Maluma tenía razón: los pediatras desaconsejan llevar a bebés a conciertos y festivales porque puede “provocar daños irreversibles”

La Asociación Española de Pediatría explica cómo este tipo de espectáculos superan con creces el máximo de decibelios que los más pequeños pueden tolerar

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Fotografía de un concierto de
Fotografía de un concierto de Maluma junto a otra de un bebé en la consulta de un médico.

La popularidad que han alcanzado los conciertos como un evento al que asistir ha provocado un auge cada vez mayor de espectáculos musicales con público de todas las edades. Sin embargo, esta tendencia puede tener también su contrapartida si los asistentes desconocen la naturaleza de estos shows y toman decisiones a priori inofensivas como llevar a sus hijos más pequeños, sin saber el riesgo que ello conlleva.

La cuestión se ha puesto en boga después de que se hiciera viral la interrupción del concierto del artista colombiano Maluma, cuando el artista recriminó a una madre por haber llevado al bebé al concierto. “¿Usted cree que es una buena idea traer un bebé de un año a un concierto donde los decibelios están en la puta mierda, donde el sonido está durísimo?“, le espetaba el artista, desatando una oleada de comentarios a favor y en contra de su reacción.

El paisa se sintió incómodo al recordar que no haría eso con la pequeña París - crédito @gerudito/IG

A favor del mensaje de Maluma parece que estaría la Asociación Española de Pediatría (AEP). Este viernes, esta institución, que representa a cerca de 13.000 pediatras en nuestro país, ha publicado un comunicado alertando sobre el riesgo grave de daño auditivo en bebés y niños que los conciertos y festivales para adultos pueden provocar.

“Llevar a bebés y niños pequeños a conciertos, festivales o cualquier evento con altos niveles de ruido supone un grave riesgo para su salud auditiva”, señalan desde el Comité de Salud Medioambiental de la AEP. “En espectáculos de música en vivo diseñados para adultos, las mediciones habituales muestran que el sonido alcanza entre 110 y picos de 130 decibelios (dB) cerca de los altavoces, niveles suficientes para provocar daño auditivo irreversible en cuestión de segundos”.

El máximo de ruido que pueden tolerar

Según la asociación, el oído de bebés y niños pequeños es especialmente vulnerable: “Sus estructuras auditivas aún están en desarrollo y carecen de mecanismos de protección frente a la intensidad del sonido”. De hecho, organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud advierten de que la población infantil no debe exponerse a más de 85 decibelios durante más de una hora (“una conversación normal alcanza unos 60 dB”), y que a partir de 70 dB la exposición prolongada ya puede acumular riesgo de daño.

Lesiones difíciles de identificar y de tratar

Las lesiones auditivas pueden resultar difíciles de identificar, sobre todo en el caso de los lactantes. “Los efectos de una sobreexposición al ruido no siempre son inmediatos ni fáciles de reconocer. No pueden comunicar molestias como pitidos o pérdida de audición temporal”. Por ello, la recomendación incluye prestar atención a signos como llanto inconsolable, sobresaltos excesivos, parpadeo frecuente, apatía o falta de respuesta ante sonidos habituales. Las consecuencias del trauma acústico pueden ser severas: se citan la pérdida auditiva temporal o permanente, los acúfenos y el daño neurosensorial irreversible entre las secuelas posibles de una exposición breve pero intensa a estos ambientes.

“Lactantes y preescolares no deberían asistir a conciertos de adultos, incluso aunque porten protección auditiva, ya que el riesgo de daño es elevado”, concluyen desde la AEP. Para los escolares, solo debería contemplarse la asistencia si el evento está adaptado (volumen controlado, zonas seguras) y se cumplen “estrictamente todas las medidas de protección”. En adolescentes, se insiste en el uso de protección, respetar los tiempos de exposición, evitar la cercanía a los altavoces y limitar la frecuencia de estas experiencias.

Por último, desde el Comité ofrecen diez recomendaciones para proteger la salud autivida infantil:

Decálogo de prevención auditiva infantil

  1. Evitar la exposición: no llevar a lactantes ni preescolares (menores de 6 años) a conciertos de adultos, discotecas, festivales o eventos con alto volumen (incluidos fuegos artificiales cercanos). Si la asistencia de un niño mayor (a partir de edad escolar, aproximadamente >6 años) fuera inevitable, asegurarse de que pueda comunicar molestias y colaborar con las medidas de protección y, adicionalmente:
  2. Usar orejeras específicas para su edad, nunca tapones pequeños por riesgo de atragantamiento.
  3. Mantener al menos 30 metros de distancia de los altavoces y situarse en zonas laterales.
  4. Limitar la permanencia en entornos con niveles sonoros superiores a 85 dB a un máximo de 30 o 60 minutos.
  5. Alternar la estancia con zonas tranquilas para permitir que el oído descanse.
  6. Medir el sonido con aplicaciones fiables para conocer la exposición real.
  7. Evitar recintos cerrados o con mucha reverberación donde el sonido se amplifica.
  8. Observar al niño durante y después del evento, vigilando signos de incomodidad o cambios en su respuesta a los sonidos.
  9. Consultar al pediatra si se detectan cambios en la audición o en la conducta relacionados con el sonido.
  10. Informar a familiares y cuidadores sobre los riesgos del ruido elevado y las medidas de prevención.