El mago que inspiró a los protagonistas ‘Ahora me ves 3’: engañó a los nazis con una ciudad falsa y otros trucos de ilusionismo en la Segunda Guerra Mundial

Jasper Maskelyne se nombra durante la película de magos y ladrones como un ejemplo de los engaños que los ilusionistas pueden llegar a cometer

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El ilusionista británico Jasper Maskelyne.
El ilusionista británico Jasper Maskelyne. (Keystone/Hulton Archive)

El mito de Jasper Maskelyne, el mago británico que llevó su arte al terreno del conflicto más brutal del siglo XX, ha encontrado un nuevo eco en la pantalla con la saga Ahora me ves. Las proezas de Maskelyne aparecen mencionadas en la tercera entrega, que acaba de llegar a los cines y lograr excelentes resultados en taquilla. Y lo que es más, sus engaños al ejército nazi, con ilusiones y escenarios ficticios a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, son una inspiración más que evidente para Jesse Eisenberg, Woody Jarrelson y compañía.

Antes de la guerra, Maskelyne había alcanzado la categoría de superestrella en los teatros del Reino Unido, hasta el punto de que un cartel de 1931 lo proclamaba como “el mayor ilusionista de Inglaterra”. Su aspecto distinguido y sus trucos de impacto llenaban auditorios, pero el estallido de la contienda le permitió trasladar su talento al desierto del norte de África. En sus propias memorias, Magic: Top Secret, Maskelyne describe que dirigió un equipo dedicado a producir “trucos, estafas y dispositivos destinados a desconcertar y engañar a los cabezudos comandantes del Eje”.

Tráiler de 'Ahora me ves 3'

“Espero que hayas traído tu varita mágica contigo”

La participación de Maskelyne en lo que se conoció como Operación Bertram ha nutrido parte de su leyenda. Esta compleja maniobra, desarrollada en 1942, consistía en ocultar el verdadero despliegue aliado y sustituirlo por un ejército falso, fabricado a partir de jeeps disfrazados de tanques, artillería ficticia y elementos creados para engañar a la aviación enemiga. De noche, se emplearon maquetas, luces y estructuras simuladas para crear la ilusión de ciudades y flotas inexistentes cerca de Alejandría, mientras que los verdaderos tanques y cañones se ocultaban bajo coberturas que los hacían parecer simples camiones de suministro.

Según el relato de Maskelyne, incluso se llegó a construir una falsa ciudad a unos kilómetros de Alejandría, junto a una flota también de mentira para confundir a los mandos de Rommel y favorecer el éxito aliado en a batalla de El Alamein. Los engaños incluían mecanismos como pirotecnia, sonidos falsos de radio y construcción, y decorados de madera contrachapada que simulaban movimientos de tropas.

En palabras de la conservadora de arte Michelle Kirby al medio británico, “queríamos mostrar que ”Las guerras no siempre se libran y ganan en los campos de batalla o en las salas de mando, sino que suceden muchas cosas en las sombras”, señalaba a la BBC la conservadora de arte Michelle Kirby, responsable de una exposición sobre el arte del engaño en contexto bélico (donde tampoco han faltado los ingenios de Maskelyne) hecha el año pasado en Reino Unido.

Mientras el enemigo observaba desde la distancia, los tanques y artillería auténticos se cubrían para simular convoyes logísticos, engañando a los pilotos de reconocimiento. El desenlace llegó cuando, ante la ofensiva aliada, el ejército nazi se vio completamente sorprendido, permitiendo una victoria clave para los aliados en África. “Ayudó a los aliados a obtener una sorpresa táctica completa”, destacó Kirby. Entre las anécdotas más citadas de sus memorias, está la afirmación de Maskelyne de que el mariscal británico Bernard Montgomery le dijo: “Toda la guerra dependerá de lo que suceda aquí... Espero que hayas traído tu varita mágica contigo”.

Jasper Maskelyne escapando de un
Jasper Maskelyne escapando de un ataúd durante un espectáculo de magia. (Keystone)

Dudas sobre si todo ocurrió tal y como contaba

A pesar de los relatos espectaculares, existe una gran problemática a la hora de separar mito y realidad en la historia de Maskelyne. Al fin y al cabo, toda la información sobre la vida de este mago e ilusionista proviene de él mismo. Así, si bien su figura forma parte central de exposiciones sobre el engaño como un arma de guerra, desde la publicación de Magic: Top Secret se ha sugerido repetidamente que exageró sus acciones, si bien tampoco hay pruebas que desmientan lo que cuenta.

En los análisis oficiales, figuras como el teniente coronel Dudley Clarke y el cineasta Geoffrey Barkas aparecen como verdaderos artífices conceptuales de la Operación Bertram y la Banda Mágica ha sido descrita como una unidad compuesta por electricistas, químicos, escenógrafos, arquitectos, restauradores y carpinteros, donde el propio papel central de Maskelyne resulta difícil de delimitar a partir de fuentes externas.

Las dudas sobre la extensión real de sus hazañas no disminuyen el atractivo de un personaje cuya vida funde la frontera entre espectáculo e historia, y cuya influencia se reconoce en asuntos tan diversos como el uso de camuflaje avanzado o la propaganda militar. Kirby resume la complejidad de investigar su figura: “La verdad de lo que sucede en las sombras del ejército es difícil de confirmar incluso hoy en día. Y, por ello, es poco probable que descubramos alguna vez qué tan cierta es su versión de la historia”, señaló a la BBC.

El mago que aseguraba haber engañado a Hitler con una ciudad y un ejército de papel apenas recibió reconocimientos oficiales tras la guerra; molesto por ese olvido y convertido en figura legendaria, dejó la última palabra a los archivos y a la imaginación de sus contemporáneos. Los documentos sobre sus hazañas, en posesión de la Armada Británica, no verán la luz hasta 2046.