y acabó dejando Honda para firmar por Ducati, donde consiguió algunos podios, pero no grandes gestas. Su carrera estaba estancada.

De Moto2 a Superbikes y a América
Ante esta situación, decidió tomar una drástica decisión: dar un paso atrás en su carrera e inscribirse en Moto2. Muchos vieron este movimiento como un error y, sin embargo, no le pudo ir mejor durante su primer año en aquella nueva categoría. Subido en una Moriwaki, Elías arrasó. Consiguió la victoria en siete de las 17 carreras de la competición. Su esfuerzo finalmente tuvo recompensa y a los 27 años se proclamó campeón del mundo. Tras ello, decidió volver a MotoGP, una segunda oportunidad en la máxima categoría, pero no fue mejor que la primera y con tan solo 30 años dejó el mundo del motor para probar suerte en Superbikes.
Y, después, un nuevo giro de 180 grados a su carrera: trasladarse a América y probar suerte en el desconocido campeonato de MotoAmerica. Allí sí consiguió el éxito. Se convirtió en el piloto principal de Suzuki, ganó hasta 30 carreras en cinco temporadas y se proclamó campeón del MotoAmerica 2016. Poco después acabó colgando el caso, aunque ha seguido muy ligado al mundo del motor, ayudando a Gresini Racing y como consejero de Preicanos Racing Team.
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