Joachim Trier, el director de ‘La peor persona del mundo’, regresa con ‘Valor sentimental’: por qué amas u odias sus películas

El director noruego ganó el Gran Premio del Jurado en Cannes y se postula como uno de los candidatos a los premios Oscar con su nueva propuesta, protagoniza por Renate Reinsve

Guardar
Tráiler 'Valor sentimental'

Joachim Trier, ese director que alcanzó la fama mundial con La peor persona del mundo (que era una mujer, cómo no) y que se convirtió, de repente, en uno de los directores europeos más considerados.

Hay que decir que, sus anteriores películas, pasaron bastante desapercibidas, aunque su segunda obra, Oslo, 31 de agosto, fuera bien recibida. Sin embargo, El amor es más fuerte que las bombas, protagonizada por Jesse Einseberg, Isabelle Huppert y Gabriel Byrne, ya demostró que resultaba de lo más pretencioso, que tendía al subrayado y que su cadencia era bastante tediosa.

La peor persona del mundo, al parecer, lo resarció de todo eso. De ella se dijo que era inteligente, sofisticada y que suponía una reinvención en torno a la comedia romántica contemporánea... cuando, en el fondo, encerraba un poso de misoginia bastante perturbador.

Ahora ha presentado en la sección Perlak del Festival de San Sebastián su última película, Valor sentimental (Sentimental Value), que ganó el Gran Premio del Jurado del pasado Festival de Cannes o, lo que es lo mismo, estuvo a punto de ganar la Palma de Oro, que fue a parar al director iraní disidente del régimen de su país Jafar Panahi por Un simple accidente.

Stellan Skarsgard y Renate Reinsve
Stellan Skarsgard y Renate Reinsve en 'Valor Sentimental', de Joachim Trier

Desde Cannes se hablaron maravillas de Sentimental Value. Recopilemos de nuevo adjetivos y frases enfáticas: “un drama bergmaniano sobre las relaciones paterno filiales”, “la película más madura del director“, “brillante”, “deslumbrante”, “conmovedora”.

A favor o en contra del cine de Joaquim Trier

Desde luego, el director ha conseguido tener su cuota de público fiel. Pero, tras su paso por San Sebastián, después de la euforia de Cannes, han sido muchas las voces que no han estado tan de acuerdo con todos estos calificativos que se hicieron en ese momento. En resumen, la película... puede parecer pretenciosa, aburrida, inane, inflada.

Valor sentimental empieza con una escena maravillosa en la que una actriz (Renate Reinsve) se enfrenta a un estreno teatral y convoca todos sus fantasmas a la hora de salir al escenario, sufriendo un autentico ataque de pánico.

Lo que sigue después es la historia de una casa o, más bien, de toda la familia que la ha ocupado a lo largo del tiempo hasta llegar a la actualidad en la que, en la actualidad, dos hermanas (la que encarna Renate y la verdadera revelación del film, Inga Ibsdotter Lilleaas), se enfrentan a la muerte de su madre y al reencuentro con un padre ausente, que además es director de cine (Stellan Skarsgard en el papel definitivo de su carrera) que, tras abandonarlas comenzará una especie de acercamiento con intenciones cuestionables y no se sabe si interesadas, quizás porque se siente culpable y ha escrito un guion, de estirpe autobiográfica, para que lo protagonice su hija.

Entre Bergman y Chéjov

El planteamiento tampoco tiene mucho misterio. Relaciones padre hija lastradas por la incomunicación. Pero, el director, como no podía ser de otra manera, las infla de trascendencia y las convierte casi en una obra épica cuyo sentido se pierde por el camino con tanta referencia a Ingmar Bergman y Anton Chéjov.

Un fotograma de 'Persona', a
Un fotograma de 'Persona', a la que remite Trier en su película

Al final, lo más interesante de la película, la perspectiva de la propia casa, se pierde por el camino, como si fuera una excusa caprichosa para desencadenar los tremendos traumas de los personajes.

A Joachim Trier le va la intensidad, pero es una intensidad un poco impostada, como de IKEA (una observación que me hizo una amiga y con la que coincido). No hay, en realidad, aristas, todo está prefabricado y maximizado para generar una empatía con los personajes, algo que resulta complicado porque no pueden estar más fuera de la perspectiva del ciudadano de a pie. En definitiva, Valor sentimental es una película pija y ‘autocondescendiente’. Eso sí, ofrece una interpetación de Oscar (esperemos) del gran Stellan Skarsgard.