Barry B planta cara a los demonios de su infancia y rompe su coraza: “Me gusta el amor. Tengo rabia, pero me gusta que los finales sean felices”

El arandino publicó a finales de septiembre ‘Infancia Mal Calibrada’, un EP de siete temas donde revisa las luces y sombras de su niñez

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Barry B durante la promoción
Barry B durante la promoción de 'Infancia Mal Calibrada' (Hugo Pison)

Tiene la personalidad y la estética de un personaje de Quentin Tarantino en Érase una vez en Hollywood. También el porte de los protagonistas de Los señores de la mafia (2019). El cascarón que rodea a Barry B es pura calle. Es canalla y macarra en el mejor de los sentidos. “Me visto camuflaje, quiero ser invisible / Mi vida una redada y tú el FBI”, canta en Chocolate Axe. Detrás del cantante late el corazón de Gabriel Barriuso (Aranda de Duero, Burgos, 1994), más romántico, más sensible. Le encanta Disney, el amor y los finales felices. Y todo eso se traslada a su música. “Prefiero morir mañana a vivir mil años sin conocerte" es uno de los versos que canta en Yo pensaba que me había tocado Dios, a dúo con la banda madrileña Carolina Durante. Es una frase de Pocahontas (1995).

A medio camino entre lo urbano y el rock, el artista arandino lleva tiempo consolidándose como una de las propuestas más emocionantes del panorama musical nacional. Tras publicar hit tras hit —por ejemplo, es el autor de la mencionada colaboración, o Trankis, con Aitana—, en noviembre pasado publicó su primer álbum, CHATO, un reflejo de lo bueno, lo feo y lo malo —como el wéstern de Sergio Leone— de su vida. Algo así toca de nuevo en Infancia Mal Calibrada (Universal Music Spain), EP que vio la luz el pasado 26 de septiembre y donde revisa sus primeros años, los de un chaval arandino que buscaba sin parar, entre otras cosas, actuar en el Sonorama Ribera, el festival de su pueblo. Este año, finalmente, consiguió ser cabeza de cartel. La mochila que ha cargado desde entonces es lo que han formado quien es hoy Barry B. En total, siete tracks en los que confluyen las guitarras y los sintetizadores —como en Monster Truck o Quieres autodestruirte conmigo— hasta lo más puro y emocional —con Gigante de Cristal o la balada, Victoria—.

La entrevista tiene lugar unas semanas después que salga el EP. Es lunes. Barry, o Gabriel, está reventado. A las 7 de la mañana ya estaba de promoción por la radio, promo que continúa a la hora de comer. Además, este fin de semana, dice, no ha descansado nada porque ha asistido una boda. Pese a las ojeras y el cansancio, ofrece la mejor de las caras a la hora de hacer una entrevista: la de abrirse, la de recordar. ¿La vida le ha dado muchas hostias? “Sí, alguna que otra. Ha habido algún palo, pero hay que vivir con ello y aprender. Creo que si no me los hubieran dado, no habría aprendido”, cuenta en uno de los sillones del UMusic Hotel de Madrid. La hostia más tocha fue literal: conduciendo. Hace unos años estuvo a punto de irse a México con una beca como ingeniero —estudió Ingeniería de Organización Industrial—, pero tuvo un accidente y se llevó tres vehículos por delante. El susto le quitó el carné, le dejó con antecedentes penales y sin beca. “Tuve que pagar el seguro de los otros tres coches durante mucho tiempo”, señala. En 2023 se libró de la multa cuando Rookies, canción que hizo de la mano del cantante y productor Ralphie Choo fue el telón de fondo de un anuncio de El Corte Inglés. Con el dinero que le sobró se fue a Disneyland.

Pese a que lleva encima de un escenario desde hace 15 años —cuando era adolescente tenía un grupo llamado The Girondines— el salto como Barry, comenzó, primero, en Aranda en 2019, y en Madrid dos años más tarde, cuando se mudó “por amor”, como apunta durante la entrevista. La cantante y compositora Gara Durán, con quien comparte los temas Puntería y El lago de mi pena, es su pareja. Sus compañeros de piso, a quien ya conocía, eran ni más ni menos que el ya mencionado Choo y Rusoswky, dos figuras clave del colectivo Rusia-IDK, que llevan por bandera el experimentar con los sonidos, su fusión —entre ellos también destacan nusar3000, DRUMMIE o TRISTÁN!—. Tanto Barry como Gabriel tenía el talento, también la determinación. Solo era cuestión de tiempo. De hecho, ya ha ganado hasta un Forbes. Ahora, por delante, tiene una gira por España y México. En Madrid, minutos antes de comenzar la entrevista, ha vendido su tercer Riviera. Él toca madera —literalmente, la madera de la mesa—. Lo más seguro es que no le haga falta.

