Eddie Murphy intenta lavar su imagen en un documental para Netflix: ni rastro de sus grandes polémicas y su perfil homófobo y machista

Se estrena ‘Soy Eddie’, en el que el actor intenta revitalizar su carrera para vanagloriar sus éxitos sin cuestionar sus controversias

Guardar
Eddie Murphy en el documental
Eddie Murphy en el documental 'Soy Eddie' (Netflix)

Eddie Murphy fue uno de los reyes indiscutibles del Hollywood de los años ochenta. Tras su paso por Saturday Night Live, que se convirtió en su plataforma, comenzó una carrera cinematográfica que lo llevaría de éxito en éxito, gracias a películas como Entre pillos anda el juego (1983), Superdetective en Hollywood (1984) o El príncipe de Zamunda (1988).

Su carisma cómico era una auténtico imán para la taquilla... hasta que comenzaron los problemas. Sus declaraciones comenzaron a ser homófobas, machistas, e incluso fue detenido en varias ocasiones por escándelos sexuales.

El actor se apartó de la interpretación y llegó a decir que “estaba harto de hacer películas de mierda", aunque en los últimos años ha protagonizado algunos filmes como Yo soy Dolemite, que le valió una nominación a los Globos de Oro.

Un documental controvertido

Ahora se estrena en Netflix el documental Soy Eddie, en el que el director Angus Wall se adentra en la intimidad de Murphy, para compartir reflexiones sobre su carrera, su familia y los desafíos personales que ha afrontado a lo largo de más de cuatro décadas en la industria del entretenimiento.

El documental arranca con imágenes de la mansión de Murphy en Los Ángeles, un escenario que sirve de telón de fondo para repasar su evolución desde sus inicios en Nueva Jersey hasta convertirse en una de las grandes estrellas de la comedia estadounidense.

Tráiler de 'Soy Eddie', el documental biografíco de Eddie Murphy para Netflix

En declaraciones recogidas por The Guardian, Murphy insiste en que, pese a la ostentación de su residencia, su rutina diaria no difiere demasiado de la de cualquier otra persona: acude al trabajo, pasa tiempo con su familia y termina el día viendo la televisión, en concreto el programa Vergüenza ajena, al que considera “el mejor show de la televisión”.

La producción de Netflix no solo se apoya en el testimonio directo de Murphy, sino que también recurre a figuras de la comedia como Dave Chappelle, Chris Rock, Jerry Seinfeld, Kevin Hart y Pete Davidson, quienes analizan la influencia del actor en la cultura popular.

La familia y la vida personal de Murphy ocupan un lugar central en Soy Eddie. El actor, que rara vez concede entrevistas y es conocido por su discreción, ha abierto las puertas de su hogar para mostrar su día a día junto a su esposa Paige Butcher y sus diez hijos, a los que ahora parece consagrar su vida (o al menos eso dice).

Luces y sombras de Eddie Murphy

El documental también aborda episodios traumáticos de su infancia, como el asesinato de su padre cuando era niño y la posterior figura de su padrastro, Vernon Lynch Sr., a quien atribuye un papel fundamental en su desarrollo personal.

Murphy ha compartido detalles sobre su carácter reservado y su rechazo a los excesos asociados a la fama. En el documental, recuerda cómo, durante su juventud, evitó el consumo de drogas y alcohol, a pesar de haber estado rodeado de figuras como John Belushi, Robin Williams y Rick James. “Nunca sentí curiosidad. Nunca probé la cocaína ni toqué la cocaína. No bebo, no fumo cigarrillos. No fumé un porro hasta que tuve 30 años”, explicó el actor. Jamie Foxx, también presente en el documental, ha descrito a Murphy como una persona “muy introvertida”, que prefiere mantenerse en un segundo plano en los eventos sociales.

Eddie Murphy en la premiere
Eddie Murphy en la premiere de L.A. de 'Soy Eddie', un documental sobre su vida. REUTERS/Mike Blake

El recorrido por la carrera de Murphy no elude los momentos difíciles. El fracaso comercial de Un vampiro suelto en Brooklyn y la posterior burla en Saturday Night Live, cuando David Spade se refirió a él como “una estrella fugaz”, supusieron un golpe para el actor. “Fue como si tu alma mater se burlara de ti, de tu carrera, no de lo gracioso que eres”, ha recordado Murphy en el documental. Esta experiencia le llevó a distanciarse del programa durante años, hasta que en 2019 decidió regresar como presentador, un gesto que ha calificado de necesario para reconciliarse con sus orígenes: “SNL es parte de mi historia. Necesitaba ‘reconectar’ con ese programa porque de ahí vengo”.

El documental también repasa la versatilidad de Murphy como actor, destacando su nominación al Oscar por Dreamgirls en 2007.

En el ámbito personal, Murphy ha hablado abiertamente sobre su experiencia con el trastorno obsesivo-compulsivo, relatando rituales de su infancia como comprobar repetidamente el gas de la cocina o tararear sonidos extraños. El actor ha explicado que identificó estos comportamientos tras ver un programa de televisión sobre el tema y que, con el tiempo, ha logrado reducirlos, aunque reconoce que persisten en menor medida.

Un documental con escasas controversias

El documental dedica un espacio relevante a la relación de Murphy con sus referentes en la comedia. De joven, idolatraba a Richard Pryor y aspiraba a seguir sus pasos, aunque la industria llegó a enfrentarles como rivales, especialmente después de que Pryor manifestara su incomodidad ante el ascenso de Murphy.

Bill Cosby, por su parte, criticó el uso de lenguaje soez en los monólogos de Murphy, lo que llevó al actor a responder con una imitación en Raw (El show de Eddie Murphy). En ese sentido, al final de Soy Eddie, Murphy protagoniza una escena humorística con muñecos de ventrílocuo que representan a Pryor y Cosby, un guiño a sus influencias y a la complejidad de sus relaciones.

Eddie Murphy como el burro
Eddie Murphy como el burro de 'Shrek'

Sin embargo, este trabajo parece destinado a limpiar la figura de Eddie Murphy y servir como oda laudatoria a su trabajo, algo que suele ser habitual en este tipo de documentales auspiciados por la propia figura y en el que hay un escaso espíritu crítico.

Quizás, por esa razón, se omiten algunos episodios controvertidos de su vida pública, como el arresto en 1997 de una prostituta trans que viajaba en su coche, su breve matrimonio mediático con Tracey Edmonds o la disputa inicial por la paternidad de la hija que tuvo con la Spice Girl Mel B.

Así, la mayor parte de los medios han visto Soy Eddie como un retrato reverencial que, si bien ofrece acceso privilegiado a la vida de Murphy y testimonios de sus colegas, adolece de cierta falta de profundidad y omite aspectos polémicos de su biografía.

Por el momento, su próximo proyecto será poner de nuevo la voz al personaje del asno en la quinta entrega de Shrek, prevista para el 2027.