Fue una de las batallas más grandes del cine y se rodó más 20 años antes de ‘La Odisea’ de Christopher Nolan: “No hubo dobles, lo hicieron todo ellos”

Protagonizada por Brad Pitt, Eric Bana o Brian Cox entre otros, esta película adaptaba uno de los grandes poemas épicos

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Imagen de 'Troya'
Imagen de 'Troya'

Hace más de dos décadas, mucho antes de que Christopher Nolan se pusiese a rodar La Odisea y con ella varias escenas de la Guerra de Troya, una superproducción de Hollywood llevó a la pantalla una de las epopeyas más significativas de la literatura universal y redefinió el género bélico en el cine moderno. En el vigésimo primer aniversario de Troya, la monumental película dirigida por Wolfgang Petersen, su legado sigue vigente por el impacto de sus secuencias de batalla y la autenticidad de sus protagonistas.

La película, estrenada a mediados de los años 2000, adapta La Ilíada de Homero con una ambición visual poco frecuente. Wolfgang Petersen, reconocido anteriormente por Das Boot, La historia interminable y Air Force One, asumió la tarea de traducir a imágenes una narración épica, repleta de duelos singulares, desembarcos y enfrentamientos masivos. La cinta, con una duración de dos horas y media, presenta una serie continua de episodios bélicos, convirtiendo cada escena en parte de una gran confrontación.

Una de las secuencias más recordadas es el desembarco de los mirmidones bajo el liderazgo de Aquiles, interpretado por Brad Pitt. Apenas ha amanecido cuando el estruendo de las campanas despierta a la ciudad de Troya. Desde las murallas, el príncipe Héctor (Eric Bana) observa la llegada de la flota griega. En el horizonte, una embarcación se adelanta: a bordo, los mirmidones preparan sus armas y avanzan con ímpetu hacia la arena, dirigidos por Aquiles, que expresa la determinación y la fiereza del mito.

Wolfgang Petersen recordó la intensidad de estos momentos durante una entrevista en 2004. “Lo hicieron todo ellos mismos, no hubo dobles de acción implicados, se enfrentaron con ferocidad”. El director confesó que la responsabilidad de rodar tal escena con estrellas de la talla de Brad Pitt y Eric Bana resultaba abrumadora, no solo por el riesgo físico sino por la presión de adaptar una de las historias más influyentes de todos los tiempos.

Brad Pitt en 'Troya'
Brad Pitt en 'Troya'

Un rodaje complejo

La realización de estas secuencias implicó una planificación minuciosa. Petersen apostó por rodar los combates con claridad y realismo, acentuando tanto la crudeza de la lucha como la coreografía de sus movimientos. El relato fluye gracias a una edición que evita distracciones, permitiendo que el espectador siga el pulso de la batalla, mientras la banda sonora de James Horner refuerza la tensión y la gloria de cada instante.

El duelo entre Aquiles y Héctor representa el cénit físico y emocional de la película. Esta escena, grabada por los propios actores sin dobles, otorga una autenticidad inusual en las grandes producciones. Petersen subrayó el temor que le generaba orquestar un encuentro tan intenso y relevante. “Estaba aterrorizado ante la idea de organizar una escena así con semejantes celebridades, y también por la magnitud global del proyecto y la responsabilidad de adaptar una obra tan influyente”, reconoció el realizador.

Troya se compone de una cadena de momentos memorables: el desembarco inicial, el choque frontal de ejércitos, la estratagema del caballo de madera y cada batalla intercalada con encuentros personales entre sus protagonistas. Los diálogos y las subtramas personales contribuyen a la construcción de un relato en el que la acción y el drama se alternan de forma intensa.

La dirección escénica, la interpretación de sus actores y la música consiguen que tanto los grandes enfrentamientos como los duelos individuales mantengan la atención y el interés. La película equilibra la espectacularidad visual y la tensión narrativa, consolidándose como un referente del cine épico en el siglo XXI. Veintiún años después de su estreno, A la espera de lo que haga Nolan con La Odisea, Troya sigue fascinando por la magnitud y detalle de sus batallas, la entrega de su reparto y la ambición de su propuesta cinematográfica.