Barry B en el UMusic
Barry B en el UMusic Hotel de Madrid, este lunes 13 de octubre. (Infobae España)

–Pregunta (P). La vida de pueblo, y sobre todo de ciudad pequeña, es muy diferente a la de ciudad. La gente que ha crecido ahí tiene un contacto con el alcohol o las drogas más temprano. ¿Qué relación tienes y has tenido con Aranda?

–Respuesta (R). Con Aranda, toda. Es mi vida. Todo lo que me ha hecho como persona, gran parte ha sido allí. He crecido allí hasta los 25. Mi manera de ver la vida, de relacionarme con las personas, con las sustancias, la he aprendido allí. Es un vínculo muy fuerte.

–P. ¿Cómo ha sido para ti tocar en el Sonorama este año? Porque estuviste hace como diez con el grupo que tenías.

–R. Sí, sí, sí. Heavy. Ha sido una manera de reconciliarme con Aranda. Todo el mundo dice que su sueño es hacer un concierto en el estadio de su ciudad, pero el estadio de mi ciudad es el Sonorama, el escenario principal. Es una de las mayores recompensas que puedo tener haciendo música.

–P. Aunque en Chato ya tocabas un poco el tema de tu infancia, ¿en qué momento decides plasmarlo aún más en el EP?

–R. En el momento en que hice Infancia mal calibrada. Fue el primer tema que hice, me salió del alma sin pensar ni siquiera en el EP. Luego eso vino más adelante. Desde ese momento empecé a ahondar en lo que soy, en mi pasado, en las movidas que me han pasado, en cómo me he tenido que enfrentar a ellas este año. Solo el hecho de pensar en tu pasado y reflexionar sobre él hace que te enfrentes un poco a él.

–P. También he leído que a principios de año dejaste el trabajo. ¿Cómo ha sido para ti estar tanto tiempo intentando compaginar las dos cosas?

–R. Pues al borde del ictus, la verdad. Es difícil, pero al final solo sé trabajar bajo presión. Llegar a casa y tener poco tiempo para trabajar en el disco [CHATO] hacía que saliera todo de una manera más explosiva, era mi forma de desahogarme, una especie de terapia. Dentro de lo malo, trabajar en intervalos cortos hizo que saliera todo más efectivo. Si no hubiera tenido el trabajo, a lo mejor no habría salido así.

–P. ¿Te imaginabas que algún día ibas a poder dejar el trabajo y dedicarte a esto?

–R. No. Siempre proyectas para que eso pase, pero nunca te imaginas el momento. Ha sido increíble. Ahora trabajo más que antes, pero en algo que me gusta.

–P. ¿Cómo diluyes la personalidad de Gabriel con la de Barry cuando compones o te subes a un escenario?

–R. Obviamente tienes que tener un alter ego que te ayude a enfrentarte al escenario, y ser tú mismo en casa, si no te vuelves loco. Todos tenemos muchas maneras de ser. No eres igual en el trabajo con tu jefe que de fiesta con tus amigas. Es así como es la vida y tienes que tener diferentes maneras de enfrentarte a las cosas. En un artista está más marcado porque vives de eso. Tienes que tener un alter ego que te ayude a enfrentarte a esas situaciones.

Barry B durante la promoción
Barry B durante la promoción de 'Infancia Mal Calibrada' (Hugo Pison)

–P. Hace cuatro años te mudaste a Madrid y empezaste a vivir con Raphie y con Rusowsky. ¿Alguna vez has sentido síndrome del impostor viviendo con ellos?

–R. Ellos lo sentían conmigo. Era trabajo colaborativo. Ellos son unos titanes.

–P. Sí, tú también.

