El descubrimiento arqueológico del año que ha dejado sin palabras a los científicos: las momias más antiguas del mundo fueron preservadas con un método único

La revista ‘National Geographic’ ha destacado el hallazgo de estos restos como el más destacado de este 2025

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Momias encontradas en Papúa Nueva
Momias encontradas en Papúa Nueva Guinea. (Hirofumi Matsumura y Hsiao-chun Hung)

Pensemos, por un momento, en momias. No en momias del Antiguo Egipto, ni en las que las culturas precolombinas preservaban en América del Sur, ni tampoco (por citar un caso español) en las conservadas en las cuevas de las Canarias. Si eliminamos estas opciones, tal vez nos resulte encontrar más ejemplos de restos preservados de este modo, y sin embargo, la arqueología mundial se ha dado de bruces con un descubrimiento sin precedentes que ha cambiado la forma de entender este tipo de ritos.

Las momias más antiguas del mundo han sido encontradas en un lugar muy alejado de todas esas culturas: Papúa Nueva Guinea. En septiembre de este año, un equipo de la Australian National University presentó los resultados de una investigación extraordinaria tras localizar, en once yacimientos del sudeste asiático, restos humanos momificados cuya antigüedad supera los 12.000 años, una cifra nunca antes registrada.

Por ello, la revista especializada National Geographic ha decidido nombrar a este descubrimiento como el “hallazgo arqueológico del año”, no solo por el nuevo récord, sino por la descentralización histórica que implica al desplazar el eje (normalmente situado en la cuenca del Mediterráneo) de los ritos de momificación, y por aportar información clave en nuestra comprensión de las prácticas funerarias de nuestros antepasados.

Los restos humanos analizados fueron hallados en yacimientos de países del sudeste asiático, como Filipinas, Laos, Tailandia, Malasia e Indonesia.

Utilizar el humo para preservar cadáveres

El método de conservación detectado en estos cuerpos resulta singular: se trata de una momificación mediante deshidratación por humo. A diferencia de las técnicas más conocidas, como la extracción de órganos y embalsamamiento en Egipto o la desecación y recubrimiento con barro en la cultura Chinchorro de Chile, aquí el procedimiento consistía en exponer los cuerpos al humo de manera controlada, logrando así una preservación duradera en un entorno cálido y húmedo.

Este método, al añadir nuevas variantes a la lista de procedimientos humanos para el tratamiento de los muertos, pone de relieve la creatividad y la diversidad social de las comunidades prehistóricas. El uso del humo ya se había detectado en otros lugares del mundo. Uno de los casos más famosos y documentados de esta técnica se encontró en el desierto de Atacama, en Chile, donde en los últimos años se han descubierto momias que presentan signos claros de haber sido sometidas a un proceso de ahumado. En estos restos, los arqueólogos encontraron depósitos de carbono en la piel y los tejidos de las momias, lo que sugiere la exposición al humo.

A lo largo de la historia, las técnicas funerarias han mostrado una enorme variedad. La momificación en Egipto, con su sofisticado ritual y el uso de sales para deshidratar los tejidos, se mantuvo durante milenios como un modelo emblemático. El descubrimiento en Papúa Nueva Guinea demuestra que la búsqueda de la inmortalidad biológica (o al menos la postergación visible del cuerpo) fue un objetivo compartido por grupos humanos separados por miles de kilómetros y varias eras culturales.

Réplica de una momia guanche
Réplica de una momia guanche en la exposición. (Alberto Valdés/EFE)

Un profundo impacto

Con la confirmación de la datación, las momias de Papúa Nueva Guinea superan a las emblemáticas momias de Chinchorro, que datan de siete mil años, y a las egipcias, con una antigüedad de cuatro mil quinientos años, alzándose como el más remoto y asombroso testimonio del arte ancestral de preservar el cuerpo humano. Este desplazamiento del foco arqueológico obliga a examinar los vínculos entre ambiente, tradición e invención tecnológica más allá de los relatos clásicos de la civilización.

Las prácticas de momificación, lejos de limitarse a las grandes culturas de la Antigüedad, parecen haber surgido de manera dispersa y casi simultánea en distintos puntos del planeta. En este contexto, el hallazgo reconocido por el National Geographic supone un doble impacto: no sólo obliga a revisar la cronología mundial de la preservación funeraria, sino que también revela un mapa cultural mucho más rico y entrelazado de lo que se suponía hasta ahora.