
Cuando le preguntan a Kidd Keo por qué sus fans lo identifican con la figura de un gorila, él sonríe y hace referencia a los amigos que le acompañan, algunos de ellos desde que eran pequeños. “Somos gorilas porque somos una manada, somos oscuros y una tribu en la selva, que es como la calle”. Ser gorilas es, también, una actitud: un ser unos “echados pa’ lante”, dentro y fuera “del entorno hostil en el que te tienes que criar cuando te mueves en ciertos ambientes... como hombre”.
Ahora bien, cómo toda esa experiencia acumulada puede trasladarse a la música es algo más complicado, reflexiona el artista. Kidd Keo es uno de los máximos exponentes del trap en España. Popularizado por los singles que subía en su canal de YouTube, su figura se hizo popular de la noche a la mañana a mediados de la década pasada. Él tenía 19 años.
“Al final, la música es una proyección”, reflexiona. “Yo soy transparente, soy lo que ves, pero... ¿cuánto puedes ver de mí si no me conoces? La gente conoce partes de mí que yo doy a ver y se puede hacer una idea de como soy, pero en la música tengo canciones superfuertes y superagresivas y tengo canciones que son muy sentimentales. Soy todas esas cosas porque soy una persona profunda“.

“Un disco de las que no iban a salir antes de las que sí van a salir”
Este fin de semana, Kidd Keo lanza BBZ_TRASHTAPE, un nuevo álbum que tiene la particularidad de estar hecho de canciones que, en un primer momento, decidió descartar de álbumes anteriores. “El sonido tampoco pretende ser comercial ni pretende gustar más o menos”, advierte. Durante muchos años, una vez hechas las canciones que le salían de dentro (es así como explica que crea cada uno de sus singles), toca decidir y “pensar en el business”, ver si riman con otras y si hay un concepto que permita pensar en un futuro disco.
De este modo, TRASHTAPE puede recordar a trabajos de otros artistas como Bad Bunny con su álbum Las que no iban a salir. A estas alturas de su carrera, ya no le preocupa que la gente pueda entender menos sus canciones porque están en otro idioma, que a la gente les parezcan mejores o peores por si no son tan melódicas. “Y eso me hace sentir bastante orgulloso”, reconoce, y añade: “Porque, además, sé las canciones que hay por ahí, sé los temas que tengo que sacar... o sea, es un disco de las que no iban a salir antes de que escuchéis, las que sí van a salir”.
Las ventajas de ser polifacético
Definir este nuevo álbum, por lo tanto, debe hacerse por partes. Por un lado, es un regreso a los orígenes, al “trap para mi público y para mí”, como se expresa él. Un proyecto en el que ha trabajado mucho para darles videos a cada uno de sus temas, y que incluso ha incluido canciones que hace años se filtraron y que muchos de sus seguidores esperaban desde entonces, como Seventeen.
Lo mismo ocurre con algunas de las colaboraciones que encontramos en el disco, hechas con amigos de otros países que forzaban a que las letras, en la mayoría de los casos, fueran en inglés, un idioma que genera menos ‘rendimiento’ que el castellano. “No es un disco pensado en hacer números o sonar en la radio. No entra dentro del concepto”, resalta.
Por otro lado, TRASHTAPE es la antesala de otros trabajos que ya están en el disparadero, y que podrían llegar mucho antes de lo que podríamos pensar en un primer momento: “La gracia de todo esto es que yo quiero sacar esto y a los dos meses deciros: ‘¡Mirad esto!’ Y que la gente reconozca que una cosa no tiene nada que ver con la otra". TRASHTAPE es, por lo tanto, el primer paso de un artista que reconoce el ser polifacético como su punto fuerte. “Tengo mucho que ofrecer”, afirma Kidd Keo, seguro de sí mismo.
Educar al público
Durante la entrevista, el artista también comenta el valor que puede tener seguir este tipo de estrategias en la industria musical actual. “Hoy en día todo se mueve por TikTok”, analiza, “todo va supercomercializado”. Su disco es, en ese sentido, un acto de rebeldía, si bien es consciente de que “otros artistas no pueden hacerlo”, no solo por la magnitud de su figura, sino también “porque han educado a su público de otra forma”.
Esta libertad es, por lo tanto, el fruto recogido tras años probando cosas nuevas, experimentando y no temiendo a lo distinto. “Que luego saqué una hostia en Instagram e hizo tres millones y medio de visitas”. El éxito de las canciones es incierto, y eso puede ser frustrante a veces, algo que Kidd Keo ha experimentado más de una vez.
“Nunca en la vida he puesto un objetivo por encima de mi interés en hacer música”
Pero, ¿es difícil tener esa libertad en el mundo de la música? “No lo sé”, dice el cantante, para luego asegurar que para él no lo es, pero que desconoce como puede ser para otras personas. “También te digo”, continúa, “si yo no hiciera esto (TRASHTAPE), a lo mejor tendría 15 millones de oyentes mensuales”. No obstante, eso nunca ha sido suficiente para no hacer lo que ha querido. “Nunca en la vida he puesto un objetivo por encima de mi interés en hacer música”, asegura.
Con todo, admite que en ocasiones su objetivo ha sido duplicar oyentes mensuales, algo en lo que también es bueno moverse por registros distintos: ”Si solo supiera hacer una cosa, a lo mejor no sabría qué hacer y me iría para abajo, pero como hago otras músicas de repente te saco un tema de amor y hago 100 millones de visitas".
El equilibrio entre ser Joaquín Sabina o comprarse el Bugatti de Bad Bunny
“El equilibrio es lo que yo deseo”, sentencia Kidd Keo. “Simplemente, entro al estudio y lo mismo una cosa que la otra”. Y sí, puede que el precio de esa autenticidad sea no poder “comprarse el Bugatti de Bad Bunny”, pero cuando le preguntamos qué coche tiene él, responde a carcajadas: “Tengo cinco”.
Bromas aparte, hace falta aun tiempo y perspectiva para analizar cuáles son las consecuencias de tomar o no tomar riesgos. “En el colegio no se escuchaba Led Zeppelin”, pone de ejemplo: “Se escuchaba Raphael. Tampoco se escuchaba a Sabina. Joaquín Sabina era el Kidd Keo cuando Raphael estaba sonando y era Quevedo”. Insiste en que no es algo que pretenda criticar, sino que simplemente es una realidad que le empuja, al menos en su caso, a “mantenerme serio, hacer las cosas serias y puras y hacerlo bien, porque al final eso es lo que perdura”.
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