–R. Gracias (rie). Ellos tienen una movida musical [Rusia IDK] acojonante, es una pasada. Pero me gusta enfrentarme a las cosas, competir, me lo tomé como un juego y al final ha resultado. He tenido síndrome del impostor, no solo por ellos, sino porque hay muy buenos músicos que no han llegado a nada y yo pensaba: “Yo que no soy tan buen músico, ¿cómo lo voy a conseguir?”.

–P. Claro, tú le dices a Rusowsky que llenaría un WiZink y hace seis meses no se lo creería.

–R. Es que [Daisy] es un discazo. Ha servido para todo lo que está haciendo. Es una locura.

–P. Yo os veo a un poco en la misma onda, aunque no hagáis lo mismo. También a Gara.

–R. Es que es gente que hace lo que quiere. Hacemos lo que queremos y ya está. Nunca hemos pensado en la industria. Se nos ha venido como una ayuda que hemos sabido aprovechar, pero al final ha sido un juego.

–P. Y como que tocáis muchos palos, hacéis muchas cosas, un poco generación collage.

–R. Sí, para eso está. Es muy fácil hacer collage. Tienes todos los instrumentos y la tecnología para hacerlo. Solo hay que saber, es más divertido.

–P. ¿Sientes que habéis cambiado el panorama musical español de los últimos años?

–R. Sí que veo un fenómeno cultural que se ha desarrollado a raíz de todo esto que estamos haciendo. Veremos si en el futuro se ve como algo diferente. Pero al final es una reacción a lo que había antes, donde no se experimentaba nada. De repente todos los chavales hemos experimentado. Todo es una reacción a lo que ya hay.

“'Yo pensaba que me había tocado Dios’ es el ejemplo de que estaba tan perdido y tan jodido por el curro que todo eso explotó"

–P. Al principio estabas más vinculado a ellos a nivel sonoro, y ahora tiras más al britpop, al rock. ¿En qué momento decides dar el giro?

–R. Yo siempre lo he tenido ahí. Tenía una banda de rock antes en Aranda, solo que por los estudios y tal lo dejé. El urbano me ayudó a meterme en Madrid, me dio casa y una escena que no conocía y que me gusta mucho. Aprendí muchísimo de la calle. Pero al final la cabra tira al monte y yo siempre había escuchado esa influencia inglesa del rock, del pop, del folclore americano... Todo eso lo tenía muy integrado dentro porque es lo que he escuchado toda la vida. Al final he salido por ahí, porque es lo que me sale natural.

–P. A lo largo de estos años has sacado música muy frecuentemente. ¿Era una necesidad creativa o una estrategia para llegar a más gente?

–R. No sé, siempre me había considerado artista por cabezonería. Decía: “Tengo que sacar canciones”. Y ya está, se sacaban. Luego decidí tomármelo en serio, hice Chato y dije: “Esta es la bala buena, vamos a vivir de esto bien”. Y ha pasado. He tenido la suerte de que haya pasado.

–P. Imagino que tendrás toda la libertad creativa que quieras.

–R. Sí, sí. Nunca me han puesto límites, ni entrando en Universal ni con mi mánager. Nadie me ha dicho cómo tengo que hacer las cosas. Las he hecho, se han aceptado, se han respetado y se han aupado. Ha sido todo natural. Quizás desde fuera este crecimiento tan grande parece un plan industrial, pero todo se ha dado de forma natural: los bolos, el crecimiento, el equipo. Lo que pasa es que ahora ha explotado gracias a los bolos y al EP. No ha habido nada forzado. Las canciones que he hecho han sido porque me han salido.

–P. No sé si eres mejor letrista, mejor productor o arreglista. Cuando haces las canciones, ¿eres consciente de que van a ser un temazo? Por ejemplo, Trankis es un temazo. Yo pensaba que me había tocado Dios es un temazo. ¿Cuando las escribes dices: “Lo voy a petar con esto”?

–R. No. Obviamente Trankis, ¿cómo no vas a pensar que lo va a petar si la cantas con Aitana? (risas). Dices: “Joder”. Es una puta suerte, una bendición. Pero Yo pensaba que me había tocado Dios es el ejemplo de que estaba tan perdido y tan jodido por el curro que todo eso explotó en la canción y en la letra. Mucha gente se ha sentido identificada porque es una canción de lloro y de querer salir adelante con lo que tienes. La gente se la ha llevado así y ha pasado lo que ha pasado. Ha explotado porque estaba hecha desde la rabia, la ira, la tristeza más absoluta y el lloro.

