Collin Farrell se convierte en ludópata en una película para Netflix: “Por suerte mi adicción solo dañó mi cuerpo y mi cerebro, no mi cuenta bancaria”

El intérprete ha presentado en el Festival de San Sebastián la nueva película del director de ‘Cónclave’, basada en una novela de Lawrence Osborne y ambientada en Macao

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Colin Farrell en la rueda
Colin Farrell en la rueda de prensa de presentación de 'Maldita suerte', en el Festival de San Sebastián

El retrato de la autodestrucción y el exceso ha marcado una de las jornadas del Festival Internacional de Cine de San Sebastián con la presentación de Maldita suerte, película original de Netflix protagonizada por Colin Farrell.

El actor irlandés, conocido por su intensidad interpretativa, se ha sumergido en el papel de un ludópata al borde del colapso en el nuevo trabajo de Edward Berger, en el que explora los abismos de la adicción y la alienación en el entorno opulento de Macao.

Una película tan excesiva (o más) que su personaje

La caracterización de Farrell en esta cinta resulta llamativa: bigote, trajes de colores vivos y un pañuelo al cuello, su personaje transita la pantalla en un estado de frenesí constante, alternando gritos, sudor y vómitos en una interpretación que roza la aniquilación física y filosófica.

Si los premios Oscar valoraran la cantidad de energía desplegada en pantalla, el actor podría aspirar a su primer galardón, aunque, en este caso, el exceso interpretativo encuentra justificación en la naturaleza del personaje. No ocurre lo mismo con la película en su conjunto, que recurre a una estilización agresiva y pretenciosa que pronto revela un trasfondo vacío.

Colin Farrell en 'Maldita suerte'
Colin Farrell en 'Maldita suerte' (Netflix)

Edward Berger, responsable de títulos recientes como Sin novedad en el frente (2023) y Cónclave (2024), sitúa la acción en los casinos de Macao, donde el protagonista huye de sus acreedores y de sí mismo.

El director convierte la región china en un personaje más, con sus torres imponentes, luces de neón y una opulencia que parece de otro mundo. Sin embargo, incluso este escenario termina por perder interés cuando se hace evidente que la película carece de un mensaje sólido, limitándose a una sucesión de escenas apenas conectadas cuyo único propósito es prolongar la duración del metraje.

El pasado de adicciones de Colin Farrell

Durante el encuentro con la prensa, Colin Farrell abordó abiertamente su experiencia personal con las adicciones, un aspecto que ha influido en la construcción de su personaje. “Mi historia de adicto es bien conocida”, declaró el actor, quien luchó contra la dependencia de las drogas y el alcohol hasta 2008.

“Por suerte no he sido adicto al juego, y mi adicción solo dañó mi cuerpo y mi cerebro, no mi cuenta bancaria. Encontré su vaivén interno en su egomanía, en su uso de los demás para su propio beneficio. Es un tipo despreciable”, afirmó Farrell. A pesar del esfuerzo del actor por dotar de vida a su personaje, es difícil empatizar con él en la película.

Maldita suerte está basada en el libro del novelista y periodista británico Lawrence Osborne titulado The Ballad of a Small Player, seleccionada por The New York Times como uno de los mejores libros de 2014.

En cualquier caso, Farrell se encuentra en un estupendo momento dentro de su carrera: la semana pasada se estrenó en cines Un gran viaje atrevido y maravilloso, su segunda colaboración con el director Kogonada tras esa joya de ciencia ficción que fue After Yang. Ademas, ha estado nominado a los Premios Emmy por su interpretación en la serie de HBO Max, El Pingüino, que se inserta dentro del Universo DC.

Maldita suerte, se estrenará en Netflix el próximo 29 de octubre y acompañan en el reparto a Farrell intérpretes asiáticos como Fala Chen, Deannie Yip y la siempre ubicua Tilda Swinton.