–P. ¿Hubo algún momento en el que dijiste: “Buah, compongo bien, valgo para esto”?

–R. Cuando estaba haciendo algunas canciones del disco. Tengo la suerte de tener gente que me lo dice: “Tío, esto está guapo”. El primer disco está compuesto por mí, algunas canciones también producidas por mí. Ahí me di cuenta. Luego, trabajando para otra gente, haciendo letras, han molado las canciones. Es algo que sale solo, es una manera de desahogarme. De hecho, hablando contigo me expreso peor de lo que me sale al componer, porque escribir es una fuerza rara, sobrenatural. Es mi terapia, una manera de vomitar todo lo que tengo dentro.

–P. He leído que en ¿Quieres autodestruirte conmigo? metes la voz de Charli XCX distorsionada y decías que no sabías si era legal o no.

–R. No se por qué lo digo, de verdad, soy gilipollas (ríe).

Barry B durante la promoción
Barry B durante la promoción de 'Infancia Mal Calibrada' (Hugo Pison)

–P. ¿Hay algo que metas en las canciones que la gente no se esperaría? ¿Algún recurso raro?

–R. Eso fue lo más raro, pero no suelo hacer cosas así. Meto muchos glitcheítos, pitcheos, arreglitos pequeñitos que no se notan, pero dan valor a la canción. Algunos arreglos son gritos que no te esperas y eso les da el efecto Barry. Pero por lo demás, arreglos normales.

–P. Iba a decirte que los gritos que metes en las canciones, como el “cucucú” de Infancia Mal Calibrada son el ejemplo...

–R. Sí, de motivación.

–P. Son un poco tu seña.

–R. Lo hago porque me gusta tanto cantar en directo que quiero que la gente grite esas cosas. Me gusta que todo el mundo esté ahí: “¡Uh!”. El rock lo veo como comunidad. Siempre me lo imagino como esas tabernas medievales, todos y todas: “¡Eh!” [procede a imitar el jaleo de un bar]. Me gusta eso. Lo que me gusta de la música es que todo el mundo deja de ser uno mismo para ser parte de algo. Es necesario en la época en la que vivimos, donde solo nos preocupamos por las fotos de redes sociales y mierdas así. No tienen tanto valor como estar reunidos todos a una, que es lo único que hace falta, porque nos vamos a morir igual.

–P. Hablabas antes de irte a Disneyland. He visto que Disney tiene gran presencia en tus canciones: en Rookies, por Hércules [Novatos, en inglés. “Rendirse es para novatos”, dice una de las frases de la cinta de 1997]; En Infancia mal calibrada metes los coros de Nunca Jamás, ¿verdad?

–R. Sí, el grito de auxilio del niño del País de Nunca Jamás.

–P. Y en Yo pensaba que me había tocado Dios, Pocahontas.

–R. Sí, sí (ríe).

–P. No sé si la gente se espera eso de ti por la imagen de duro que das.

–R. Porque sé pegar puñetazos, pero por lo demás soy súper normal y solo intento querer. Me gusta el amor. Tengo rabia, pero me gusta el amor y que los finales sean felices. Los finales de Disney suelen terminar bien y me gusta ver ese tipo de cosas. Creo en el amor. Y creo que la única manera de mover las cosas en el mundo es el amor. Intento expresarlo en las canciones, al margen de que luego haga alguna tontería.

–P. Hablando de sensibilidad, Victoria yo creo que es la más honesta del EP. Percibo mucha sensibilidad de Gara, sobre todo a nivel acústico, porque la cantas con la guitarra. ¿Has ganado esa sensibilidad sonora con los años?

–R. Sí, gracias a ella, sí. Me enseña canciones que vienen del folclore o de arreglos más sentidos y bonitos. He aprendido muchísimo. Antes solo escuchaba macarradas. Bueno, escuchaba de todo, pero no aprendía a tocarlas ni a incorporarlas a mis canciones hasta hace relativamente poco. En Chato ya florecía un poco eso. Es un aprendizaje, y creo que va con la edad. De pequeño eres más travieso, te atreves a probar, y a medida que creces te calmas. Va con la música y con tus gustos.

Gara Durán y Barry B
Gara Durán y Barry B en 'El Lago De Mi Pena'. (Universal Music Spain)

–P. Siempre digo esto de Gara, pero cuando canta es como: “Ha bajado un ángel y nos ha cantado a todos”.

–R. Tiene algo dentro. Tiene esa voz que te parte, te revienta. Consigue partirte.

–P. Estuve en el concierto que hizo el viernes [en la Sala B de Madrid]. Fue increíble, la verdad.

–R. Joer. Cuando escucho cantar las canciones de Gara a tanta gente, flipo en colores.

–P. Sí. Y el primer sold out y todo...

–R. Va a ser increíble. Estoy totalmente seguro que lo va a petar. Lo tiene dentro, aunque ella intente luchar contra esa cualidad, la cualidad ganará. Lo tiene dentro. Ella no lo sabe, pero lo tiene. Siempre digo que es como Akira, que tiene un gran poder que no quiere mostrar, pero cuando lo muestra...

–P. Hablando de Gara, habéis sacado dos canciones juntos. ¿Os habéis planteado sacar un EP o algo así?

–R. Pues ayer, te lo juro, yendo en coche volviendo de Aranda, dijimos: “De mayores molaría tener un grupo”. Rollo Fleetwood Mac, hacer algo así los dos. Siempre nos salen canciones muy chulas cuando estamos juntos. Y hacer una gira con tu pareja tiene que molar. Nos complementamos muy bien al componer.

–P. He leído que te gusta mucho el cine. Pareces sacado de una peli de The Gentlemen de Guy Ritchie, o de The Nice Guys, o en alguna de Tarantino.

–R. Sí, esas son las películas que veo. Me gusta el lenguaje de la calle y los aprendizajes que da antes que la educación normal. Todo el mundo debería aprender un poco de eso. Por eso el underground mola tanto, porque cuenta las cosas como son.

–P. Por cierto, muchas felicidades por el tercer sold out en la sala La Riviera.

–R. Ahora mismo ha sido, sí. Es súper heavy. Toco madera.

–P. También vienes de una gira tochísima de verano. Te pasas a México otra vez. ¿Cómo estás viviendo todo esto? ¿Sientes que te ha venido muy deprisa esta última etapa?

–R. Es lo que te he dicho antes: desde fuera puede parecer que ha ido ultrarrápido, y lo ha sido. Pero estábamos preparados por si pasaba. Tengo un equipo, una familia y una pareja que siempre hacen que tenga los pies en el suelo, que es lo importante. Me lo tomo como un trabajo. Es un indicador de que las cosas van bien. Como quien tiene una pastelería y de repente vende seis mil pasteles en un día: es porque los pasteles están buenos y ya está. Las canciones han hablado.

Barry B, ganador del premio
Barry B, ganador del premio Forbes Best Next Gen Music Creator 2025.

–P. Hace nada has ganado un Forbes [Best Content Creators 2025]. ¿Cómo fue? ¿Te llamaron y te dijeron: “Has ganado un Forbes”?

–R. A alguien le caía muy bien. A mí me llegó y ya está. Te lo juro, me llegó un: “Estás nominado, tal, no sé qué, has ganado un Forbes”. Vale.

–P. Y allí estuviste recogiendo el premio, ¿no?

–R. Sí, a “Nuevo Futuro de la Música” o algo así. [Best Next Gen Music Creator]

–P. Los premios tienen que empezar a llegar de alguna forma, ¿no? Pues mira, si es un Forbes...

–R. Sí. Yo pensaba que me la iba a sudar, pero cuando lo recibí me gustó. Dije: “Gracias”. ¡Buah! Nunca está mal que te reconozcan el trabajo. Un “gracias” en forma de premio mola.

–P. ¿En qué punto dirías que estás ahora en tu carrera?

–R. Ensayando mucho, mejorando el show, incorporando las canciones nuevas al directo, inspirándome, escuchando mucha música, viviendo cosas para contar. A lo mejor me voy a América a ver toda la movida de Nueva Orleans y de dónde viene la música. Me gustaría. Y poco más: inspirándome, relajándome siempre que puedo y trabajando mucho. Es trabajar, hacer bolos y ensayar.

–P. Y si tuvieras al Barry pequeño delante, ¿qué le dirías?

–R. Nada. Que haga su vida, porque seguro que si le digo algo, la lío. Que aprenda y ya está. Si no me hubiera llevado todas las decepciones que me he llevado y vivido lo que he vivido, no estaría aquí hablando contigo.

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